La decisión de Americans for Peace Now de respaldar públicamente la suspensión de la ayuda militar estadounidense a Israel viola directamente las promesas que hizo para lograr la admisión en la Conferencia de Presidentes de las principales organizaciones judías estadounidenses. Es hora de que la Conferencia reconsidere el estatus de Paz Ahora.
Cuando Americans for Peace Now (APN) solicitó ser miembro de la Conferencia de Presidentes en 1993, algunas organizaciones judías se mostraron cautelosas. Se preguntaron si el controvertido grupo sería leal al consenso proisraelí que representa la Conferencia.
Cada organización miebro de la Conferencia tiene derecho a tener sus propias opiniones, sobre Israel y todo lo demás. Al mismo tiempo, la Conferencia defiende ciertos principios fundamentales que todos sus miembros deben apoyar.
Por eso nunca se ha admitido a los grupos extremistas antiisraelíes. La solicitud de J Street fue rechazada. La Voz Judía por la Paz antisionista nunca sería bienvenida. Tampoco lo haría el antisionista Neturei Karta.
Tres de los principios fundamentales de la Conferencia son el rechazo de toda violencia árabe contra Israel; apoyo a una Jerusalén indivisa bajo el control exclusivo de Israel; y apoyo completo e inequívoco a la ayuda estadounidense a Israel.
En sus llamamientos para ser admitidos en la Conferencia, los portavoces de la APN prometieron reiteradamente que mantendrían esas posiciones.
“Nos repugna el terrorismo”, insistió la presidenta del comité ejecutivo de la APN, Shifra Bronznick, en un artículo de opinión de amplia circulación en marzo de 1993.
Pero consideremos cómo respondió cuando, cuatro años más tarde, el portavoz oficial del organismo matriz de APN, el movimiento Paz Ahora en Israel, Mossy Raz, afirmó que el lanzamiento de piedras por parte de los árabes palestinos era “pacífico” y “legal” (a pesar de que los lanzadores de piedras han matado a 16 personas, entre ellas cuatro estadounidenses). Cuando se le preguntó en esa entrevista del 26 de marzo de 1997 (con la agencia de noticias IMRA) si defendía el lanzamiento de piedras a los civiles, Raz respondió: “Los colonos no son civiles”.
Por lo tanto, en opinión de Paz Ahora, es legítimo que los árabes intenten apedrear, y por lo tanto posiblemente asesinar, a cualquier israelí que sea un “colono”, es decir, que viva más allá de la antigua línea de armisticio de 1967. Eso incluiría a todos los residentes judíos del barrio de la Ciudad Vieja de Jerusalén, así como de otras secciones de la capital de Israel, como French Hill y Ramot.
¿La respuesta de la APN? Se negó a condenar este respaldo de Paz Ahora a la violencia árabe contra los israelíes. Golpea uno.
Shifra Bronznick, en ese mismo artículo de opinión de 1993, escribió: “Afirmar que APN está en desacuerdo con la comunidad judía organizada en la cuestión de Jerusalén es falso”. Pero en los años siguientes, la APN adoptó repetidamente posiciones que estaban en desacuerdo con los judíos estadounidenses sobre Jerusalén.
APN se opuso al traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén. APN calificó el reconocimiento estadounidense de Jerusalén como capital de Israel como “una granada”. La copresidenta de APN escribió un artículo oponiéndose a lo que llamó “hegemonía israelí total” en Jerusalén. APN denunció el Fondo Nacional Judío para el desarrollo de la comunidad judía en el barrio de Silwan de Jerusalén. APN utilizó el feo término “judaización” para describir a los judíos que viven en algunas zonas de Jerusalén. La APN incluso desafió directamente una política de la Conferencia de Presidentes de abstenerse de reunirse con funcionarios de la OLP en el edificio de la Casa de Oriente en Jerusalén. Golpe dos.
En 1993, cuando la APN buscaba ser admitida en la Conferencia, los funcionarios de la APN insistieron repetidamente en que apoyaban plenamente la posición de la Conferencia de respaldar la ayuda total de Estados Unidos a Israel.
La entonces presidenta de APN, Gail Pressburg, dijo a The Forward que su organización “apoyaba la ayuda exterior [estadounidense] a Israel”. Pressburg le dijo al entrevistador que ella “niega haber apoyado alguna vez un recorte en la ayuda militar y económica anual de Estados Unidos a Israel”. Pressburg afirmó además que renunció al consejo asesor de otra organización cuando ese grupo “comenzó a defender un recorte de la ayuda a Israel”.
Y en su artículo de opinión de 1993 antes mencionado, Shifra Bronzick enfatizó que la APN apoyaba total e inequívocamente “la ayuda [estadounidense] a Israel”.
Sin embargo, en su informe del 9 de mayo de 2024, APN declaró: “Estadounidenses por la Paz Ahora apoya la decisión del presidente Biden de dejar de enviar armas ofensivas a Israel…” Tercer golpe.
Ahora está claro que la APN logró ser admitida en la Conferencia de Presidentes con falsos pretextos. Su admisión se basó en su apoyo declarado a las posiciones de la Conferencia sobre el terrorismo, Jerusalén y la ayuda estadounidense a Israel. APN ahora ha incumplido esas tres promesas.
Es hora de que la Conferencia de Presidentes reabra la cuestión de si la APN está calificada para permanecer como organización miembro.
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