La primera década de este siglo XXI, nos ha demostrado que la Humanidad puede crecer a pasos agigantados en diversos ámbitos de su desarrollo, sean estos en las letras, la ciencia, tecnología, arquitectura, medicina, economía, agricultura y muchos más, pero lo que no ha logrado, es dejar atrás la intransigencia, esa visión de ver las cosas solo de una forma, sin considerar que existen muchos y diversos caminos.
Existiendo una visión cada vez más aceptada de que todos debemos ser iguales y que las mezclas ya sean de culturas o religiones, empobrecen a la Humanidad porque se pierde lo esencial de una raza o una fe, cuando en realidad todos somos seres humanos y lo que nos define, es que cada uno es diferente al otro, sin dejar de ser igual.
Sin embargo, el discurso imperante llámese del norte, sur, este u oeste, trata de imponer, aunque no lo notes que solo existe una manera de ser en el mundo y que si no sigues los parámetros establecidos por otros para ti, no lograrás encajar en una sociedad cada vez más radicalizada.
Y cuando utilizo esta palabra, lo hago aplicándola en general, hacia todos y todas aquellas personas que piensan que estar en medio ya sea de una cultura, etnia, tradición o fe, es sinónimo de pérdida, siendo en realidad más bien de crecimiento y expansión de conocimientos diferentes que pueden ampliar tus horizontes, aunque creas que no hay nada más allá de ti y los tuyos.
Así que cuando leo que un terrorista en nombre de una ideología asesina, mata personas por el hecho de no compartir sus retorcidas posturas, no puedo más que repudiar que nuevamente una parte de la Humanidad, esta ciega por el poder de aniquilar a todo aquel que no le produzca un beneficio a través de la política, economía o religión.
Debido a que estos tres conceptos siempre han estado presentes en la mayoría de tragedias que han empañado a la historia de la Humanidad y por lo visto, seguirán juntos para ser utilizados por todos aquellos que han entendido que cuando se trata de la fuerza, solo será aceptada por estas tres vías, las cuales supuestamente justifican el deseo de poder de unos sobre otros, en cuanto a cómo dirigir el rumbo del mundo y a sus habitantes.
(Especial para el Diario Judío.com de México.)
02 01 2017.
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