Puebla, una ciudad llena de encanto y tradición, es un testimonio del rico patrimonio cultural de México. Cada calle susurra historias de historia y cada rincón guarda una joya cultural esperando ser descubierta. Es dentro de este encantador telón de fondo que recientemente se desarrolló una exposición de arte exclusiva, ubicada en un espacio como ningún otro en México. Casa ZEA, ubicada en el corazón de Puebla, fue el lugar perfecto para esta celebración del arte y el patrimonio.
La génesis del proyecto ZEA se remonta a un paseo transformador por un campo de milpa en Ixtenco, Tlaxcala. En medio de los tallos dorados nació la visión de ZEA, un proyecto profundamente arraigado en la reverencia por los métodos tradicionales de cultivo de maíz transmitidos de generación en generación. El nombre “Zea” rinde homenaje a la clasificación científica del maíz, “Zea mays”, y simboliza el profundo impacto de este cultivo en la civilización humana.
En el centro del proyecto ZEA se encuentra un profundo compromiso con la sostenibilidad y la preservación del legado cultural de México. Al emplear técnicas agrícolas centenarias, ZEA honra la tierra, los agricultores y la antigua tradición del cultivo del maíz. Esta dedicación a la autenticidad se refleja en cada botella de bebidas espirituosas ZEA, elaboradas con una combinación de precisión científica y reverencia cultural.
El equipo de ZEA está compuesto por un grupo de expertos apasionados dedicados a producir bebidas espirituosas de clase mundial. Liderada por personas como Álvaro Hernández, el profesor Enrique Herbert, Carlota Montoya, Ollin Amaro y Jesús Valdivia, ZEA encarna una fusión de ciencia, artesanía y amor por la cultura mexicana. Juntos, elaboran vodka, ginebra y whisky de una calidad incomparable, combinando la innovación moderna con la sabiduría milenaria.
La histórica Casa ZEA brindó el telón de fondo perfecto para una exquisita exposición de arte, que presenta obras colaborativas de las pintoras Deby y Melanie Beard. Con el telón de fondo de la arquitectura atemporal de Casa ZEA, las pinturas cobraron vida, y cada trazo fue un testimonio de la belleza del arte mexicano. Los invitados disfrutaron de una experiencia sensorial, deleitándose con los finos licores de ZEA y el tentador menú de degustación mientras se sumergían en el ambiente de la antigua casa.
Después de la exposición, las pinturas encontraron un hogar temporal en la Casa del Coleccionista del Callejón de los Sapos en Puebla, donde esperan a coleccionistas exigentes deseosos de llevar una pieza de la cultura mexicana a sus hogares. Mientras los vibrantes mercados bullen de actividad y el aroma de la exquisita cocina llena el aire, Puebla continúa cautivando a los visitantes con su esplendor colonial y su cálida hospitalidad.
Más allá de sus maravillas arquitectónicas y delicias culinarias, Puebla deja una huella imborrable en el corazón de todos los que se aventuran por sus calles adoquinadas. Es una ciudad donde convergen tradición e innovación, donde el arte florece en un contexto de rica historia. En Casa ZEA, Puebla ha encontrado un faro de creatividad, un lugar donde el espíritu del pasado y el presente de México se unen en perfecta armonía.
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