Las aves urbanas, es decir, las especies de aves que están acostumbradas a un hábitat rodeado de humanos, como las prinias gráciles, los periquitos de cuello anillado y los cuervos, adaptan sus movimientos en función a esa presencia.
Un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv TAU) aprovechó la cuarentena por el estallido del COVID-19 en 2020 para estudiar las modificaciones en el comportamiento de esas aves ante la disminución de la presencia humana.
El estudio estuvo dirigido por Congan Sun, estudiante de investigación y Arjan Boonman, jefe de la Escuela Sagol de Neurociencia, Yossi Yovel, miembro de la Escuela de Zoología de la TAU, y Assaf Schwartz, del Departamento de Arquitectura del Paisaje del Technion.
Por un lado, los científicos hallaron que los cuervos y los periquitos de cuello anillado. Estas dos especies se caracterizan por seguir a los humanos para alimentarse de sus restos de comida. Por otro lado, las prinias gráciles aumentaron su actividad en la misma área.
Para llevar a cabo el estudio colocaron 17 micrófonos sensibles de banda ancha en el Parque Yarkon, en el norte de Tel Aviv, y también en las calles adyacentes. Luego utilizaron la inteligencia artificial para analizar todas las grabaciones.
Según Yovel, “cuando comenzó el primer cierre de COVID-19, nosotros, como muchos investigadores, en muchos campos, identificamos una rara oportunidad para realizar experimentos de campo que examinarían cómo se comportan los animales en ausencia de humanos”.
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