La agitación interna ha convertido este Día de Conmemoración del Holocausto en un día como ningún otro, dijo el presidente Isaac Herzog en su discurso durante la ceremonia oficial de estado en Yad Vashem el lunes por la noche.
El discurso de Herzog se pronunció en el contexto del debate sobre la reforma judicial en curso que se está librando en Israel y la división política cada vez mayor, que abordó en sus comentarios de apertura, diciendo que ” este día conmemorativo no se parece a ningún otro. Este año, los sentimientos son duros y los hombros están encorvados como para dar fe del peso de la discordia que se cierne sobre nosotros”.
Un país dividido, unido por el dolor
“Actualmente estamos celebrando 75 años del renacimiento israelí. Setenta y cinco años de victoria, en los que el Estado judío y democrático de Israel, y la sociedad israelí, su estrecha espalda, se paran y declaran ante el monstruo nazi y aquellos que seguirán su camino. , aun en esta generación: no nos vencerás”.
presidente isaac herzog
Continuó apelando a los ciudadanos de la nación a “dejar estos días sagrados… por encima de toda disputa; unámonos todos, como siempre, en asociación, en el dolor, en el recuerdo”.
Durante su discurso, Herzog destacó el abuso de la “ciencia” por parte de los nazis para justificar sus crímenes al contar la historia de Siegbert Rosenthal y Sarah Bomberg-Birenzweig, dos de los 86 judíos que fueron asesinados como parte de un plan nazi para establecer un museo. “de cráneos y esqueletos de una raza extinta” en la Reichsuniversität Strasburg en Francia.
“El museo de calaveras y esqueletos de una raza extinta reflejaba cómo, con una crueldad espeluznante, los nazis también pensaban en el día después. El día en que no quedaría ningún judío vivo en ninguna parte de la tierra”, continuó diciendo Herzog. Se suponía que este museo proporcionaría una respuesta a la pregunta de cómo el mundo, “limpiado de judíos”, recordaría a esta raza extinta: “Fue el final de la Solución Final”.
Sin embargo, el espíritu del pueblo judío triunfó sobre la depravación de los nazis, continuó.
“Con coraje humano y ayuda divina, triunfó el espíritu; el espíritu de nuestro pueblo, que se levantó con las alas llenas de cicatrices desde las espantosas profundidades del Holocausto. Fue este espíritu el que triunfó”, dijo el presidente.
“El milagro de nuestro renacimiento hace 75 años fue la victoria de la luz sobre la oscuridad. Surgimos del polvo y las cenizas. La mancha amarilla dio paso a la bandera de Israel. Los hornos dieron paso a los fuegos de la creatividad y la construcción”, dijo Herzog. .
Un pueblo, nunca enemigos
La descripción detallada de Herzog de los crímenes nazis, a los que llamó repetidamente “un mal sin precedentes”, sirvió como telón de fondo para su sincera advertencia a los ciudadanos de Israel de que no hicieran ninguna comparación o equivalencia con ellos. “Para el monstruo nazi, las opiniones dentro de nuestra nación no suponían la menor diferencia. Ninguna de las ideologías, creencias o formas de vida, ninguna de las diferencias o variedades dentro de nuestro pueblo, tenía ningún significado”.
“En el punto culminante de este día sagrado, parece que incluso lo obvio debe ser declarado: para el monstruo nazi, las opiniones dentro de nuestra nación no hicieron la menor diferencia. Ninguna de las ideologías, creencias o formas de vida, ninguna de las diferencias o variedades dentro de nuestro pueblo, no tenían ningún significado”, dijo el presidente.
“Actualmente estamos celebrando 75 años del renacimiento israelí. Setenta y cinco años de victoria, en los que el Estado judío y democrático de Israel, y la sociedad israelí, su estrecha espalda, se paran y declaran ante el monstruo nazi y aquellos que seguirán su camino. , incluso en esta generación: no nos vencerás.
“Para hermanas y hermanos, somos. Sí, hermanos que saben discutir y estar en desacuerdo. Pero nunca enemigos. Nunca enemigos. Somos un solo pueblo, y un solo pueblo permaneceremos, unidos no solo por una historia dolorosa sino también por nuestro futuro y destino compartidos y llenos de esperanza”.
Cerró su discurso llamando a Israel “una nación que, mientras aún respire, continuará marchando y proclamando: ¡Hineni! ¡Estamos aquí! ¡Aquí! ¡Todavía vivimos! ¡Am Yisrael Chai! ¡El Pueblo de Israel vive!
“Que los recuerdos de nuestros hermanos y hermanas, víctimas del terrible Holocausto, sean preservados y atados en el corazón de nuestra nación, de generación en generación, para siempre”.
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