La producción de máscaras de gas en Israel cesará casi completamente bajo una decisión aprobada por el ministro de defensa israelí, Moshe Ya’alon, y se espera que sea confirmada pronto por su gabinete interno.
La decisión se basa en una baja significativa de la amenaza de un ataque de Siria con armas químicas, como resultado de la erradicación de los almacenes de este tipo de armamento del país en una operación que comenzó en el 2013 y finalizó en junio, informó el medio israelí Haaretz.
Aproximadamente hace un año, en respuesta a la amenaza reducida y a medidas económicas, el gabinete interno aprobó una propuesta de Ya’alon para finalizar con la entrega de máscaras de gas a civiles y reducir la producción a las cantidades necesitadas por el ejército y los socorristas. En esa resolución se pidió que se evalúe el tema en un año.
Ahora, el ministro israelí ha decidido frenar la producción de máscaras para soldados, excepto un número pequeño que será destinado a los socorristas. Estas tienen una mejor calidad que las entregadas a los civiles.
La decisión significará cerrar las líneas de producción de dos compañías, Supergum y Salón, lo que resultará en el despido de docenas de trabajadores. Algunos profesionales militares creen que es un riesgo demasiado grande dado a los años de temor de que Siria tenga un stock residual de armas químicas.
Sin embargo, las agencias de inteligencia creen que en el peor caso, los sirios podrían usar tales armas contra soldados en la frontera e incluso consideran que esto es muy poco probable. No creen que Siria las use contra la población civil israelí.
En el momento en el que se suspendió la distribución a civiles, un poco más del 60% las había recibido. Mantener ese nivel de cobertura costará unos cientos de millones de shekels por año y terminar el trabajo de entregarlas todas iba a costar cerca de 225 millones de dólares.
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