El primer ministro y líder del Likud, Benjamín Netanyahu, inauguró oficialmente anoche la campaña del partido en un discurso que la Justicia no permitió que fuera transmitido en directo. Netanyahu cargó contra sus rivales Gantz y Lapid, la prensa y la izquierda y entre sus logros mencionó un viaje a Afganistán, que generó de inmediato revuelo en los medios locales.
El primer ministro, Binyamin Netanyahu, inauguró oficialmente anoche en Tel Aviv la campaña electoral de su partido, el Likud.
Netanyahu fue el único orador de la noche y en su discurso acusó a la izquierda y los medios de comunicación de jugar un “juego sucio” para ganar las elecciones. También se refirió a la decisión del asesor letrado del Gobierno de someterlo a juicio por los delitos de soborno, fraude y abuso de confianza y se dirigió a los afiliados del Likud: “Ustedes lo vieron, no hay nada nuevo en esas acusaciones falsas en mi contra. Incluso antes de que yo presente la verdad, este castillo de naipes ya se está derrumbando y cuando tenga la oportunidad de presentar los hechos verdaderos, colapsará por completo”. Netanyahu no mencionó el hecho de que fue interrogado en decenas de ocasiones por los funcionarios que llevan a cabo la investigación, oportunidades en las que pudo presentar su versión de los hechos.
“Mientras tanto, existe un verdadero peligro de que algunos de mis seguidores se queden en casa el día de las elecciones o no voten al Likud. Esas personas deben saber que traen a la izquierda al gobierno. No podemos permitir que eso suceda”, agregó el candidato.
“Debo decir con honestidad, el triunfo en las elecciones no está asegurado, no lo tenemos en el bolsillo”, dijo Netanyahu. “No será simple, habrá una verdadera lucha porque yo no recuerdo – y tengo bastante experiencia – una movilización semejante de la izquierda y la prensa, que en general no hay diferencia entre ambos. Ellos no pueden competir con nuestros inmensos logros, no pueden triunfar con juego limpio. Entonces hacen lo contrario. Tratan de quitarme de la escena para que caiga el gobierno del Likud y la derecha” , agregó.
“Lapid y Gantz, no tengan vergüenza. Ustedes son de izquierda y está bien, está permitido”, dijo Netanyahu y aseguró que sus rivales decidieron “adelantar la festividad de Purim” – en la que según la tradición judía la gente celebra disfrazándose – y disfrazarse de “algo que no son”.
El partido Azul y Blanco reaccionó a los ataques del primer ministro mediante un comunicado en el que expresaron: “Netanyahu continúa instigando y mintiendo. Está dispuesto a decir cualquier cosa con tal de desviar el debate de las causas y las acusaciones judiciales a las que se enfrenta. Netanyahu sabe que dentro de un año va a juicio, sabe que su tiempo pasó. En lugar de ocuparse del colapso del sistema de salud, las interminables esperas en los hospitales y la carestía de vida él solo se ocupa de sí mismo. Israel está esperando un liderazgo con valores y responsabilidad, que se ocupe de mejorar la vida de los ciudadanos y no de dividir e instigar”.
Durante su discurso, el primer ministro Netanyahu mencionó entre sus logros que se reunió en el pasado con líderes de Afganistán. A continuación, en los medios de comunicación en Israel se preguntaban si se trataba de una primicia, pero entonces llegó la corrección.
Netanyahu escribió en su cuenta de Twitter que fue un error. “Me refería a Azerbaiyán, pero quién sabe, quizás en el próximo período como primer ministro…”
El presidente del Comité Central Electoral, juez Hanan Meltzer, decidió que el discurso del primer ministro no fuera transmitido en directo sino con diez minutos de retraso, para evitar la difusión de propaganda política, que a esta altura del proceso electoral ya está prohibida por ley.
Es muy grave el accionar del comunismo internacional contra la estabilidad y existencia del Estado de Israel si logra su nuevo cometido de sacar del camino político a Benjamín Netanyahu. No podemos olvidar que la definición básica de comunista es aquella persona que odia el país en el que nace o en el que vive y eso coincide con el propósito de George Soros de manipular la opinión pública contra las democracias del mundo como ya lo hizo en Venezuela, lo intentó en Estados Unidos y lo mismo ha hecho en España infiltrando maliciosa y perversamente el comunismo en la institucionalidad, especialmente en los sistemas judiciales. Así hicieron en Colombia blindando con impunidad al mayor cartel narcoterrorista del mundo que son las FARC y es lo mismo que pretenden hacer con Hezbollah y con Hamás en Israel si excluyen a Netanyahu.