El Barrio Once

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¿Qué me vienen a hablar de Villa Crespo? ¿Qué pasó alguna vez en Villa Crespo? Villa Crespo es sólo un suburbio del judaísmo porteño.

¡El Once! Ese era el verdadero ghetto.


¡Allá pasaba todo! La vida, los amores, las traiciones, los chismes…

¿Villa Crespo tenía cafés? Uno, el Izmir, con suerte. Y además, lleno de turcos.

El Once, en cambio, tenía el Bar León, el Comercial, sedes de negocios y movidas políticas esenciales para la comunidad.

Allí se negociaban cargos en las instituciones, se acusaban y disculpaban estafas y otras yerbas; se jugaba al billar y al dominó (gran deporte judio). Allá iban los verdaderos judios a comer pebetes de jamón crudo en medio del Iom Kiper.

¿Qué teatro idishe funcionó en Villa Crespo? El Mitre. Nombre goy, si los hay.

En el Once estaban el Soleil, el Excelsior, el Ombú, el Cristal, el IFT…

¿Donde vivía Daniel Barenboim? En Pueyrredón y Tucumán. ¡Pleno Once!

¿Y Jacobo Timerman? En Cangallo y Uri buru. ¡Pleno Once!

¿Y Tato Bores? En Cavia y Castex: pleno Once!

El Di Tella estaba en el Once.

Bueno: estaba mucho más cerca del Once que de Villa Crespo.

Yo soy nacido y criado en el Once.

Un aristócrata, no un schleper de Villa Crespo.

¿Qué comían los de Villa Crespo?

¿Donde estaban las rotiserías judías Once?

Fíjense en Goggle Earth: Pasteur, Uri buru, Junín: las calles del pastróm y los arenques y los plétzalaj y ¡el pan Goldstein!

¡El Once! La Galería Internacional, en Corrientes casi Pasteur.

El cafetero se llamaba Arancibia y vendía tres clases de café:
Café…50 centavos.
Café-Café… 75 centavos.
Oy, oy, oy, ¡qué café!, 1 peso.

Kaplansky vendía libros en el Once. ¿A dónde los iba a vender? ¿En Villa Crespo?

En Villa Crespo eran todos analfabetos que sólo entendían ” Atlanta “.

¿Y el sicoanálisis? Nacido y Criado en el Once.

Villa Crespo dió, a lo sumo, mecánicos dentales.

Los sicoanalistas de la escuela de Viena que se rajaron de Europa vinieron todos al Once. La hora de cincuenta minutos fué inventada en Junín y Lavalle:

-Dokter, no le puedo pagar eso por sesión.
-Boino, por ese guelt lo atiendo un ratito menos.

En el Once tenemos códigos sicoanalíticos.

Si pasan por Viamonte y Larrea van a ver a Cipe Lincovsky haciendo las compras.

¿Ustedes creen que ella entra a la carnicería y pide, como si fuera un ama de casa de Villa Crespo, un peceto y medio kilo de milanesas? ¡Para nada!

Ella entra, se agarra la teta izquierda y le grita al carnicero: “Primero vinieron por los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista”.

En Villa Crespo llamarían a la cana.

En el Once, no. Le dan el peceto y las milanesas porque en el Once sabemos interpretar.

Antes, en el Once los negocios eran tienduchas manejadas de memoria por los viejos judíos y árabes.

-Don Bernardo, vine por el documento.
-Vus documento, ¿García?.
-El pagaré que vencía hoy, don Bernardo”
-¿Hoy? Bueno, llamame en 15, 20 dias”.
Don Bernardo: el pagaré vence hoy y arreglamos que lo pagaba hoy o me llevaba los pijamas de vuelta a la fábrica.
– ¿Pijamas? Los vendí todos.
-Entonces págueme.
– Ingale, volvé otro día; hoy no te voy a pagar.
– Don Bernardo: este pagaré tiene su firma diciendo que me iba a pagar hoy si o si!.
– Mirá, García: mi palabra vale mucho más que mi firma. Si yo digo que no te voy a pagar, no te voy a pagar!

Después, durante los noventa, los yernos tomaron el poder.

Un localcito de 4X4 que vendía corpiños y bombachas pasadas de moda en el fondo de una galería mugrienta, pasó a llamarse ” Miami International Lingerie Importers Center ” y se cotizaba en dos millones de dólares.

Pero vino la crisis, echaron a los yernos y el Once volvió a los shmates de siempre.

Hoy hay árabes, coreanos, peruanos, criollos, yernos disfrazados de suegros, gente que va y que viene como hormigas locas cargando enormes paquetes.

¿Judios? Quedan pocos. Pero el inmortal espíritu de Don Bernardo sigue campeando en todos los negocios.

Tanto, que está presente hasta en los escasísimos negocios legales del Once.

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