Acaba de terminar el Carnaval de Barranquilla 2014 y si bien tiene una tradición de más de 100 años y es el segundo en tamaño después del de Rio de Janeiro, siento que las festividades se hicieron en mi honor, ¡como un acto de recepción!
Con esto más o menos puedo dar final al proceso de llegada y desde hoy comenzar con una vida normal, crearme una nueva rutina que surge de ser un jubilado, e intentar adoptar el camino de un cuñado que se jubiló hace un par de años, que al tener que pagar una factura en el banco, busca la cola más larga y de tener dos facturas, va al banco dos veces. Estimo que eso no haré, pues me perderé de escribir mis notas, o leer las notas de otros.
Sin duda soy un emigrante de lujo, no me voy perseguido, no busco trabajo y solo busco pasarla bien y creo que aquí están dadas las condiciones para eso. Cuando dejé a mis padres hace más de cuarenta años atrás no sabía cuándo volvería a verlos y estaba presente que posiblemente no los volvería a ver.
Hoy ya tengo pasajes para ir a ver a mis hijos y nietos en un par de meses. Podemos hablar por teléfono, video llamada, etc. todos los días, sacarnos una foto y al instante enviarlas y así compartir el momento. Sin duda, un lujo.
¿Y qué dejé atrás? Poco, demasiado poco para tantos años de vida. Algo que parecía casual, emergente del calendario ya no me resulta tan casual. Nuestro último día en Israel dedicamos a dos cosas. Visitar Jerusalem y a una pareja de amigos del Kibutz Nitzanim. Me detendré en el tema de Jerusalem, ya que me he permitido en estos días reflexionar sobre esa visita y simbólicamente eso me llevo de Israel, su máximo símbolo nacional.
No es un secreto que yo soy laico, ateo, secular y por lo tanto ninguna religión me dice nada, solo me permito comprender a las personas que necesitan de la fe para fortalecerse y las respeto tal como deseo me respeten a mí. Mi madre era religiosa y por lo tanto jamás he fumado en su casa los sábados, amen de respetar otras de sus costumbres.
El Salmo 137 representa el exilio judío a Babilonia y Jerusalem fue llevada en sus alforjas y seguramente sin pensarlo, eso he hecho yo. No me desconecto del pueblo judío y del sentimiento judío y su símbolo actual llevo conmigo.
El pueblo judío al no determinar las fronteras del Estado de Israel, al no reconocer los derechos de otro pueblo que reside en ese mismo territorio 2 mil años, desde la conquista romana, está fortaleciendo precisamente el proceso de convertirse en una religión y las religiones no necesitan estados, son extraterritoriales. No tengo en mis manos datos, pero estimo que la mayoría del pueblo judío vive en la diáspora y vive bien y las demás religiones monoteístas se distribuyen en todos los países del mundo.
El Muro de los Lamentos fue conquistado en cruentos combates entre el ejército de Israel y Jordania en la guerra de los 6 días, junio 1967 y al ser conquistado se convirtió en un monumento nacional administrado por un ministerio. En el año 1988, 20 años después y seguramente por acuerdos políticos, pasó a ser administrado por un fondo religioso ortodoxo. Hoy, en la práctica, el Muro de Los Lamentos es un gran templo ortodoxo, fuente de muchos conflictos con las demás corrientes religiosas y absoluta apatía de los seculares, que en realidad son apáticos a todo.
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