La policía iraní liberó a seis empleados de la embajada británica, en el norte de Teherán, que habían sido tomados como rehenes por un grupo de estudiantes al principio del día.
“La policía liberó a seis personas que trabajan para la embajada británica en el jardín Qolhak”, según informó la Agencia FARS.
Los manifestantes tomaron por asalto la Embajada en Teherán, rompieron las ventanas, lanzaron bombas molotov y quemaron la bandera británica en una protesta contra las sanciones impuestas por Gran Bretaña.
La policía iraní se enfrentó con los manifestantes que se congregaron frente a la embajada británica en Teherán y lanzaron gas lacrimógeno para dispersar a la multitud.
“Algunos estudiantes que protestaron frente a la embajada resultaron heridos y las fuerzas de seguridad trataban de evacuar la embajada. Miembros de las fuerzas de seguridad también resultaron heridos en los enfrentamientos con los manifestantes”, según el informe de la prensa iraní.
Los ataques se produjeron después de la aprobación por parte del Consejo de Guardianes de Irán de un proyecto de ley del Parlamento obligando al gobierno a expulsar al embajador británico en represalia por las sanciones, y las advertencias de un legislador de que los iraníes enojados podrían asaltar la embajada de Gran Bretaña como lo hicieron con la misión de EE.UU. en 1979.
Los manifestantes ingresaron a la sede de la embajada, quemaron la bandera británica y pusieron una iraní.
La cancillería británica expresó su indignación por el ataque. Hasta esta tarde no estaba claro si los diplomáticos británicos habían sido capturados en el ataque y si resultaron heridos.
Personal de la Embajada huyó de los manifestantes “por la puerta de atrás”.
Los estudiantes ondeaban banderas que simbolizan el martirio y levantaban los retratos de líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei.
Otro grupo de manifestantes irrumpieron en un segundo complejo de la embajada británica, donde se apoderaron de “documentos clasificados”.
El incidente se produjo tras la imposición de Gran Bretaña de nuevas sanciones a la república islámica la semana pasada por su programa nuclear.
Londres prohibió a todas las instituciones financieras británicas hacer negocios con firmas iraníes, incluido el Banco Central de Irán, como parte de una nueva ola de sanciones por parte de los países occidentales.
En Londres, el secretario de Relaciones Exteriores, William Hague dijo que Gran Bretaña espera que otros países sigan su ejemplo en la imposición de sanciones financieras a Irán y se profundicen las medidas si Teherán reduce sus relaciones diplomáticas.
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