Muy pocos conocen hoy el nombre del escritor latino Terenciano (siglo II) por su aforismo. “Cada libro tiene su destino”, ha perdurado durante más de dieciocho siglos y todavía es un dicho común en el mundo civilizado.
Los Orígenes de la Inquisición en la España del siglo XV.
El influjo del mito no se limita en absoluto al hombre de la calle, Con frecuencia los mitos afectan el sentimiento y el pensar de las mentes más poderosas e independientes. El doble mito influyó en el modo de entender la cuestión conversa de los grandes historiadores del siglo XIX. Karl Josef von Hefele y Marcelino Menéndez Pelayo. La gran reputación de los dos se corresponde con sus grandes aportaciones científicas. Los dos mantuvieron la idea tradicional de que la Inquisición española se creó con el propósito de suprimir una peligrosa herejía judaica; y los dos proclamaron que el objetivo de los judaizantes no era simplemente atraer de nuevo al judaísmo a los conversos que se habían hecho verdaderos creyentes en Cristo, sino también hacer prosélitos entre los cristianos viejos españoles -de hecho, convertir a todos los cristianos de España.
Hefele Y Menéndez Pelayo, se remontaron a los siglos I y II, cuando muchos judíos se embarcaron en una campaña de proselitismo. Trataron de probar que el mismo empeño persistió en épocas posteriores, manifestándose especialmente bajo el dominio visigodo, y después en cualquier circunstancia propicia, como la que condujo a la Inquisición española.
Es verdad que en los siglos primero y segundo de la era cristiana los judíos intentaban convertir al judaísmo a muchos de los distintos grupos paganos que entonces poblaban el Imperio Romano -fenómeno que constituyó un aspecto integrante del gran conflicto helenístico-judío sobre el dominio espiritual del mundo antiguo-. ¡Pero esto no tenía nada que ver con lo acontecido en España trece siglos más tarde! En cuanto al período visigótico, Hefele y Menéndez Pelayo encontraron pruebas para su tesis en los esfuerzos frecuentes de los judíos por “judaizar” a sus esclavos cristianos. El fenómeno, sin embargo, no fue exclusivo de España, y sus motivos no fueron puramente religiosos. Con el intento de destruir la economía judaica, los cristianos de Oriente, y después los de Occidente, instaron a los gobernadores que prohibieran a los judíos a la adquisición de los esclavos cristianos (al ir disminuyendo progresivamente los paganos); y para neutralizar las leyes promulgadas a este efecto, los judíos intentaron des-cristianizar a sus esclavos, haciéndolos “parcial” o totalmente prosélitos. Sin embargo, en ningún caso podían estos intentos afectar a la estructura religiosa de la población en general, y desde luego toda esta actividad cesó por completo en el siglo VII (a partir del año 613) durante la furia anti-judaica de los visigodos tras su conversión al catolicismo. Si estas circunstancias se hubiera dado el más pequeño movimiento de proselitización, se hubiera agarrado y utilizado como argumento fundamental de las medidas rabiosamente anti-judaicas promulgadas repetidamente por reyes como Recesvinto y Ervigio, enemigos jurados de los judíos. Y también aquí un tremendo intervalo de tiempo- ¡un intervalo de ocho siglos!-separa aquella época de la Inquisición española.
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