Líderes de Hamás, no sé si en estos últimos días leyeron los diarios o vieron la tele, pero el gobierno de Israel necesita de ustedes hoy más que nunca. Si su ayuda no llega urgentemente, la continuidad de nuestro ejecutivo estará verdaderamente en peligro pues no tendrá más remedio que enfrentarse a sus problemas internos.
Fijensé lo que nos está ocurriendo terroristas de Hamás. Hace ya dos semanas y media que en Israel casi no se habla de Irán ni de su amenaza nuclear ni del antisemitismo en el mundo ni de los misiles de Hezbolá. Y si hablan de ustedes es sólo relacionado con decenas de miles de civiles palestinos (ancianos, mujeres y niños) que protestan por la Nakba, el bloqueo israelí (nunca por el egipcio) y la terrible situación socio-económica en la franja que ustedes gobiernan desde 2007 (ayer un joven palestino de Gaza, desesperado, se inmoló públicamente por ello), arriesgando sus vidas frente a francotiradores de Tzáhal por lanzar barriletes y bombas incendiarias o tratar de colgar banderas palestinas en la cerca fronteriza que nos separa.
¿Dónde están ustedes cuando verdaderamente se los necesita? ¿Ya ni en el islam yihadista se puede confiar?
Pónganse a pensar un momento con cordura. ¿Se imaginan lo que podría pasar si en estos momentos, en lugar de que civiles remonten barriletes incendiarios para arruinarnos la cosecha del trigo, algunos comandos de sus brigadas Izz a-Dín al-Qassam harían volar por los aires un supermercado en Beer Sheva, una escuela primaria en Ashdod, las Torres de Azrieli en Tel Aviv o el Hospital Hadassah en Jerúsalén, dejando miles de muertos y decenas de miles de heridos?
¿Acaso, según la Biblia, no provenimos del mismo padre? ¿No somos primos hermanos? ¿Así se trata a parientes cercanos en la familia? ¡No hay derecho!
¿Y cuál es el resultado de su inactividad? Resulta que mientras ustedes se miden con el agobiante calor en las playas de Gaza, mientras aumenta día a día el número de víctimas inocentes de los habitantes de la franja, a nuestros líderes de Israel no les queda más remedio que celebrar las inauguraciones de las embajadas de EE.UU, Guatemala y Paraguay en Jerusalén, enaltecer nuestra rotunda victoria en el Festival de Eurovisión o invitar oficialmente al principito y a su flamante esposa Meghan a pasar su luna de miel en nuestras tranquilas tierras sin que por ello tengan necesidad de visitar Haifa, donde la Policía se enfrenta contra manifestantes árabes, que se oponen a que palestinos civiles de Gaza sigan muriendo, y los encarcela para que los tribunales los liberen de inmediato por “no haber cometido ningún delito”.
Esto no fue ninguna sorpresa para quienes en Israel protestamos contra el accionar de politicos xenófobos y rabinos radicales durante décadas. En 2009, por ejemplo, los rabinos Itzjak Shapira y Yosef Elitzur, renombrados líderes religiosos del ultranacionalismo judío mesiánico, provocaron controversias con la publicación de “La Torá del Rey”, un libro sobre la permisibilidad de matar a no-judíos.
Los autores afirmaron entonces que la ley judía “permite el asesinato de niños no judíos por la futura amenaza que puedan causar. No hay razón para no matar a los niños palestinos si está claro que van a crecer para hacernos daño”, escribieron.
Es verdad que ambos fueron detenidos – al igual que los manifestantes árabes en Haifa – e investigados bajo sospecha de incitar al odio racial, pero también ellos fueron puestos en libertad de inmediato y nunca fueron acusados por la Fiscalía del Estado.
Resumiendo: Quienes en Israel buscan justificaciones de violencia, asesinatos quirúrjicos o un número “considerado” de palestinos civiles baleados en la frontera con Gaza, pueden encontrarlas desde hace más de 40 años en las palabras llenas de sacarina, pero siempre amenazantes, de miembos del gobierno y hasta de políticos opositores oportunistas o de rabinos seguros de que hablan en nombre de Dios.
Así que líderes de Hamás, den señales de vida. De lo contrario, si esto sigue así, conseguirán lo que siempre anhelan: la condena del Estado de Israel por casi toda la comunidad internacional y las diferentes instituciones de la ONU. Y lo que resulta más grotesco es que lo harán sin lanzar ni un solo misil y sin moverse de las hermosas playas de Gaza en medio de un jamsín de 45 grados a la sombra.
¡Adelante muchachos! En Israel estamos pasando por una de nuestras mejores épocas de gloria. Aprovéchenla. Disparen sus misiles con gallardía y patriotismo. Después de todo, ustedes – igual que el gobierno de Netanyahu – siempre fueron campeones en no perder la oportunidad de perder la oportunidad.
Otra operación “Pilar Defensivo”, como la del 2014, y todos estamos salvados. ¡Vamos! Nunca nos fallaron; no pueden hacerlo ahora cuando Bibi más los necesita para conservar su status quo mientras le sigue vendiendo buzones, promesas falsas y miedo a nuestros heroicos habitantes de los alrededores de Gaza.
¡Ramadán Karim!
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