Carta abierta al secretario de las Naciones Unidas Antonio Guterres

Marisol Chévez Hidalgo-Bonefil

Doctoranda en Ética y Democracia

Universitat de Valencia, España.

Señor Guterres:

 La lucha contra el terrorismo es un asunto de derechos humanos que nos compete a todos como sociedad mundial en el sentido de proteger a cualquier persona, sin hacer ningún tipo de discriminación como lo establece la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU, redactada después de la Segunda Guerra Mundial. A raíz del asesinato de más de 6 millones de judíos y de los cuales más de 1,5 millones eran niños, 77 mil alemanes opositores, 24 millones de soviéticos, cerca de 300 mil gitanos, más de 10.000 mil homosexuales, más de 300 mil discapacitados, 1.034 sacerdotes católicos, 92 pastores protestantes, más de 50 monjas católicas y 6 mil españoles no judíos asesinados durante el Holocausto, como consta en el estudio realizado por el Banc de Memória de la Generalitat de Catalunya, la Universidad Pompeo Fabra, el Boletín Oficial de España, BOE 2019, el Ministerio de Cultura de España y la Asociación Amical Mauthausen.

Por ello hoy más que nunca, no se debe naturalizar la violencia y el odio contra la población judía se que está desarrollando de nuevo más allá del conflicto entre Israel y Palestina. Y donde los judíos que nos encontramos en diáspora, seamos Sefardíes, Asquenazíes, Mizrajíes o Caraítas, censuramos su discurso donde Usted justificó el terrorismo de Hamas, dejando en evidencia su total desconocimiento sobre el significado de esta lacra que no solo ha asesinado población civil en Israel, sino también en Europa y Estados Unidos desde hace décadas. 

Por ello, es fundamental tener claro cuáles son las diferentes manifestaciones del terrorismo y cómo este flagelo se aprovecha de las diversas coyunturas que azotan a las democracias liberales, no solo en Europa, Medio Oriente, Asia o el continente americano, sino también en cualquier lugar del planeta. 

De esta forma, partiendo de una Razón Comunicativa y Responsabilidad Solidaria, es necesario generar conciencia desde un planteamiento filosófico que sea crítico, reflexivo y deliberativo en relación con esta tragedia que ya ha cobrado vidas más allá del conflicto, como fue el caso de los dos turistas suecos asesinados en Bruselas hace unos días. Porque el terrorismo, le está arrebatando la vida a miles de personas en Israel y Palestina, al violentar los derechos humanos tanto de población civil israelí como palestina por medio de la caza indiscriminada del Ser ahí en el mundo.

El terrorismo se centra en la intimidación o coerción de poblaciones y gobiernos a través de la amenaza y violencia, lo que resulta en la toma de rehenes, lesiones graves, tortura y muerte. Por lo que es necesario prevenir y enfrentar estos actos, como también detener la financiación, movimiento y actividades de las redes terroristas para evitar futuras violaciones a los derechos humanos.

Al hablar de terrorismo, tenemos que dejar claro que cada país lo recoge en su código penal, aunque más allá de las diferentes legislaciones que posea cada Estado existe cierto consenso en el sentido de que es una forma de violencia política organizada, ejercida por individuos o células clandestinas que pretenden infundir miedo en sus oponentes. 

Así el terrorismo utiliza la violencia como forma preferente de actuación, siendo una herramienta extrema elegida por estos grupos al creer que es útil para sus fines, sean estos nacionalistas o de índole religioso, al igual que de extrema izquierda o extrema derecha e incluso la suma de dos de los anteriores.

Otras veces señor Guterres, esta táctica armada se combina con iniciativas políticas, sindicales o culturales, desarrolladas por organizaciones afines. A su vez los terroristas siempre se rodean de pretextos para asegurar que no les han dejado más remedio que emplear la violencia y que fueron los otros los que empezaron primero la agresión. 

Lo anterior, hace creer a la población civil que son los terroristas las auténticas víctimas de cualquier conflicto armado, al discutir y competir por el legítimo monopolio de la violencia que es ejercida por los Estados de derecho que aspiran a sustituir.

En el mismo orden de ideas, el terrorismo y los extremismos atentan contra los derechos humanos y las libertades fundamentales de grupos y personas. Sin embargo, la problemática se acentúa cuando algunos Estados de acuerdo con sus propias normativas, definen al terrorismo de manera diferente y a veces ambigua, por lo que la legislación nacional no siempre protege los derechos de los ciudadanos. Lo que genera una difícil situación al no poder reconocer las acciones correctas que puedan erradicarlo en nombre de una justicia y razón cordial que nos cobije a todos.

En virtud de lo señalado, el terrorismo es una expresión de violencia clandestina que actúa de forma ilegal y secreta, eludiendo la acción de las fuerzas de seguridad y la justicia, al operar en la clandestinidad. Lo que provoca un mayor aislamiento y radicalidad de los grupos, siendo su accionar completamente diferente al ejercido por las guerrillas o los ejércitos regulares. 

