Un espacio fabuloso donde el pasado, presente y futuro se combinan para desarrollar una experiencia singular. El pintoresco esplendor de un mágico pueblo colonial se funde con los más avanzados conceptos contemporáneos, para cautivar hasta al viajero más experimentado.
Hotel Matilda, miembro de Design Hotels, realza el aura de San Miguel con un estilo y elegancia de vanguardia. Los huéspedes son bienvenidos a una localidad con un rico pasado histórico a través del prisma de las últimas tendencias en hotelería de lujo, una visión despierta sobre arte y ambiente, una mentalidad ecológica en cuanto a operaciones y una pasión para otorgar nuevas y enriquecedoras experiencias personales y culturales.
Para Harold “Spook” Stream y Bruce James, los dos hombres detrás del Hotel Matilda, el atractivo de San Miguel va más allá de su belleza y su compleja historia. Como dice Stream, “hay un sentimiento muy espiritual sobre San Miguel”.
Ambos hombres tienen fuertes conexiones con la ciudad: Stream ha tenido un hogar allí durante casi dos décadas y, aunque su oficina principal está en Louisiana, pasa de siete a ocho meses del año en San Miguel. “Amo los colores”, dice, “amo a la gente”. James, que ha estado viviendo en México durante muchos años y ahora se desempeña como director de Matilda, dice que se enamoró de San Miguel, que es un sitio del Patrimonio Mundial de la Unesco, de inmediato: “Hay una sensación de paz aquí”.
Para algunos miembros de la comunidad, el enfoque contemporáneo de Hotel Matilda fue controvertido. James dice que el hotel “causó un escándalo en la ciudad”, cuando abrió por primera vez, porque evitaba el estilo colonial tradicional de la ciudad.
Como recuerda Stream: “Cuando algunos de los líderes de la ciudad entraron, uno de ellos dijo: ‘¿Qué es todo este mármol blanco en todas partes?’ Y luego se dio la vuelta y salió”. Pero a medida que pasaba el tiempo y los eventos del hotel comenzaron a atraer a los lugareños, recuerda James, esa actitud comenzó a cambiar. “Cambió cuando comenzamos a ofrecer cosas que incluían a la comunidad”, dice.
James se unió a Matilda unos dos años después de su apertura, cuando el gerente original del hotel regresó a Chile por motivos personales. Nacido en Toronto, se había sentido atraído por el mundo del arte desde que era un niño. “Mi madre siempre estuvo interesada en el arte”, dice, “y todos los años hacíamos un viaje a Nueva York para visitar el Met, luego el MOMA”. Trabajó en un hotel en Toronto, antes de cansarse de su ambiente genérico y mudarse a México, donde se centró en la industria hotelera boutique. “Me gusta la espontaneidad”, dice, de los hoteles boutique, “tienes la libertad de hacer básicamente lo que quieras”.
Ubicado entre casas de terracota y torres de iglesias de la época colonial en San Miguel de Allende, el Hotel Matilda se distingue por su decoración moderna y vanguardista, que invita a los visitantes a mirar más de cerca.
Los artistas expatriados se han reunido en esta ciudad colonial durante generaciones, formando una comunidad unida. Precisamente por eso estas calles adoquinadas eran el lugar ideal para un hotel con una colección ecléctica de arte contemporáneo. Mientras algunas rotan, la mayoría de las piezas se exhiben de forma permanente, como el retrato de Diego Rivera de la madre del propietario, Matilda, que cuelga en el vestíbulo.
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