Los jubilados del país son actualmente los más pobres de la OCDE a causa de un sistema de pensiones que hasta 2008 no obligaba a los empleadores a contribuir por ellos y que les empuja a depender de las precarias prestaciones públicas.
Su caso es una de los más significativos del estado actual de la economía nacional, que ofrece indicadores macroeconómicos positivos pero que según el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) esconde riesgos que deben ser controlados.
Al aumento de la pobreza y la brecha social, se une una peligrosa burbuja inmobiliaria, el crecimiento del desempleo entre los jóvenes y la lenta incorporación al mercado laboral de grupos tradicionalmente fuera del mismo: los ultra ortodoxos y los árabes israelíes.
“La pobreza está creciendo, ya no es un síntoma que aqueja únicamente a ultra ortodoxos y árabes”, se quejó el diputado laborista Nahman Shai en un encuentro en el Parlamento (Kneset).
“La política del Gobierno (hacia estos sectores) es dejarlos a su suerte”, agregó Shai, antes de poner como ejemplo los recortes presupuestarios en 2014, cuyo único fin es responder a las demandas de organismos internacionales de no acrecentar la deuda pública, aún por encima del promedio de la OCDE.
En este contexto, además de por la burbuja inmobiliaria, Shai dijo estar preocupado por el futuro de las nuevas generaciones, ya que pese a gozar de una excelente formación, cada vez se ven más empujados a buscar trabajo fuera.
“Es una tragedia para las jóvenes generaciones que quieren vivir aquí”, insiste Shai sobre un fenómeno que, aunque comenzó en la pasada década de los sesenta, parece agravarse en los últimos años.
Según las últimas estadísticas, después de la rápida subida en el precio de la vivienda desde 2008 (se ha revalorizado casi un 100 por ciento), una pareja necesita hasta 145 sueldos para financiar la compra de un departamento, por lo que los más cultos y formados optan en algún momento por emigrar en un busca de un futuro menos áspero.
Eso los más afortunados, que cuentan con respaldo familiar para hacerlo porque, según los últimos datos de la Seguridad Social, en 2012 Israel también tenía uno de los mayores índice de pobreza dentro de la OCDE entre los menores de edad, uno de cada tres.
Entre los jubilados, que representan un 9,9 por ciento de la población (el índice más bajo de la organización), la proporción asciende a uno de cada dos antes de las prestaciones públicas y a uno de cada cinco después de obtenerlas.
“Alrededor de un 21 por ciento de la población mayor de 65 años está por debajo del umbral de la pobreza según los parámetros de la organización”, dijo Liora Bowers, investigadora del Centro Taub de Estudios de Política Social, que no obstante destaca que la situación se corregirá en la próxima generación.
En el futuro, la práctica totalidad de la fuerza laboral dependerá de un sistema privado de pensiones, al que ahora aporta, junto con el empleador, un 17,5 por ciento de su salario.
Hasta entonces, los jubilados seguirán teniendo una fuerte dependencia en las ayudas públicas que, a decir de Bowers, son las menos eficientes de todos los países desarrollados por un precario mecanismo de distribución.
Destaca, por ejemplo que estas prestaciones son solo accesibles bajo rígidos criterios que dejan fuera a aquellos que, por ejemplo, tienen en propiedad un coche o una parcela de terreno.
La situación de los jubilados se ve agravada por un galopante coste de la vida que se origina en un mal reparto de la riqueza nacional entre sus diferentes clases sociales y grupos étnicos, a pesar de que la mayoría de los indicadores son positivos.
Según los mismos, el PBI crece a un ritmo de alrededor del 3 por ciento y el desempleo es de solo un 6 por ciento.
Pero el lastre de las contribuciones a los servicios públicos, los crecientes costes de guardería, comida y transporte, sumado a una casi congelación salarial por la crisis financiera de los últimos años, ha provocado una erosión de la clase media, sobre todo de las familias jóvenes.
Según el Centro Taub, el número de familias jóvenes de clase media se ha reducido en más de 10 puntos porcentuales desde 2005, mientras que el FMI recuerda en su último informe de febrero el desafío de incorporar a ultra ortodoxos y árabes israelíes.
“La brecha de productividad y de empleo entre la población judía general, de un lado, y los ultra ortodoxos y los árabe israelíes, del otro, puede socavar a largo plazo el potencial de crecimiento (de la economía israelí)”, advierte. EFE
Indignante, la Tora nos Manda a cuidar a los mayores, algo no estamos haciendo bien.
eso da mucha ira sabiendo que los ancianos jubilados de israel .tienen que pasar sus años de vida tranquilos y sin necesidad .dan ayuda a los asesinos de palestina .comida techo y los pobres de israel pasando miseria .eso no puede ser .señores fuera con todo imigrante islamico y ocupen ce de los hijos .de la casa de israel .
AH CÓMO A LOS ANCIANOS RESPETO Y HONRA, LEANNNNNNNNNNN LA TORAH YA!!!!!