Agreden a mujeres en el primer día de oración igualitaria en el Kotel, ultraortodoxos detenidos

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Activistas feministas judías rezaron este viernes por primera vez libremente y bajo protección policial en el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén, en donde religiosos ultraortodoxos que intentaron oponerse a su acción fueron detenidos.


El portavoz de la policía, Micky Rosenfeld, declaró a la AFP que 1.000 ultraortodoxos fueron mantenidos a distancia de un grupo de la asociación “Mujeres del Muro”, que hacían su oración mensual llevando chales de oración, tras una decisión de justicia que las autoriza a hacerlo.

Manifestantes ultraortodoxos intentaron pasar por la fuerza, algunos llamando “nazis” a los policías, otros insultando a las activistas.

Lanzaron botellas de agua, bolsas de basura, sillas de plástico y huevos tanto contra los policías como contra las mujeres, contó un periodista de la AFP.

Dos policías resultaron heridos, sin gravedad.

La policía detuvo a cinco ultra ortodoxos por “desordenes públicos”, indicó el portavoz.

Una vez que terminaron de rezar, los policías escoltaron a las mujeres hacia un bus que las llevó fuera de la Ciudad Vieja.

Durante más de 20 años, estas activistas feministas han pedido a las autoridades que se les autorice rezar en el Muro de las Lamentaciones — el lugar más sagrado del judaísmo, último vestigio del segundo Templo destruido por los romanos en el año 70 de la era cristiana — en voz alta, llevando el chal de oración, filacterias, la kipá y leyendo la Tora, una manera de orar tradicionalmente reservada a los hombres.

Y mientras tanto miles de jóvenes religiosos se manifestaban en su contra

Haredi Orthodox youth mob Western Wall in protest of women’s prayer service
By Ben Sales · May 10, 2013

JERUSALEM (JTA) – Haredi Orthodox youth mobbed the Western Wall plaza by the thousands to protest Women of the Wall as they held their monthly prayer service.

The youth, many of them students from haredi Orthodox yeshivot, had filled the Western Wall Plaza by 6:40 a.m. on Friday, 20 minutes before Women of the Wall, a women’s prayer group that holds monthly services at the Wall, began praying. Because haredi Orthodox women had packed the women’s section of the plaza earlier in the morning, Women of the Wall were forced to pray in the back section of the plaza, further away from the Wall itself.

The Women of the Wall service was the first since a ruling last month by a Jerusalem District Court judge that the group did not violate the law and deserved police protection rather than arrests.

Police were on hand Friday morning to protect the women, a reversall of scenes from months past, when women wearing prayer shawls to the monthly service would be arrested for breaking a law that outlawed any deviation from “local custom” at the wall. Police arrested three Haredi protesters and a police spokesman said more arrests may be in the offing as police review video.

One day before the service, Rabbi Aharon Leib Shteynman, a haredi leader, called on thousands of students to protest Women of the Wall.

A constant din of screaming came from the crowd as the service began, and shrieks erupted as a woman wearing a prayer shawl tried to push through the mob to reach the service. Police, sometimes holding hands, sometimes linking arms, held back the crowd as two officers, with difficulty, escorted the woman through.

“It’s sad that they’re using the Kotel to advance their interests,” said an Orthodox graphic designer from Jerusalem, 29, who declined to give her name. “They want to change all of Israel. It’s an insult to this place.”

Women of the Wall’s service has rarely, if ever, seen this many people come to protest. Many of the haredim said that they were there to pray, as haredim do daily at the Wall.

“I came to pray and to protest gentiles who masquerade as Jews,” said Pini, 17, from Jerusalem, who would not give his last name. “I’ve taken hits here and I’ll take more hits. They’re making the Torah crooked. They want us to be like them.”

Natan Sharansky, the chairman of the Jewish Agency who has been endeavoring to broker a modus vivendi at the Wall by expanding the prayer area, said the events of Friday morning underscored the need for such a solution.

In a statement he described an “urgent need” for a solution that would “allow any Jew, group of Jews or Jewish community to pray at the Western Wall according to their own custom.

Sharansky praised the police for protecting those engaged in prayer from “rioters.”

As the service went on, the crowd of haredi Orthodox men tried to push through the police barricade several times – and almost succeeded before the officers pushed them back, sometimes manhandling a student or two along the way. As attempt after attempt to breach the police line failed, the men turned to throwing cups of water and coffee at police, journalists and – when they could – the women praying. One protester threw a chair.

At times, the haredi Orthodox crowd would itself break out into song, singing about the failure of wicked plans and the dominion of God.

Throughout it all, Women of the Wall prayed a full service, trying to sing over the screams that would rise every time a song began. For the first time in at least months, men and women mixed at the service, with no divider to separate them.

“This is an embarrassment and a shame how some people are acting to people who just want to pray,” said Bracha, 66, who participated in Women of the Wall’s service and also would not give her last name. “There’s space for everybody. People need to relate with understanding to those who don’t do the same thing as them.”

For some supporters of Women of the Wall, Friday’s conflict was about more than the right to pray freely at Judaism’s holiest site.

“This is a struggle for democracy in Israel,” said Lucas Lejderman, 30, a counselor in the Conservative Jewish youth movement here.

Whether protesters will turn out in equal numbers when Women of the Wall meet next month is unclear. But as the crowd dispersed, the women sang Hatikvah, Israel’s national anthem.

As if on cue, the handful of protesters who remained booed at the top of their lungs.

