El ministerio estima que hay alrededor de 60 millones de personas que entran dentro de esa categoría y sugiere exponerlas a las enseñanzas de la religión judía y a la lengua y la cultura hebreas, persiguiendo la conversión de una parte indeterminada de esa población “afín”.
El plan fue elaborado desde 2016 por un comité designado por el ministerio de la Diáspora, cuyo titular es Naftalí Bennett, y en la actualidad se presenta como una serie de “recomendaciones” que todavía no se adoptaron.
El informe no recomienda la conversión masiva al judaísmo de 60 millones de personas pero sugiere que se dé un trato especial a las comunidades de la diáspora que sin ser judías de pleno derecho mostraron interés en ser reconocidas por el estado de Israel o que incluso solicitaron la nacionalidad israelí.
El comité presentó el plan estratégico al Gobierno de Benjamín Netanyahu el 25 de marzo y está a la espera de una reacción del ejecutivo.
El plan insta a llevar a Israel a individuos y grupos enteros o comunidades que entran dentro de la categoría descrita con el fin de convertirlos al judaísmo.
El informe habla de una “oportunidad estratégica sin precedentes para atraer a esos grupos más cerca del pueblo judío a través de un programa claro, abierto a quienes están interesados en unirse al pueblo judío”.
En Israel hay 6,5 millones de judíos y algunas estimaciones aseguran que en la diáspora hay una cantidad similar, si bien el plan del ministerio de la Diáspora se dirige a los no judíos.
Artículos Relacionados: