Viajábamos en un hermoso barco mi esposa
y yo por aguas del Mar Caribe.
Uno de esos días en los pasillos del barco mi esposa
platicaba con otra señora cuando me hizo señas para
que me acercara…
– Te presento a la señora De la Vega, me dijo.
– Mucho gusto dije
– Imagínate me dice Cecy, la Sra. De la Vega y su esposo
llevan navegando tres años seguidos desde que su
marido dejo los negocios…
Conozco a un amigo que sin planearlo previamente, viaja
alrededor del mundo entero escogiendo según la
circunstancia los lugares que se le antoje ver…
Mi café mañanero temprano y esa sensación de ir
despertando a la vida resulta muy placentera…
Temprano muy de mañana mi caminata a través de un
tupido bosque de arboles regenera mi espíritu…
Después de un esplendido desayuno, encaminarme a mi
trabajo pidiéndole a Dios que me ayude con el día, me
produce alegría…
De noche ya cansado, a veces muy cansado, después de
una frugal cena retirarme a dormir; con un profundo y
reparador sueño, sin sobresaltos ni penas
irremediables…
Amanece, yo, con la conciencia despierta para advertir
todo lo anterior y sin sentir envidia, miedo o
desesperanza…
¡Simplemente gusto por la vida!
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