Los pequeños Omar y Shoshi tienen 2 años. Asisten juntos a la guardería WIZO Casa Matilda, desde que tenían 6 meses. La guardería está situada en una zona de Jaffa, Tel Aviv, habitada por árabes y judíos. A pesar de ser un barrio de bajo nivel económico, es un vívido ejemplo de la sociedad multicultural israelí.
Omar, un pequeño árabe israelí, vive junto a sus padres y a sus seis hermanos mayores. Su padre trabaja largas horas en la construcción y su madre, Fatima, cuida de sus niños en el hogar.
Fátima no deseaba enviar a Omar a la guardería a una edad tan temprana. Pero cuando debió hacerse cargo de su anciano y enfermo padre tras el fallecimiento de su mamá, aceptó enviarlo a Casa Matilda. Su amiga y vecina, una mujer judía cuya hija, Shoshi, acababa de comenzar a asistir a Casa Matilda, le contó cuán satisfecha estaba con la guardería WIZO donde reciben a bebés y niños de todos los orígenes.
Fátima aún no estaba segura cuando trajo a Omar por primera vez, pero el cariño de la metapelet (cuidadora) que tomó a Omar entre sus brazos y le habló amorosamente, la tranquilizó. Omar recompenzó con sonrisas a la metapelet, una joven mujer etíope que lo sentó en la alfombra junto a Shoshi y otros bebés supervisados por una señora árabe cuyos ojos brillaban mientras jugaba con los bebés.
Shoshi y Omar son dos felices niñitos que juegan juntos con otros amigos de la guardería, niños de todos los colores, de todas las razas y religiones. Juntos celebran las fiestas judías, cristianas y musulmanas y aprenden canciones de paz y coexistencia.
Fátima cuenta ahora con tiempo libre. Desde que el abuelo ha fallecido, Omar asiste a la guardería WIZO Casa Matilda y sus otros hijos van a la escuela, Fátima asiste a un curso WIZO para capacitarse como metapelet. A menudo viene a la guardería como voluntaria. “Me llena el corazón de orgullo ver a todos esos niños tan felices y bien atendidos. Mi esposo no quería que Omar asistiera a la guardería, pero desde que comenzó y puede ver por sí mismo lo bien que juegan los niños juntos, a los padres que se reúnen para las fiestas de todas las religiones, ha quedado muy impresionado y me alienta en mi trabajo voluntario. Yo sé que seré una excelente metapelet uniendo mi propia experiencia como madre al entrenamiento que recibo en el curso de WIZO y que me abre las puertas de un nuevo mundo. ¿Y los bebés? Para mí, todos son Omar y Shoshi. A todos los quiero como propios”, dice Fátima.
Desde que Fátima comenzó a frecuentar la guardería WIZO, su círculo social se ha ampliado y ahora disfruta de la compañía de otras madres, que pertenecen a otras culturas y religiones pero que al igual que ella, son madres israelíes que solo desean lo mejor para sus hijos.
De este modo, entre muchos otros objetivos, WIZO incentiva activamente la coexistencia y el respeto mutuo que promueve la paz. Deseamos comenzar este proceso beneficioso a una edad muy temprana.
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