Más de 600.000 manifestantes han tomado las calles en protesta por la destitución del ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant
HIstadrut entona el Hatikva y llama a Huelga General y paralizar al país
Miles de personas se reunieron en Jerusalem Tel Aviv y en todo Israel, mientras el país se encuentra materialmente detenido por una huelga general que además detuvo casi todos los vuelos.
El descontento aumento cuando Benjamin Netanyahu, primer ministro, despidió al Ministro de Defensa por oponerse a su proyecto y atraso su discurso previsto para este lunes por la mañana
«En nombre de la unidad del pueblo de Israel […] los llamo a detener inmediatamente el proceso legislativo», añadió dirigiéndose al gabinete de Netanyahu y a sus aliados parlamentarios.
El jefe de Histadrut, la gran central sindical de Israel, se sumó a la presión y llamó a una huelga general inmediata este lunes.
«Tenemos la misión de detener este proceso legislativo, y lo haremos», dijo Arnon Bar-David en un mensaje difundido por televisión.
A su vez, el aeropuerto internacional Ben Gurión, el principal de Israel, canceló el despegue de vuelos tras decretarse una huelga de sus trabajadores. “Ordené la interrupción inmediata de los despegues”, anunció hoy el presidente de la unión de trabajadores del aeropuerto, Pinjas Idán.
El Colegio de Médicos anunció rápidamente una «huelga total en el sistema sanitario», que impactará en los hospitales públicos.
El paro estaba afectando también los vuelos en el aeropuerto internacional Ben Gurion, cerca de Tel Aviv, dijo a AFP Liza Dvir, una portavoz de la autoridad aeroportuaria.
Ante las nuevas manifestaciones, Netanyahu se pronunció en Twitter instando a mantener la paz. “Hago un llamamiento a todos los manifestantes de Jerusalén, de derecha e izquierda, para que se comporten con responsabilidad y no actúen con violencia. Somos gente fraterna”, sostuvo.
“Anoche presenciamos escenas muy difíciles”, indicó el presidente Herzog sobre las protestas, en las que los manifestantes prendieron hogueras para cortar el tráfico en las principales autopistas de Tel Aviv o rompieron las vallas que protegen la oficina del primer ministro en Jerusalén, donde la policía utilizó cañones de agua para dispersarlos.
Manifestaciones
Más de 600.000 manifestantes han tomado las calles en protesta por la destitución del ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant.
En la movilización del domingo, los manifestantes ocuparon una gran avenida que cruza Tel Aviv y montaron barricadas y fogatas. La policía respondió disparando cañones de agua.
La convocatoria de huelga y el llamado de Herzog se produjeron tras las manifestaciones del domingo noche en Tel Aviv, después de que Netanyahu cesara al ministro de Defensa, Yoav Gallant, por pedir una pausa de un mes en el proceso legislativo de aprobación de la reforma.
El proyecto promovido por el gobierno de Netanyahu, uno de los más derechistas de la historia de Israel, busca incrementar el poder de los políticos sobre los jueces y disminuir el rol de la Corte Suprema.
Sus detractores consideran que la reforma amenaza la separación de poderes y el carácter democrático del Estado de Israel, y el rechazo al proyecto generó en los tres últimos meses uno de los mayores movimientos populares de protestas de la historia del país.
Objetivo: «Debilitar al aparato judicial»
La reforma judicial planteada por el Gobierno de Israel, encabezado por Benjamin Netanyahu e integrado por varios partidos ultraortodoxos y ultraderechistas, ha desencadenado durante las últimas semanas una oleada de manifestaciones que han elevado drásticamente las tensiones internas y que amenazan con provocar el colapso de la coalición, ante las amenazas de los socios de ‘Bibi’ de retirarle su apoyo si suspende los procesos legislativos para sacarla adelante.
La propuesta, impulsada por el ministro de Justicia, Yariv Levin, tiene entre sus principales núcleos el entregar al Parlamento un mayor control sobre el aparato judicial, lo que ha sido denunciado como un intento de la coalición de aprovechar su dominio de la Knesset para afectar el sistema de justicia.
Así, el Instituto para la Democracia en Israel explica que el «objetivo explícito» de la propuesta es «debilitar la capacidad del aparato judicial de supervisar la acción de las ramas ejecutiva y legislativa», lo que podría poner en peligro el sistema democrático y las libertades civiles en el país.
Los principales puntos de la reforma giran en torno a una cláusula, conocida como ‘cláusula de invalidación’, que convertiría los fallos del Tribunal Supremo sobre legislación aprobada por la Knesset en una «recomendación» que el Parlamento podría saltarse en caso de que la corte dicte que la ley es «inconstitucional».
Israel no cuenta con una Constitución formal y tiene una batería de Leyes Básicas que regulan la separación de poderes y que el Tribunal Supremo utiliza como punto de partida a la hora de determinar si las leyes aprobadas por el Parlamento se ajustan a este marco legal o suponen una violación del mismo.
Artículos Relacionados: