El primer ministro Benjamín Netanyahu rompió ayer, jueves, su prolongado silencio ante las reiteradas declaraciones antiisraelíes de su par turco, Recep Tayyip Erdogan, a fin de no exacerbar la inestabilidad de la relación bilateral, al condenar enérgicamente su caracterización del sionismo como un crimen de lesa humanidad y la “comparación con el fascismo”.
“Es una declaración siniestra y mendaz, de una calaña que creíamos que había desaparecido del mundo”, aseguró en un comunicado difundido por su despacho.
“Es necesario que consideremos a la islamofobia como un crimen de lesa humanidad, al igual que el sionismo, el antisemitismo o el fascismo”, había declarado Erdogan el miércoles, ante un foro en Viena de la Alianza de Civilizaciones, un ámbito de las Naciones Unidas para el diálogo entre Occidente y el islam.
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