La presentación del entrevistado comenzaba así:
“El ministro palestino de Asentamientos, Walid Assaf, no se conforma con que Israel minimice el mapa de anexiones de Cisjordania, sino que exige que las detenga por completo para volver a la mesa de negociaciones…”.
Para comenzar, según la OLP, Assaf no es ministro sino “jefe de la Comisión de la OLP contra el Muro y los Asentamientos” (Head of the PLO Commission Against Wall and Settlements).
En segundo lugar, a qué mesa de negociaciones se referirá, ¿a aquella de la que Arafat se marchó para lanzar la segunda intifada? ¿O será a las veces que tanto Arafat como Abbas, posteriormente, dijeron no a las negociaciones y no a un estado? ¿A la mesa que se muestra – sin negociar nada – a occidente mientras se sigue incitando a la violencia y glorificando el terrorismo? ¿A qué mesa se refiere, mientras la carta de la OLP y Fatah llaman a la eliminación de Israel?
Nada de esto se le preguntarían en la entrevista.
Mientras tanto, el texto seguía diciendo:
“Su rango de ministro, además, no depende directamente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) -ejecutivo- sino de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que representa también a la diáspora, y es el encargado de las negociaciones con Israel. Otra singularidad de un largo conflicto”.
Para singularidades del conflicto, la de la propia OLP, que fue creadapor la Liga Árabe recién en 1964, durante una Cumbre en Alejandría a instanciasdel entonces presidente egipcio Gamal Abdel Nasser. La carta fundacional de la Organización para la Liberación Palestina (OLP) estipulaba, entonces, en su artículo 24, que la organización “no ejerce ninguna soberanía sobre Cisjordania en el Reino Hachemita de Jordania, en la Franja de Gaza [ocupada por Egipto]”. Ya en 1968 suprimieron dichas estipulaciones.
Tampoco se le preguntaría por esto a Assaf.
En cambio, se lo presentaba como “angustiado por la anexión israelí” en el “contexto marcado por la colonización”.
¡Ay, preguntas, ay, preguntas!
En cuanto a las preguntas, no parecen interesarse en absoluto en aquello que va respondiendo el entrevistado – en las posibles distorsiones de la realidad, las omisiones y/o tergiversaciones históricas, etc.
Por ejemplo, a la aseveración de Assaf en el sentido de que “Israel planea controlar completamente esta área desde 1967 y esto es lo que está ocurriendo ahora”; una pregunta obvia era: ¿Por qué no lo hizo entonces, apenas ganada la guerra defensiva contra la coalición de ejércitos árabes? Y también, ¿por qué ofreció casi la totalidad del territorio en 2000 y en 2008?
O esta otra: “Nosotros estamos aún dispuestos a tener negociaciones, pero sobre la base del derecho internacional, las resoluciones legales internacionales y las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”, lo suyo habría sido preguntar por qué sobre esa misma base ya se negaron a negociar. Amén de aclarar que son resoluciones, no “resoluciones legales”. El carácter vinculante – como en el caso de la resolución 242 del Consejo de Seguridad – se lo otorgará, llegado el caso, el acuerdo de las partes a aceptarlas como base de sus negociaciones.
Pero no había preguntas para lo evidente. En su lugar, estas parecían una forma de introducción para el habitual “relato” que pronuncian los líderes palestinos ante las audiencias occidentales – ante las propias, este es sustancialmente distinto, sin negociaciones de por medio.
Una más: “La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) entró en esas negociaciones para tener un Estado al lado de Israel”, aseguró Assaf.
Pero su Carta (de la cual Fatah es miembro mayoritario) establece en su primer y segundo artículos:
“Palestina es la patria del pueblo árabe palestino; es una parte indivisible de la patria árabe, y el pueblo palestino es una parte integral de la nación árabe.
Palestina, con las fronteras que tenía durante el mandato británico, es una unidad territorial indivisible”.
Es decir, que no reconoce el derecho de Israel a existir.
Pero nada de esto se le señaló a Assaf, que concluía diciendo:
“La paz la hacen dos partes, no una sola”.
Lo decía quien, según Palestinian Media Watch, en febrero de 2016 afirmaba:
“Si Alá quiere, los palestinos triunfarán y lograrán permanecer, frustraremos el plan de expulsión. Actualmente estamos en la Palestina histórica desde el río [Jordán] hasta el mar [Mediterráneo], y somos el 50,5% de los residentes. Hemos superado el 50%, la mitad de los residentes. Por primera vez desde 1948, los palestinos [constituyen] más de la mitad de los residentes en su país. Alá quiera que seamos el 60%, seremos dos tercios, tres cuartos, y estaremos aquí en esta tierra”.
Desde el río al mar; es decir, sin Israel (reemplazado por un único estado palestino)… Algo que está íntima e inexorablemente relacionado con la sistemática y oficial incitación al odio (también dirigida a los menores) y con la glorificación de la violencia.
¿Qué paz es esa, entonces…?
También en este caso se permitía que el entrevistado dijera su agenda sin más.
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