Érase una vez, hace mucho mucho tiempo, en un lugar muy muy lejano, que fui por primera vez a una fiesta de Kipur. Toda mi prepa me negué a ir, no por ser menor de edad sino porque el ambiente no tenía nada que ver con mi vida social del momento que además, era un tanto complicada (tema para otro día).
Como universitaria me chocaba la simple idea de ir a una fiesta con puro paisano, aunque estaba llena de actividades comunitarias, me negaba a que mi nerdez comunitaria llegara a mi vida nocturna y fiestera… Pero ahí estaba, por mas de un año en el Depor viendo todas las opciones de cómo pasarla mal en un solo lugar, era la peor combinación entre escuincles menores de edad y treintañeros cuasi cuarentones que se sentían quedados y trataban de ligar con esas niñas del renglón de arriba.
¿Qué hacía yo ahí? Confieso que trabajar (momento apropiado para mandar un saludo estilo “naco-en-la-tele” a mis amigos de anajnu.com que me están viendo) para una página de internet buscando chismes, eventitos curiosos, socios y de más.
Por años me negué a regresar y me burlaba de los que iban. Era el único lugar donde podías ver “quedos pateando loncheras”. Mi sorpresa cuando hace un año un amigo mío (cuyo nombre quedará sin ser mencionado por razones de seguridad) me dijo “Estuvo de poca, te la perdiste”. ¿Cómo que me la perdí, qué puede haber ahí digno de perderse? Y con aquello de mi nuevo gusto por escribir y curiosidad periodística (morbo cochino pero ssshhh) me dije a mi misma: mi misma, vas a ir a sacarlos de su error y demostrar que sigue siendo solamente una mala idea de fiesta.
Una vez preparada psicológicamente y después de sonsacar por lo menos a una amiga me fui a la susodicha. Primer error de mi parte: esperar un desastre de desorganización en la entrada. La verdad, palomita: Punto para la fiesta.
Siguiente asunto a demostrar: Aquello de los menores de edad, y mientras pasaban los minutos no llegaba ninguno. Después de algunas horas vi a una, pero seamos sinceros, para cuando se publique este artículo ya va a tener 18 así que: Punto para la fiesta.
Ahora bien, el hecho de que sean mayores de edad no quiere decir que tengamos un grandísimo espectro generacional. Si bien es verdad que no era yo la mas vieja de la fiesta, si estaba en el top 5 (o 3 a lo mejor) de las mujeres presentes. Hay todavía algunos restos de los treintañeros aquellos, pero parece mas bien reunión post ajshará tirándole a “niños Anáhuac meet niños Ibero” ¡hace mil ocho mil que no te veo desde hace 2 semanas! Punto para Nurit.
Corrían rumores de la fiesta de un año antes que por haber sido en fin de semana había sido mucho mejor, o por lo menos mucho mas concurrida, otros decían que así era mejor porque por lo menos se podía caminar y hace un año había tanta gente que ir al baño era una excursión de 25 minutos. Y si a mi me preguntan, prefiero poder caminar: Punto para la fiesta.
Eso si, tache estilo “espantosa X de Chabelo”, mal muy mal: Dejan fumar adentro del salón: Punto para Nurit.
Pensando en cosas diferentes, chicos de Juventud MD… Tienen a su disponibilidad todo el material del Centro comunitario, no puede ser, no les creo que no haya con qué decorar aunque sea tantito el salón. No se lo avienten al DJ (y si se lo avientan al DJ denle presupuesto), usen su imaginación, revisen bodegas, cuélguenle telitas de colores, pónganle tema o ALGO: Punto para Nurit.
La barra libre tiene sus ventajas… y desventajas. Nuestros niños (adultitos para usar un término mas adecuado) sacan a relucir todas sus desventajas. Los gritos déspotas en la barra, las “niñas bien” perdiendo el estilo, el “vamos afuera a que te rompa la madre”, se hicieron presentes, no en proporciones descomunales pero si suficientes: Punto para Nurit.
A mi me dijeron que había comida y aunque vengo de cenar como se cena después de un ayuno de un día y pico, un junk bar no es comida: Punto para Nurit.
La música no es nada -nada nada- mi estilo, pero como dirían mis amigos “es que Nurit, tu música es medio rara” así que la verdad: Punto para la fiesta.
Alcoholímetro en el estacionamiento: Punto para la fiesta.
Tenemos un empate técnico, hay muchos otros puntos de los que podríamos hablar pero tengo que terminar aceptando la verdad: Yo no seré el “público objetivo” de la fiesta, no me gusta la música de antro fresa, no me gustan los borrachos de barra libre, no me gusta ver como las niñas se visten “putitas”, pero, me la pasé bien.
Punto para la fiesta.
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