’Oh-Jalá’, la panadería que celebra la cultura judía en Lima

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La comunidad judía de Perú cuenta actualmente unos 2.000 miembros aunque la población está en declive. Para darle un nuevo impulso a esta cultura, la peruana Deborah Trapunsky abrió en 2021 en Lima “Oh-Jalá”, la única panadería judía de Perú.

Por la corresponsal de RFI en Lima, Juliette Chaignon.

Hace dos años, Deborah Trapunsky escogió el acomodado distrito de San Isidro en Lima para instalar su panadería “Oh-Jalá”.  La empresaria peruana contrató a una decena de empleados para empezar a vender pan trenzado tradicional. “Es una jalá tradicional de Shabat, que empieza el viernes por la noche. En teoría, al final del Shabat, el sábado, bendecimos y comemos la jalá. Parece brioche y cada familia tiene su propia receta”, explica.


Sobre la mesada de la cocina hay brioches de 14 sabores diferentes: canela, pasta para untar, pesto, aceitunas, etc. La tienda pretende atraer a todos los vecinos de la zona. “De mis 10 clientes más habituales, nueve son judíos. Estoy encantada porque confirma el valor de este proyecto. Pero también es estupendo porque la gente de fuera de la comunidad puede encontrarse a través de algo que une a la gente, como la comida y el pan”, prosigue Deborah.

200 años de comunidad judía en Perú

En la cuenta de Instagram de la panadería, Deborah también comparte su cultura y religión con sus 19.000 seguidores.  Los peruanos, en su mayoría católicos, saben muy poco sobre el judaísmo. Sin embargo, los primeros judíos llegaron a Perú hace casi 200 años. “Eran todos hombres. Muchos tuvieron matrimonios no judíos con mujeres peruanas. Así que esa primera ola se perdió un poco. Pero curiosamente, en los dos años que lleva abierta la panadería, me llegan regularmente clientes de Piura, de pueblos del norte de Perú, que me dicen que están en proceso de reencontrarse con sus raíces”, cuenta Deborah.

Los bisabuelos de Deborah Trapunsky llegaron a Uruguay desde Lituania a principios de los años 30. Más tarde se trasladaron a Perú. “Como en muchas comunidades latinoamericanas, hay fuertes raíces europeas. Aquí también hay judíos asquenazíes, sefardíes principalmente de España, pero muchos de nosotros venimos de Europa Central”, describe.

Punto de encuentro

Sentado en la terraza, Isaac, de 60 años, vino a buscar dos panes trenzados. Sus abuelos, de origen polaco, egipcio y turco, se vieron obligados a emigrar a Perú durante la Segunda Guerra Mundial. “En los años 70 vivían en Lima casi 5.000 judíos. Desde entonces, su número no ha dejado de disminuir. Es muy triste para mí. Animé a mis hijos a abandonar Perú. En mi época, éramos 1.200 en el colegio hebreo; hoy apenas son 300. Todo el mundo iba al club hebreo. Hoy es un lugar hermoso, pero está vacío”, explica Isaac.

La nacionalización de las empresas a finales del siglo 20, seguida de 20 años de conflicto armado en Perú, llevó a muchos judíos peruanos a abandonar el país. Históricamente, la comunidad limeña ha estado vinculada a las altas esferas de la sociedad. Una comunidad bastante cerrada, que Deborah Trapunksy espera ver abrirse y renacer. “Creo que hoy la comunidad se reconoce más en [lugares] abiertos y laicos. Espero que este espacio se convierta en otro punto de encuentro donde los miembros de la comunidad puedan dar más sentido a su identidad, tanto dentro como fuera de la comunidad”, afirma la panadera.

Esa es en parte la razón por la que Vicky, de 73 años, viene varias veces a la semana. “Escucha, acabo de conocer a una pareja joven. Él es peruano y ella israelí, y voy a presentarles a jóvenes de su edad porque acaban de llegar y no conocen a nadie”, dice.  Deborah Trapunsky, la fundadora, espera ahora crear una franquicia y abrir una segunda panadería.

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