El País

Apedrean a varias mujeres que rezaban en el Muro de las Lamentaciones

Su voluntad era rezar donde siempre lo hacen, en la zona reservada a mujeres en el muro de las Lamentaciones, empleando elementos litúrgicos que en la tradición judía ortodoxa suelen utilizar sólo los varones. Esta vez lo iban a hacer, por vez primera, con la ley de su parte, después de que hace dos semanas un juzgado de Jerusalén fallara a su favor y dijera que podían rezar en el lugar más sagrado del judaísmo con el atuendo y el rito que desearan, sin tener que ser consideradas provocadoras, libres del temor a estar quebrantando la ley. Era demasiado esperar.

Las sillas volaron. A las 400 Mujeres del Muro, como se conoce a esta agrupación, les llovieron piedras, vasos, botellas. “Nazis, volved a Alemania”, les gritaron. “Peor que si vinieran aquí a rezar musulmanes”. Los agresores eran jóvenes ultraortodoxos, con su sempiterno atuendo de gorro y traje negro, iracundos por la mera presencia de mujeres cubiertas con el talit, o manto de oración, y tocadas con las filacteria, cajas de cuero con pasajes de la Torá que se atan a la cabeza y brazo. Cuando las mujeres comenzaron a cantar, un ensordecedor estruendo inundó la plaza del Muro.

Era una marea de pitos, y el rugir de bramidos de ira ultraortodoxa. A esos hombres, la costumbre tradicionalista les impide escuchar a mujeres cantar. Y decidieron acallarlas. La policía, que hasta el mes pasado había arrestado a mujeres por rezar de ese modo, estaba en el Muro por primera vez para protegerlas. Creó un perímetro de seguridad con vallas. Hubo forcejeos. Dos agentes resultaron heridos. Tres personas fueron arrestadas. El Muro, tan sagrado para el judaísmo, parecía cualquier cosa menos un lugar de rezo.

“¿Cómo se sentirían en el Vaticano si allí acudiera un musulmán a rezar?”, preguntaba Aaron Ess, de 20 años. Era una comparación poco afortunada, pues tanto él como las mujeres pertenecen al mismo credo. “De acuerdo, pero esto no es discriminación. Les dejamos hacer lo que quieran, pero que lo hagan en su casa, que no lo hagan en público, que no vengan a provocar”, respondió.

El grupo de Mujeres del Muro lo crearon en 1988 unas creyentes cuya finalidad era tener libertad de rezo en la zona reservada a féminas en ese lugar sagrado. No pedían cambios en la distribución de la plaza ni mezclarse con los hombres. Desde entonces sufrieron numerosos reveses, los mayores dos sentencias en las que el Tribunal Supremo ordenó que en el Muro se respetara la tradición imperante, la que salvaguardan los rabinos ultraortodoxos. En esos veredictos se apoyó la policía para efectuar numerosos arrestos de mujeres en los meses pasados. Ahora, sin embargo, el último fallo judicial le da la razón a estas perseverantes mujeres.

“Es muy triste ver esta violencia”, explicaba tras el rezo Shira Pruce, una de esas mujeres, con la voz casi perdida. “Los rabinos, todos los rabinos, deberían ahora denunciar esas agresiones, que son intolerables. Es increíble que esos grupos ultraortodoxos reaccionen de esa manera cuando ven que el poder se les escapa. Cuando la ley no se pone de su lado, se amotinan, y nos agreden. Pero no abandonaremos, por mucho que ellos quieran”.

Al rezo acudieron también cientos de adolescentes ultraortodoxas, a las que sus rabinos y familiares les habían dado permiso para acudir al Muro y rezar, un intento de acallar a las fieles a las que consideran díscolas. Las jóvenes acudieron, pero, a diferencia de los varones, mantuvieron la compostura, y se dedicaron a rezar de forma callada, sin más estridencias.

“¿Se creen que esto es un circo? No lo es, es un lugar de rezo”, dijo Leia Aharoni, que participó en la organización de la protesta contra las Mujeres del Muro. “Hay muchas formas en las que las mujeres pueden emanciparse, pero no empleando cosas superficiales como el manto de rezo. Este no es un lugar para ello. Hay que respetar las tradiciones”.

El año pasado, el Gobierno de Israel le encargó a la Agencia Judía que buscara un plan para permitir a las mujeres rezar en liberad en el muro sin soliviantar a los tradicionalistas. Esa institución propuso recientemente ampliar la zona de rezo y crear una parte nueva en la plaza del Muro fuera de la influencia y control ultraortodoxos.

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3 comentarios en «Agreden a mujeres en el primer día de oración igualitaria en el Kotel, ultraortodoxos detenidos»
  1. Basta de divisiones, y calificaciones.
    Los unicos que tratan MAL a sus mujeres, (como camellos) son los PRIMOS!!
    Si las mujeres son BUENAS para enlistarse en el ejercito.. y CANTAR A LA VIDA!! porque limitarle los derechos COMO SERES HUMANOS PE>NSANTES??.. no como camellos o servidumbre!!
    Mujeres VAN al ejercito DONDE LOS HAREDIM no cumplen con su parte !! que no habran oido de los macabeos??
    La destruccion de Jerusalem FUE DEBIDA a la falta de union entre los JUDIOS (cantorews a la VIDA) quieren otro templo??? empezar por NO DIVISIONES y Jalar todos SI TODOS para el mismo lado.. independientemente de SEXO!! Am ISRAEL vcontiene tanto ahombresw como a mujeres!!

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  2. Obviamente Deborah con Barak no pudiesen haber Servido a Israel!,,

    Los vientres son importantes SOLO para legitimacion de herencia?.

    Basta!, hasta cuando nos vamos a reconocer como SERES humanos, pensantes?. QueGolda Mair no demostro que las mujeres ocupan un lugar tambien?.

    Haredim a trabajar, a producir cono todos, y en cualquier pais no mantienen a sus religiosos, y SI tienen que hacer servicio publico!,

    Ganarse el pan con elsudor de la frente, fuera!

    Responder

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