En consecuencia, la clandestinidad hace que los terroristas carezcan de control sobre un territorio siendo sus medios limitados al evitar el enfrentamiento directo, golpeando a la población civil mediante atentados que buscan el factor sorpresa contra personas desarmadas o bienes determinados, como aconteció en Israel el pasado 7 de octubre.

Se debe aclarar que las organizaciones terroristas actúan tanto bajo dictaduras, como también en democracias, persiguiendo objetivos políticos desde un proyecto de poder dirigido contra un gobierno, una organización o una parte de la sociedad que pretenden destruir o someter. 

Es importante recalcar señor Guterres que existen otras formas de violencia política como revoluciones, motines, golpes de estado o dictaduras que al igual que el terrorismo, emplean el miedo para imponerse. Pero para los efectos de este documento, no busco establecer una jerarquía de cuál amenaza es más letal para las libertadas o de mayor gravedad para catalogarla como moralmente más nociva. Porque todas ellas pueden serlo dependiendo del caso, aunque desde un criterio filosófico que parte de la hermenéutica crítica, lo que distingue al terrorismo de otras manifestaciones donde se utiliza la fuerza para imponerse a la población civil, es que aquí se expresa en forma de violencia política clandestina. 

Siguiendo el planteamiento, los terroristas no suelen conseguir las metas a las que apuntan no obstante sí pueden alcanzar objetivos concretos como polarizar a la opinión pública, deshumanizar al otro o incluso sembrar el miedo entre el resto de la población. Situaciones que a todas luces están ocurriendo en la actualidad, reflejadas por comentarios completamente polarizados en las redes sociales y tan extremos como el mismo conflicto y lamento decirle señor Guterres que similares a los que Usted ha expresado.

Así, los terroristas intentan generar un clima de miedo intenso entre aquellos que consideran sus enemigos para que se plieguen a sus exigencias, al estimar que cuanto más duro sea el ataque a la población civil más posibilidades tienen de vencer, porque desde su lógica el fin justifica los medios. Sumado a esto y frente al miedo de los oponentes, los terroristas también precisan de la admiración de sus seguidores en el sentido de disponer de un entorno fuerte, imprescindible para la continuidad de las organizaciones terroristas, al darle cobertura ideológica y material a sus acciones.

Por último, los grupos terroristas necesitan generar impacto propagandístico aprovechando el efecto que provocan sus atentados y su repercusión a través de los medios de comunicación. Al buscar difundir sus exigencias, torturando, matando, hiriendo y secuestrando a personas, sembrando el terror alrededor del mundo. 

De esta forma señor Guterres, todos los terrorismos comparten las características descritas, solo que difieren en cuanto a la ideología, el ámbito de actuación o las tácticas utilizadas. Algunos como en el caso del terrorismo de Hamas, recurren a todo tipo de armas, incluyendo las improvisadas para provocar matanzas indiscriminadas en la población civil. 

En resumen, sea cual sea su origen el terrorismo además de una grave conculcación de los derechos humanos, empezando por el principal que es el respeto a la vida e integridad de las personas, supone una amenaza mayor para las libertades de todos los ciudadanos y para el pluralismo de las sociedades de corte democrático. 

En conclusión, desde una razón comunicativa y responsabilidad solidaria no se puede dejar de censurar y repudiar también el ataque sorpresa a la población civil en Israel el pasado 7 de octubre y días posteriores con el secuestro, violación, tortura, asesinato y mutilación de niños, ancianos, mujeres, hombres y soldados, al igual que los asesinatos de la población civil palestina dentro de la Franja de Gaza perpetrados por Hamas.

Por tanto, señor Guterres no permanezcamos indiferentes frente a la lacra del terrorismo que ha engendrado que el Ser Humano se convierta en el Lobo del propio Ser Humano. A través de la naturalización de la violencia y el odio por sobre los Derechos Humanos de todos los que tenemos el derecho de habitar este mundo.

Lo anterior debe hacerlo más que pensar como secretario general de la ONU, en el sentido de las declaraciones que dio hace algunos días donde justificó el terrorismo de Hamas, recurriendo a una falacia de autoridad o argumento ad verecundiam o magister dixit. Lo que es completamente improcedente cuando Usted como autoridad citada, no es realmente experto en la materia, dejando en evidencia su desconocimiento de la definición de Naciones Unidas en relación con el terrorismo y a las diferentes manifestaciones que este posee y que le vuelvo a subrayar. 

El terrorismo como táctica armada, combina iniciativas políticas, sindicales o culturales, desarrolladas por organizaciones afines, debido a que los terroristas siempre se rodean de pretextos para asegurar que no les han dejado más remedio que emplear la violencia y que fueron los otros los que empezaron primero la agresión…