31 de mayo de 1962: muere ahorcado Adolf Eichmann, el jerarca nazi responsable del Holocausto

Como otros dirigentes alemanes, Adolf Eichmann había conseguido huir con una identidad falsa al final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el Mosad lo encontró en 1960 en Argentina y lo llevó a Israel, donde fue condenado por crímenes contra el pueblo judío. Por:
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Adolf Eichmann nació en 1906 en Solingen, Alemania. Se formó como ingeniero mecánico y se desempeñó como agente comercial hasta que la Gran Depresión arrasó la economía europea. Tras entrar en contacto con grupos paramilitares de derechistas veteranos, se unió a las SS y al Partido Nazi de Austria, adonde se había trasladado con su familia. Su capacidad para coordinar la emigración y deportación de judíos le sirvió para ascender hasta teniente coronel de las SS. Junto al teniente general Reinhard Heydrich, terminó siendo uno de los arquitectos del Holocausto, el genocidio contra los judíos en Europa.

Con la Alemania nazi derrotada en la Segunda Guerra Mundial, Eichmann buscó refugio en Argentina, pero el Mosad israelí lo encontró en 1960. En un juicio mediático en Jerusalén y quince años después de que el tribunal de Núremberg juzgara a los jerarcas nazis por el Holocausto, fue condenado a morir ahorcado. La sentencia se cumplió en la noche del 31 de mayo de 1962.

La “solución final”

Con un antisemitismo que venía de atrás, la cuestión judía había sido una preocupación del Partido Nazi desde sus orígenes en 1920. Según su ideario, los judíos eran una raza inferior, origen de los males de la Alemania de posguerra. Con su llegada al poder en 1933, Adolf Hitler promovió el boicot contra los negocios judíos, mandó promulgar las leyes raciales de Núremberg, que ahondaban en su discriminación, y desde la noche de los cristales rotos de 1938 se les excluyó hasta reducirles a los guetos y campos de concentración.


Hitler convirtió el sentimiento antisemita en un elemento movilizador. No obstante, el impulso violento procedió sobre todo de las milicias nazis y los sectores más radicales del partido. Con la Segunda Guerra Mundial, el Tercer Reich pasó a controlar una mayor población judía a medida que se expandía hacia el este. A finales de 1941, descartada una deportación masiva a Madagascar, Hitler anunció su decisión de exterminar a los judíos, por lo que se empezaron a construir los primeros campos de exterminio.

Por orden de Heydrich, Eichmann organizó una conferencia que reunió a funcionarios del Tercer Reich y altos mandos de las SS para coordinar los planes de la “solución final”. Por medio de una red de transporte ferroviario a cargo de Eichmann, los judíos de toda Europa serían llevados hasta los campos de exterminio. Este sistema supuso la muerte de unas doce millones de personas, de las cuales seis millones eran judías.

Adolf Eichmann, de Buenos Aires a Jerusalén

Tras la derrota nazi en 1945, Eichmann fue capturado por las tropas estadounidenses, pero pudo escapar tras no haber sido identificado. A través de las redes de colaboración secreta, puso rumbo a Sudamérica, como otros jerarcas nazis. En 1950 se ocultó en Argentina con la identidad falsa de “Ricardo Klement”. Desde entonces, Eichmann trató de integrarse en la vida porteña y mantuvo contacto con la comunidad alemana y círculos nacionalsocialistas. Tras pasar por varios trabajos, en 1959 recayó en la empresa alemana Mercedes-Benz.

Eichmann, sin embargo, fue identificado por el judío alemán Lothar Hermann, a través de la relación de su hija con uno de quien había sido arquitecto del Holocausto. Hermann informó al fiscal alemán Fritz Bauer del paradero de Eichmann, quien a su vez advirtió al Mosad. Pese a las reticencias iniciales, los servicios israelíes confirmaron la información. Finalmente, un comando israelí aterrizó en Buenos Aires en 1960 y secuestró a Eichmann para llevarlo hasta Jerusalén, donde sería sometido a juicio por sus crímenes.

El juicio comenzó en abril de 1961 y se prolongó durante 114 sesiones hasta diciembre. En Jerusalén no solo se juzgó la implicación de Eichmann, sino el Holocausto en conjunto, lo que funcionó como un elemento unificador para el joven Estado de Israel. Eichmann fue declarado culpable por crímenes contra la humanidad y el pueblo judío, y fue ahorcado el 31 de mayo de 1962.

Presente en el juicio estuvo la filósofa judía de origen alemán Hannah Arendt. La apariencia de persona gris de Eichmann no le encajaba en el perfil del despiadado criminal nazi. Esto sirvió para que Arendt formulara la controvertida expresión “banalidad del mal”, en referencia a aquellos burócratas que se habían limitado a cumplir órdenes trivializando el Holocausto.

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