EL 11 de noviembre sería el cumpleaños de Emma Karoline Spira Plank, pero murió en 1990, más su trabajo y dedicación sellaron su vida y la hicieron inmortal.
Nació en Viena, recibió una educación liberal, abierta a los cambios como el método Montessori y la psicología de la Viena entre guerras. En su adolescencia se interesó en el cuidado de los niños y a los 16 años fue seleccionada como voluntaria en la primera escuela Montessori de Viena donde conoció a la Dra. Montessori, quien basada en sus observaciones científicas había creado una pedagogía científica que ve en el niño un gran deseo de conocimientos y capacidad de iniciar su aprendizaje en un ambiente preparado consecuentemente que lo apoya y anima. Un enfoque que valora el espíritu humano y el desarrollo del niño en su totalidad: física, social, emocional, cognitiva. Fundamentalmente es un modelo de desarrollo humano, los niños, especialmente antes de los 6 años, tienen una forma innata de desarrollo psicológico, si pueden escoger y actuar libremente en un ambiente preparado según el modelo Montessori actuaran espontáneamente para un desarrollo óptimo.
Al mismo tiempo, Emma asistió al seminario de Anna Freud sobre la aplicación de la teoría psicoanalítica en la educación infantil y obtuvo su acreditación en el desarrollo infantil. Completo sus estudios en Ámsterdam y Berlín. Recibió un diploma del Programa Internacional de Entrenamiento Montessori, un certificado para maestros del Instituto Psicoanalítico y un certificado del Colegio de Maestros Federales de Austria.
Cuando los nazis tomaron Austria en 1938, Emma Plank era directora de la Escuela Montessori en Viena, ella y su marido, Robert Plank, abogado, sabían que como judíos serían sus víctimas y decidieron buscar refugio en otro país, en otro idioma. Llegaron a Inglaterra como refugiados y después a los Estados Unidos a California, en Oakland trabajo en un orfelinato. Allí conoció a la directora de una secundaria privada en Presidio Hill que la invito a trabajar en su escuela, eventualmente fue su directora. Emma continuo sus estudios e hizo la maestría en desarrollo infantil en 1947.
Al año siguiente viajó a Viena contratada para establecer un jardín de niños y preparar a sus maestros. Terminada la tarea, volvió a San Francisco y fue invitada por una psicoanalista para trabajar con ella en la escuela Hana Perkins en Cleveland que atendía a niños de edad preescolar con problemas emocionales y de comportamiento, los Plank se trasladaron a Ohio. Otra invitación la llevó a las salas pediátricas del Hospital de Cleveland. El Dr. Robbins, premio Nobel, era el Jefe del Departamento de Pediatría y Enfermedades Contagiosas, buscó a Emma para preguntarle si estaría interesada en desarrollar un programa psico-social para los muchos pacientes infantiles con largas estancias en el hospital enfermos de polio o tuberculosis. Aceptó entusiasmada, para ella era claro que el niño no es un adulto pequeño, sus necesidades son distintas, la experiencia hospitalaria es generalmente de gran ansiedad, angustia y, probablemente, trauma psíquico; la inmadurez y la limitada capacidad de adaptación al enorme número de factores del ambiente hospitalario requieren un tratamiento diferente del que recibe el paciente adulto. Buscar una solución al problema del niño hospitalizado era una necesidad nueva en la vida de los hospitales. Emma fue pionera en la preocupación por los efectos de la hospitalización infantil y su solución. Fue Emma Plank y numerosos seguidores quienes participaron activamente en la formación de programas de Educación y Recreación conocidos en la actualidad como Programas de Vida Infantil. De 1955 a 1972, Emma Plank dirigió el programa de “Vida Infantil y Educación” en el Metro Health Medical Center de Cleveland.
En poco tiempo se dio a conocer el trabajo de Emma Plank en todo el país y en 1962 escribió el primer libro de texto para la nueva profesión de Vida Infantil, titulado: “Trabajando con niños en hospitales. Una guía para el equipo profesional.” El libro fue escrito con la ayuda de una enfermera y educadora. El texto provee descubrimientos de teorías contemporáneas sobre el desarrollo del niño, el impacto de la hospitalización en los niños y sus familias. La importancia de juegos, de un cuarto de juegos, de la preparación médica para tratar la tensión del niño y la familia, métodos de auto-expresión y la necesidad de colaboración del equipo de trabajo. Incluía fotos, dibujos infantiles, viñetas e historias ilustradas para lectores jóvenes y padres que describía lo que sucedía y lo que se podía esperar de una visita al hospital. En 71 se publicó la segunda edición revisada y ampliada y fue traducida a varios idiomas. Plank recibió la medalla de oro del Centenario de Montessori.
En 1965 fue invitada a Boston con otros 40 líderes en cuidado de la salud del niño de todo el país y formularon una proposición para una organización nacional interdisciplinaria que sería la asociación para el Cuidado Infantil en el Hospital, subsecuentemente cambio el nombre a ‘Asociación para el de la Salud Infantil. Plank fue elegida su primera presidenta. Una de sus aportaciones importantes fue la incluir a los padres como miembros cuando el cuidado concentrado en la familia empezaba a ser una filosofía y una práctica prevalente. En Cleveland también fue facultativa de la universidad hasta que se retiró como Profesora Eméritos de Desarrollo Infantil.
Escribió más de 30 artículos y edito el trabajo de otros autores. Recibió la Medalla de la Ciudad de Viena. Cuando su esposo murió en 83, volvió a Viena y fue concejera de un grupo de pediatras alemanes interesados en su programa de Vida Infantil.
En 88 viajó a Estados Unidos para recibir el grado de Doctor Honoris Causa en Educación en Boston en reconocimiento a su profunda influencia en la nueva profesión de Vida Infantil en la universidad y por su Programa de Verano, único, para el niño hospitalizado.
Emma Plank murió en Viena en 1990.
El Consejo de Cuidado Infantil le rindió honores a su legado estableciendo el “Emma Plank Keynote Address” para sus conferencias anuales. En 2005 se publicó una tercera edición de su libro en el L Aniversario de la fundación del Programa de Vida Infantil y Educación.
La influencia de Emma Plank no solo es producto de su trabajo, dedicación y talento en el liderazgo en la humanización del medio ambiente para niños y jóvenes en los hospitales, sino también de su estilo modesto y poderoso en sus relaciones personales, de su pasión por la salud infantil, de sus profundos conocimientos en el desarrollo y la psicología infantiles. Emma Plank fue una promotora infatigable del bienestar infantil, sobre las huellas de Montessori, no solo físico, sino también cognitivo, social y emocional.
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