Cuántas veces en la mañana al despertarnos estamos de malas, nos duele todo o no queremos ver a nadie.
Para mí esto ocurría de vez en cuando, pero cuando tuve el cáncer muchas cosas cambiaron, desde mi perspectiva de la vida, mi forma de vivir el momento, así como entender un poco más a las personas que me rodeaban o que convivía con ellas por mi trabajo de periodista teatral.
Además el convivir con gente enferma o que estuvo enferma en una quimioterapia que para quienes no saben y espero que nunca sepan puede parecer una sala con cómodos reposets, con la diferencia de que tienen un aparato para poder colgar el suero para cada repostet, una mesa de trabajo para la enfermera oncóloga, un closet y el escritorio de la enfermera, una televisión y un baño porque no se puede salir.
Las historias que ahí se platican, la lucha diaria por sobrevivir y esperar un resultado negativo, aquellos que han salido de uno y vuelven a otro tipo de cáncer, así como la convivencia de su vida diaria, sus hábitos y su vida cotidiana o el consultorio de oncología con personas con pelucas, mascadas, otros con pelo, gorras, etc con esas miradas tristes en muchos casos, donde también los que caemos aquí platicamos nuestras experiencias.
Realmente se ve la vida diferente, sobre todo en los casos donde ya no hay salida y se busca una mejor calidad de vida, le día a mi médico indígena que en ocasiones pienso que la enfermedad vuelve por la necesidad de la gente que busca tener atenciones, ser cuidada y con necesidades de cariño.
Algunas veces cuando hay problemas entre parejas, sale un cáncer por ahí, por lo menos conozco algunos casos.
Las cosas adquieren otro matiz y lo que nos parecía muy grave, le vemos otra cara, otras opciones, después de esto cada día es un regalo de D…s, una oportunidad de expresare lo qué sentimos, de demostrar nuestro cariño, pero sobre todo perdonar, dejar pasar las cosas y no llenar nuestro corazón de rencor.
Por eso desde que estuve enferma, y ahora que estoy sana me levanto agradeciendo el día, la oportunidad de vivir, aprender y agradecer por poder gozar e lnuevo día.
Tristemente nos tiene que pasar algo muy fuerte para darnos cuenta de lo uqé tenemos, levantarnos con una sonrisa y decir un día más, en lugar de quejarnos.
¿Acaso el estar vivos no es ya una gran bendición y deseo de superación?
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