La joven voluntaria que viajó a la frontera de Ucrania: “Lo que hicimos con pequeños gestos fue traer humanidad”

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De regreso de Ucrania, Daniela Rapp, una de las voluntarias de la delegación de jóvenes que viajaron desde Israel a la frontera de Polonia como iniciativa del departamento de Dor Hemshej, de la Organización Sionista Mundial (OSM), destacó: “Somos conscientes de por qué estábamos donde estábamos, pero dentro de todo ese horror está también la capacidad humana de qué puede salir lo lindo, el regocijo, dentro del horror”.

Los jóvenes voluntarios, que viajaron sin fecha de regreso, tuvieron la característica de hablar ruso o inglés y su principal objetivo era realizar tareas educativas con niños y jóvenes o toda actividad que los refugiados necesitaran.

-¿Cómo surgió esta iniciativa y quiénes participaron?


Yo formo parte del movimiento juvenil de la Tnua de la Noar Hatzioni a Olami y dentro del proyecto que se llama «Liderazgo sin límites» participamos de una delegación que fue financiada por la Organización Sionista Mundial, por el departamento de pionerismo. Ellos fueron los que entendieron que el Manigut Le lo Gbulot tenía que tomar acción en todo este conflicto, es por eso que representantes de Pionerismo y Dor Hemshej con este proyecto que te nombré y de la Tnuot Noar fuimos parte de este proyecto esta última semana. Actualmente hay otra delegación que fue con el mismo proyecto, pero nosotros fuimos los pioneros que abrimos esta ronda.

– ¿Qué análisis hacen de esta experiencia, como decisión política?

Completamente, a mí me gusta decir que la Hanoar Hatzioni es una plataforma para poder tener acción en el mundo, cada uno a su manera y a su forma, y yo creo que dentro de lo que es el activismo social y la justicia social, la tnuá estuvo y está donde debe estar, que es brindando educación no formal. Así que sí, valió la pena al 100%.

-Cuando la Organización Sionista y las distintas entidades toman la decisión de encarar este proyecto es una manera de confirmar ese espíritu que está transmitiendo.

Yo llevo en el mundo de las tnuot casi 20 años, así que es el mundo en el que me muevo cómoda tanto en Argentina como en Israel, que ahora también participó de un foro de movimientos juveniles israelíes de todo tipo y claramente son un lugar donde los jóvenes buscan preguntarse ¿Qué hacen? ¿Para qué están en este mundo? Y adelantar todo tipo de agendas que se le son importantes e interesantes. La manera en que está conformada, la horizontalidad que tiene, la capacidad de agencia, de cambio, de toma de decisión que brinda a los jóvenes, creo que hoy en día con toda la cantidad de movimientos sociales que conocemos, creo que es una gran y hermosa escuela, y creo que sí está súper vigente. Es la respuesta que muchas veces la educación formal no da.

-Está iniciativa es impulsada por el director ejecutivo y el titular del Departamento de Noar Jalutz y Dor Hemshej, Ariel Goldgewicht y Sergio Edelstein respectivamente. Se presenta como una herramienta muy poderosa respecto a los jóvenes judíos. ¿Considera que es así?

Creo que desde que se abrió el departamento también se entiende la importancia de los movimientos juveniles. A mí no me gusta decir que los jóvenes son el futuro, son el presente, son los que vienen a hacernos preguntas o cuestionamientos. Trabajo con jóvenes y todo el tiempo me están poniendo en cuestionamiento y preguntas. Yo creo que exista un departamento qué se ocupa de los movimientos juveniles, en este caso movimientos judíos y sionistas, también nos están hablando de no caer en un adulto-centrismo, como cuando los adultos toman las decisiones sobre el rumbo. Creo que le estamos dando poder a los jóvenes y confío plenamente, y yo creo que ese es el camino. Nosotros cuando estuvimos en Polonia fuimos a dar una respuesta que no vimos que ninguna otra organización hizo, y esto lo digo en un lugar muy humilde, no quiero decir el resto no hacía nada. Claro que las otras organizaciones hacían y un montón, simplemente vengo a decir que hay una cuestión original en los movimientos juveniles, que a través de la educación no formal intentan traer mensajes y creo que somos muy buenos en lo que hacemos.

-¿Cómo resultó la experiencia? Y preguntarle por algunos momentos destacados sobre las cosas que se vivieron durante la experiencia

Fuimos con la idea de que los primeros dos días íbamos a evaluar si era necesario que nos quedáramos, la evaluación fue completamente positiva. Cómo teníamos mucho para hacer, cómo tenemos mucho para dar y nos necesitan. Algunas imágenes con las que me quedo son, por ejemplo, un día que tuvimos actividades con los niños. Nuestro objetivo siempre era ¿cómo podemos atraer más personas a esta juegoteca? En ese sentido lo que hicimos un día fue comprar esmalte para pintar las uñas, porque pensamos que iba a atraer a adolescentes, que de hecho fue lo que sucedió, pero una de las cosas más lindas que sucedió fue que una madre un día vino y me dijo: ¿Tenés laca? y se empezó a pintar las uñas ahí, y también una joven nos empezó a pintar las uñas a nosotras. En relación a esto otro día hicimos un karaoke, y una madre, después de que habían cantado todos los niños, cantó una nena y su mamá agarró el micrófono y se puso a cantar con ellos. Yo creo que en estos pequeños actos, en estos pequeños gestos lo que hicimos fue traer humanidad a toda esta situación. Humanidad de la buena, porque humanidad siempre hay en el momento en el que hay seres humanos, pero esta capacidad de disfrute, como de poder volver a hacer lo que se dice «persona», esas fueron grandes imágenes. Hubo otro momento también donde una nena empezó a hacer piruetas y pusimos música y empezamos a hacer piruetas. Por otro lado, quizás esta nena hacía un taller de gimnasia todos los días y no lo venía teniendo hace un montón y fue poder devolverles es espacio fue lindo. Por eso digo que fue súper valioso poder estar ahí.

-¿El horror está en las ausencias, en la guerra misma, en el estar angustiado por dejar todo atrás?

El error está por ejemplo cuando encontrás a alguien llorando en una esquina y te dice que quiere volver a Ucrania o cuando ves los dibujos, que son una forma de sublimar, y ves que hay tanques, muchas banderas de Ucrania. El horror también está cuando inflas globos y de repente un globo explota y entendés que un nene o una nena entra en un ataque de llanto y entendés que quizás no está bueno que estés explotando globos porque le puede recordar a otro tipo de explosiones. También está cuando de repente llega una imagen a un celular de una madre que está con su nene y de repente ves una foto toda destruida y la madre se queda en shock. Somos conscientes de por qué estábamos donde estábamos, pero dentro de todo ese horror está también la capacidad humana de qué puede salir lo lindo, el regocijo, dentro del horror.

-¿Cuánto aplica el ADN israelí respecto a su lamentable relación con el terror y el horror?

Yo creo que hay algo de eso, a mí me toca en lo personal por decir: salí, ayudé. En Israel, a veces pega desde lo personal o desde lo subjetivo o desde el terror mismo de que le pueda pasar algo a alguien. Creo que la acción es distinta. Por eso creo que acá dentro de Israel mi acción es más educativa y más del diálogo. Como comentaba recién también participo de este foro de tnuot noar, donde participamos incluso con distintos sectores de la sociedad israelí, árabes, drusos, religiosos ultraortodoxos, sionistas, ateos. La sociedad israelí lamentablemente sabe lo que es vivir en guerra, lo que es vivir en conflicto. La sociedad israelí también sabe lo que es todo tipo de donación, todo lo que es justicia social, tikún olan. En ese sentido, me sorprendió para bien y no me sorprendió, en el sentido de que esperaba que suceda ver la cantidad de israelíes que fueron al conflicto en Ucrania y también sé que a otro montón de desastres sociales, hay un montón de organizaciones israelíes que llegan. En ese sentido creo que es una sociedad bastante fuerte, resiliente, que pese al dolor no se quede ahí sino que hace y eso también me llena de orgullo.

-¿Cuál es el mensaje después de esta experiencia?

Yo en lo que estoy trabajando es la idea de no quedarse en la indiferencia, de lo que está pasando en el mundo, está pasando en nuestro mundo y por lo tanto algún tipo de relación tenemos, como pensar en ¿Cuál es esa relación? y qué tipo de acción tenemos y por otro lado que a pesar de que los seres humanos somos muy capaces de destruir creo fervientemente que nos tenemos mucha más capacidad de construir de manera justa y equitativa.

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