Ucrania: el factor Turquía

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Los gobiernos de varias naciones del Oriente Medio han manifestado su alarma por la invasión rusa a Ucrania. El gabinete del gobierno egipcio se reunió de inmediato para discutir planes ante los previsibles impactos en la importación de trigo ucraniano, los aumentos de los precios internacionales de los combustibles y la posible reducción de los ingresos provenientes del turismo.

En Israel, el ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, calificó la agresión rusa a Ucrania como una violación seria del orden internacional, aunque el primer ministro Bennett fue mucho más cauto en su reacción al tratar de no dañar demasiado la importante relación que existe con el Kremlin. En la zona del golfo Pérsico, las llamadas de altos funcionarios del Departamento de Estado de EU a los dirigentes de los Emiratos Árabes y Arabia Saudita tuvieron por objeto asegurar un bloque sólido de naciones capaz de respaldar en foros internacionales el apoyo a Ucrania y la implementación efectiva de las sanciones previstas contra Rusia.

En cuanto a Líbano, país sumido en una de las peores crisis económicas y humanitarias de su historia, hubo una condena oficial a la invasión, al tiempo que el ministro de Economía, Amin Salam, manifestó su preocupación por la seguridad alimentaria de su país, ya que Líbano no posee reservas de trigo más que para un mes, al ser Ucrania el productor que satisface 60% de las necesidades libanesas de ese cereal.


Hay también en la región, quien se asumió como firme partidario de Rusia en esta coyuntura. Se trata de Bashar al Assad, el dictador de Siria, quien gracias al apoyo de Moscú ha recuperado control de buena parte de su país, tras una década de salvaje guerra civil que, entre otras cosas, le permitió a Putin asentar ahí firmemente su presencia. Assad culpó a Ucrania de desatar el conflicto y calificó la invasión rusa como “una corrección de la historia mediante la restauración del balance mundial perdido tras la disolución de la Unión Soviética”.

Pero, sin duda, el más importante actor en esas latitudes respecto a lo que ocurre en Ucrania, es Turquía, ya que bajo lo establecido en la Convención de Montreux de 1936, posee el control de los estrechos que comunican el Mediterráneo con el Mar Negro, y apenas hace unas cuantas semanas seis buques de guerra rusos y un submarino utilizaron ese pasaje.

Poco antes de la invasión rusa, cuando el nivel de las tensiones había escalado y los vientos de guerra se percibían ya con claridad, Turquía declaró que estaba evaluando la petición del embajador ucraniano en Ankara, Vasyl Bodnar, de cerrarle a Rusia los estrechos del Bósforo y los Dardanelos, dada la inminencia del ataque. La petición parecía no haber caído en oídos sordos, ya que las declaraciones el martes pasado de Omer Celik, vocero del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo en Turquía, se refirieron a esa posibilidad como algo que estaban evaluando, ya que era del interés del gobierno de Erdogan, evitar el estallido de un conflicto bélico como el que se veía venir, con repercusiones graves para la economía turca que tan sólo esta semana como consecuencia de la crisis, vio devaluarse su ya golpeada moneda en 5% más.

No cabe duda que Turquía es uno de los países que más retos enfrentan ante la crisis ucraniana. Es miembro de la OTAN y ha suministrado a Ucrania drones TB2, pero al mismo tiempo, y para enojo de sus socios en la OTAN, adquirió de los rusos, desde hace un par de años, el sofisticado sistema de defensa S400. En cierta forma, se encuentra entre la espada y la pared, ya que tiene estrechas relaciones tanto con el agresor como con la víctima, y la inestabilidad, producto de la invasión, le augura un seguro agravamiento de sus múltiples problemas. Por ello, en días pasados, trató tenazmente de mediar para evitar la confrontación y ofreció ser sede de pláticas entre Ucrania y Rusia, pero su oferta fue ignorada por Putin.

Al cierre de este artículo aparece la declaración del ministro de relaciones turco Mevlut Cavusoglu, de que a pesar de estar a favor del respeto a la soberanía e integridad territorial de Ucrania, su país no puede cerrar el paso a las fuerzas navales rusas que viajan hacia el Mar Negro, ya que existen objeciones legales derivadas de la Convención de Montreux que son imposibles de evadir. Aunque es pronto para medir las derivaciones globales de la guerra desatada por Putin, ya desde ahora el sufrimiento de las poblaciones directamente golpeadas y los vaticinios acerca de los estragos económicos por venir auguran, por desgracia, un mundo cada vez más complicado y sombrío.

Acerca de Esther Shabot Askenazi

Licenciada en Sociología egresada de la UNAM (1980), con estudios de maestría en Sociología en la UNAM y con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana. (1982-1985) Fue docente en la ENEP Acatlán, UNAM durante 10 años (1984-1994). Actualmente es profesora en diversas instituciones educativas privadas, judías y no judías.De 1983 a 1986 fue colaboradora semanal del periódico "El Nacional" tratando asuntos del Oriente Medio.Desde 1986 hasta la fecha es editorialista semanal en el periódico Excélsior donde trata asuntos internacionales.Es comentarista sobre asuntos del Medio Oriente en medios de comunicación electrónica.Publicaciones:"Los orígenes del sindicalismo ferrocarrilero". Ediciones El Caballito S.A., México, 1982.En coautoría con Golde Cukier, "Panorama del Medio Oriente Contemporáneo". Editorial Nugali, México, 1988.Formó parte del equipo de investigación y redacción del libro documental "Imágenes de un encuentro. La presencia judía en México en la primera mitad del siglo XX" publicado por la UNAM, Tribuna Israelita y Multibanco Mercantil, México, 1992.Coautora de "Humanismo y cultura judía". Editado por UNAM y Tribuna Israelita. José Gordon, coordinador. México, 1999.Coordinadora editorial de El rostro de la verdad. Testimonios de sobrevivientes del Holocausto en México. Ed. Memoria y Tolerancia, México, 2002.Redactora de la entrada sobre "Antisemitismo en México" en Antisemitism: A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution". Ed. ABC CLIO, Chicago University, 2005."Presencia judía en Iberoamérica", en El judaísmo en Iberoamérica. Edición de Reyes Mate y Ricardo Forster. EIR 06 Enciclopedia Iberoamericana de Religiones. Editorial Trotta. , Madrid, 2007.Artículos diversos en revistas de circulación nacional e internacional.

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