Cuando pensamos en un palacio, se nos vienen a la mente imágenes de una imponente construcción, muebles finos, detalles exquisitos, banquetes, bellas decoraciones y por supuesto, gente bonita. Todo eso y más es lo que encontramos en El Palacio de Hierro, que con su historia de 133 años ha redefinido los conceptos de lujo y exclusividad, y lejos de ser visto como una tienda departamental, se ha convertido en un punto para ser visto.
Ubicado en una de las zonas más bellas de la ciudad, famosa por su alto nivel de vida, sus calles arboladas, casonas de tipo neocoloniales y modernas, restaurantes y embajadas, El Palacio de Hierro es el corazón de Polanco, el punto de referencia para descubrir las más modernas tendencias y para dejarnos consentir con simplemente lo mejor, junto con esto, su diseño arquitectónico único lo diferencia del resto de los edificios de la zona y de toda la ciudad, convirtiéndolo en un símbolo de buen gusto.
Como parte de sus eventos exclusivos, los pasados 6 al 9 y del 13 al 16 junio, vivimos una experiencia Totalmente Palacio, donde el vino fue el centro de atención. Denominación Palacio es el evento más chic para los amantes del vino y foodies, y que además aprecian un estilo de vida refinado; durante el evento, se reunieron más 50 grandes bodegas, y los asistentes pudieron aprender sobre ellas de la mano de sommeliers y catas exclusivas.
Los asistentes se deleitaron con las mejores etiquetas de Italia, España, Francia, Chile y por supuesto, México, alternando sus sabores con deliciosos quesos, jamón ibérico, paella, fondue, baguettes y otras delicias de la Cantina Palacio. No importa que se sea un experto o un principiante, Denominación Palacio es un evento en el que el único requisito para entrar es querer acercarse al vino, conocerlo, saborearlo y aprender a entenderlo.
Como para conocer algo hay que descubrirlo, la mejor manera de aprender de vinos es probándolos, descubriéndolos en catas y Masterclass guiados por los expertos. Reconocida sibarita, viajera y escritora, Deby Beard dirigió una exclusiva masterclass con vinos de Gerard Bertrand y copas Riedel, ambientada con música en vivo del violinista Bryan Parra y con los aromas de los aceites esenciales de Zazil Artesanal.
Como egresada de estudios con el reconocido Dr. Ben Shahar en Ciencia de la Felicidad y Psicología Positiva, Deby llevó a los asistentes en un viaje sensorial cuyo punto de partida estuvo marcado por las burbujas Héritage Crémant de Limoux, en el que resaltan las notas frescas y aromáticas de flores blancas, miel, manzana verde y pan tostado. El aroma de Bergamota de Zazil Artesanal, cítrico, pero afrutado, dulce y floral, además de la canción Dolce Serata de Bryan Parra, lograron despertar los sentidos y prepararlos para vivir el resto de la experiencia.
El siguiente vino fue Orange Gold, cuya frescura aromática, sabores precisos y equilibrio en el paladar, resaltó de forma deliciosa con el aroma Moldeador de Zazil, una mezcla elaborada con naranja amarga, limón persa, mandarina, bergamota, tangerina y vainilla, mientras en el aire sonaban las notas de canción Queja del Alma de Secundino Zamarroni.
El sabor rico y suave de Héritage Saint-Chinian 1877, con sus notas puras y complejas de frutas negras y especias dulces, y un final hermoso, aterciopelado y persistente, resaltó con el aroma Energético de Zazil Artesanal, elaborado con romero, enebro, lemongrass, nuez moscada, abeto, pimienta negra y limón persa, junto con la canción En la Quinta, de Apolonio Moreno. Por último, Chateau L’Hospitalet Grand Vin del 2020, una joya compleja y seductora de complejidad aromática, vivaz y fresco, acompañado del aroma Ancestral de Zazil Artesanal, con sus notas de Cedro deMarruecos, Incienso de la India, Ho Wood de China, Ciprés de España, Enebro y Mirra de la India, Naranja Amarga de Italia, Sándalo de Australia y Lavanda de Bulgaria. Esta exótica unión en nariz y paladar fue musicalizada con la canción Rondinella, de Gori Cortes.
Servidos en copas Riedel, diseñadas específicamente para cada tipo de uva, los asistentes pudieron disfrutar de las auténticas cualidades de los vinos de Gerard Bertrand. Su cristal puro y transparente logró que se apreciaran los auténticos colores de cada vino, y su forma específica marcó la diferencia en la percepción de los sabores.
El Palacio de Hierro Polanco es un reflejo de los anhelos de quienes lo admiran, visto desde fuera, su silueta invita a ver hacia el cielo, mientras que en su interior, el alma se regocija con la infinidad de posibilidades que ofrece para construir un estilo de vida mágico y especial.
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