Estimados lectores de este tan querido Diario Judío, en esta ocasión escribo en este espacio de un tema que a muchos les disgusta porque por alguna machista razón les apasiona distorsionarlo o simplemente omiten la realidad en la que se vive, me refiero al feminismo, también a sus retrogradas enemigos y oponentes. Citando a una buena amiga, María Andrea Cuéllar Camarena, abogada especialista en Género y Derechos Humanos, el feminismo es un movimiento amplio y heterogéneo, que busca visibilizar las desigualdades sexo/genéricas derivadas del sistema de dominación patriarcal, y su cruce con los otros ejes de subordinación como origen social y color de piel. Es también una filosofía de contenido ético que busca visibilizar las desigualdades sexo/genéricas que cristaliza el Derecho, la norma y el discurso hegemónico, con el objeto de construir una sociedad más justa.
La situación es que ya acercándoles académicamente a lo que es el verdadero feminismo (y no lo que tantos juzgan sin no saber) y comentando entre feministas (incluyéndome en mi intención de serlo) parece que nos encontramos no únicamente en un estancamiento, sino también en un retroceso de proteger la vida digna de la mujer, sus derechos obtenidos y la falta de algunos aun sin reconocimiento, ni participación. Los datos no mienten y la mujer se encuentra siendo perseguida, castigada, metida a prisión de manera injusta, violada, y con condiciones laborales y sociales que no son equitativas con el género masculino, pero como bien dijera Sor Juana Inés de la Cruz: “hombres necios que acusáis a la mujer”.
Cada vez que una persona escribe o comenta acerca de las “feminazis” se está comportando tal cual como un nazi y deja a sus oponentes como las “no deseadas” de nuestra sociedad, como así lo hacían en su tiempo los seguidores de hitler (y sí, me encanta poner su apellido en minúscula para sus fans). Para quienes siguen sumidos en la ignorancia y continúan expresándose de manera tan peyorativa de millones de mujeres que protestaron tanto de manera presencial como virtual el 08 de marzo, les invito a conocer los datos que generan condiciones similares a la era nazi para la mujer actual:
Asesinatos sistematizados o en masa
Actualmente la mujer sigue siendo condenada a muerte de jure o de facto por el Estado patriarcal. En muchos países (al igual que en la era nazi los judíos como las otras minorías no deseadas) las mujeres siguen siendo objetos y no sujetos de derecho. Ya desde ahí comenzamos a ver que el tema de la equidad sigue disparejo. Y ya con este poco respaldo jurídico hacía ellas se vuelve más fácil que los indicadores de muertes vayan en aumento. De acuerdo a datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el 2017 87,000 mujeres fueron asesinadas a nivel mundial, el 60% de ellas fue a causa de un crimen machista cometido por parejas, ex parejas y familiares. En este mismo estudio, 47 mujeres eran asesinadas al día, en 21 países, donde la regularidad de índice en temas geográficos mostraba que 12 de ellos se perpetraban en América Latina. En muchas de estas muertes el Estado estuvo involucrado al no tipificar dichos asesinatos como feminicidios, otros al permitirlos y otros legalmente practicados como pena de un crimen que va más allá de la integridad humana, básicamente, la mayoría de la población a nivel mundial.
Trabajos forzados
De acuerdo a un estudio realizado por parte de la Fundación Walk Free en el 2018, se descubrió que 71% de las más de 40 millones de personas que viven en situación de esclavitud a nivel mundial son mujeres. En cuanto a la esclavitud en la industria del sexo, el mismo estudio arroja que 99% de las víctimas también son mujeres. Y desde luego, en las mismas aristas de trabajos poco o nulamente remunerados en países de América Latina se definen absurdamente algunas labores como propias de una mujer o mal vistas que las haga un hombre, afectando aun más esta situación de “manera cultural”. En países como Afganistán, Arabia Saudita, Siria, Sudán y Yemen una mascota tiene más derechos que una mujer, pondría las estadísticas, pero no acabarían los atropellos – ¿esto no le parece similar a los “no deseados” de la era nazi?
