“¿Si no apoyamos a estas personas [de la Franja de Gaza] hoy, quién nos apoyará mañana cuando nos pase lo mismo? La acción de Turquía servirá de ejemplo para otros países a los que no les gusta la situación actual”, declaró Erdogan.
Asimismo, el presidente subrayó que Turquía “no busca desencadenar hostilidades ni luchar con ningún país” de su región. “Sabemos muy bien cómo Occidente nos presionará por esta decisión“, añadió.
Sin embargo, prosiguió Erdogan, Ankara no desea “conflictos, sangre y lágrimas”, sino que “vivir juntos en paz y prosperidad”, y “el camino a seguir es apoyar a los oprimidos”.
El ministro de Comercio turco, Omer Bolat, afirmó el 3 de mayo que la suspensión del comercio con Israel continuará hasta que se establezca un alto al fuego permanente en la Franja de Gaza. Otro requisito de Turquía es que se permita el acceso humanitario continuo y sin trabas al enclave palestino.
El 7 de octubre, un ataque coordinado por el movimiento palestino Hamás contra más de 20 comunidades israelíes resultó en aproximadamente 1.200 fallecidos, alrededor de 5.500 heridos, y la captura de 253 rehenes, de los que cerca de 100 fueron posteriormente liberados en intercambios de prisioneros.
En represalia, Israel lanzó una declaración de guerra contra Hamás y emprendió una serie de bombardeos sobre Gaza, que han dejado hasta el momento más de 34.600 palestinos muertos y unos 77.800 heridos.
Rusia y otros países instan a Israel y Hamás a pactar un alto al fuego y abogan por una solución de dos Estados, aprobada por la ONU en 1947, como la única vía posible para lograr una paz duradera en la región.
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