Tortura
La tortura de la era nazi es similar a lo que viven millones de mujeres alrededor del mundo. A la mujer todavía se le puede realizar legalmente o ilegalmente la mutilación de sus órganos sexuales, el chequeo de su virginidad, el embarazarle como método de limpieza étnica, matrimonios forzados, práctica de abortos clandestinos, golpes, represión de libre expresión, libre asociación y huelga, represión periodística, latigazos y lapidación, todas estas atrocidades sin derecho a tener ni la más mínima defensa ante un juicio patriarcal o repugnante ante la dignidad de la vida humana. Si bien algunos países ya cuentan con la tipificación del delito de violación, la procuración de justicia en el castigo y la prevención no generan resultados alentadores.
Inequidad de derechos civiles y laborales
El 24 de junio del 2018, algunos celebraban el Decreto Real que dictaba en Arabia Saudita el derecho de la mujer para conducir un automóvil. Esto, mediáticamente fue visible, pero lo que no fue cubierto fue el encarcelamiento de varias mujeres que un mes antes expresaron su opinión en el tema y que al día de hoy siguen en prisión sufriendo de tortura y violencia sexual. En este mismo país, en el año del 2017 se le permitió a la mujer poder acceder a servicios públicos sin la aprobación de su tutor, aun así, sin poder tramitar un pasaporte. Pero esto es del otro lado del mundo, por ejemplo, en lo que respecta a México y de acuerdos a datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres cuentan con 43% de su población en el mercado formal mientras que los hombres un 78%; siendo todavía discriminadas de poder trabajar en lo que quisieran con sus habilidades, pero como en la era nazi, “las no deseadas” no tenían tampoco ese derecho, y el punto no es tener un derecho a medias.
Persecución
La persecución de una mujer, al menos en mi país como en tantos, se resume en su precaución con las frases “ándate con cuidado”, “no salgas de noche”, “no vayas por el parque sola”, “no protestes frente a la autoridad o mejor cállatelo”, “ve siempre acompañada de un hombre (el si es aceptado)”, “ni se te ocurra protestar por tus derechos”, o la más lamentable hacer creer que una mujer ya es “privilegiada” porque aparentemente no tiene las condiciones de otras menos favorecidas y más vulnerables. Sin embargo, a la mujer si se le persigue como en la era nazi, la mujer no está segura de andar sin cuidado, no puede salir de noche sin tener la seguridad de llegar a salvo a casa, no puede caminar por un parque sola sin recibir algún tipo de acoso, no puede protestar ante la autoridad ni demandar sus derechos, o si lo hace se burlarán de ella o su proceso no tendrá efectividad alguna.
A la ignorancia hay que darle una crítica constructiva
Bien sabemos que a la ignorancia de una persona se le contribuye con datos, además de darle una opinión constructiva como he insistido bajo el precepto de Tikun Olam (reparación del mundo para el judaísmo) o de cualquier otra forma similar que tengan otros seres humanos conscientes y con ganas de un buen cambio. Ya vimos el trato que le damos internacionalmente a la mujer y nos damos cuenta que hay muchas similitudes con la era nazi.
Si nunca hemos podido hablar con aquellas que llamamos “radicales” les comparto que en alguna ocasión escuche una sesión con Bracha Barad, activista feminista de Israel, quien con toda la razón dio a comprender en un foro virtual para jóvenes del Medio Oriente, en el cual tuve la oportunidad de asistir, que la provocación no siempre es por un mal motivo; y en su caso, al ser una de las organizadoras del “SlutWalk” en Jerusalén, era para demostrar que la mujer debía de no ser más un objeto de culpa.
La próxima vez que alguien llame “feminazi” a otra persona, esperemos que no se esté mordiendo la lengua porque ni conoce a la persona, ni conoce los datos o experiencias que pudiera llevar a una mujer a protestar de una u otra manera. Las y los feministas no son más que entes de cambio para propiciar una mayor consolidación de la justicia social, misma que deriva en lo económico, sino les invito a leer el Reporte Final de Equidad de Género en Educación, Empleo y Emprendimiento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Cada vez que la mujer ha logrado la consolidación de un derecho el mundo tiene un mayor acercamiento al concepto de la libertad y mejora de la calidad de vida de todos los miembros de la sociedad.
Invito pues a que cada 08 de marzo acompañemos a la mujer en la lucha de una vida digna y que digamos junto a cualquier mujer (independiente de parentesco, relación afectuosa, comercial o laboral, origen étnico, orientación sexual, credo y situación económica) … #NiUnaMenos
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