El corazón de la soledad

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Una de las hijas del Rabí Lo Iadúa, el Desconocido, le recriminó en una oportunidad a su padre que disfrutara tanto de su soledad, siendo, como en realidad era, bastante más sociable de lo que quería aparentar.

-Pareciera como si-acotó la muchacha-tu felicidad nunca fuera un hecho colectivo, compartible con otros.

-Eso no es cierto-respondió el maestro-, pues todo es compartible y todo es colectivo, incluso esa felicidad que te parece excesivamente solitaria. Nuestro profeta Isaías dejó dicho que el Creador cambiará nuestra humana soledad por su huerto, lo que indica que a menos que estemos cerca de esa callada existencia, de esa experiencia singular que supone el silencio de los otros y también el nuestro, no veremos el verdor del Paraíso ni oiremos el canto gozoso de sus pájaros.


-¿Por qué respondes con la frase de otro a una situación que es sólo tuya?-insistió la hija.

-Porque el solitario corazón del silencio es de todos, en tanto que la diversa oscilación de las palabras y los idiomas pertenece a cada quien. Isaías habló para ti y para mí, para cualquiera que quisiese oírlo, en este siglo o en próximo.

-Tal vez haya querido decir-insistió la muchacha-, que seremos consolados en nuestra soledad por la visión de la máxima belleza, el Paraíso, pero no que una es permutable por la otra. La soledad no es, me parece, el equivalente exacto de ese jardín tan milagroso como imaginario.

-Interpretar es escoger-sonrió el Desconocido-.Recuerda que los versículos de las Escrituras no tienen puntos ni comas y que nos detenemos no donde se nos indica sino allí donde nosotros mismos ya no podemos seguir. Del mismo modo, y si atraviesas tu soledad sin temor, si disfrutas de ella y recibes su mensaje, un sendero de latidos te revelará su entrada en el cielo haciéndote partícipe de la danza de sus rotaciones. El día en que comprendes el corazón de la soledad el mundo entero te parece cordial.

Acerca de Mario Satz

Poeta, narrador, ensayista y traductor, nació en Coronel Pringles, Buenos Aires, en el seno de una familia de origen hebreo. En 1970 se trasladó a Jerusalén para estudiar Cábala y en 1978 se estableció en Barcelona, donde se licenció en Filología Hispánica. Hoy combina la realización de seminarios sobre Cábala con su profesión de escritor.Incansable viajero, ha recorrido Estados Unidos, buena parte de Sudamérica, Europa e Israel.Publicó su primer libro de poemas, Los cuatro elementos, en la década de los sesenta, obra a la que siguieron Las frutas (1970), Los peces, los pájaros, las flores (1975), Canon de polen (1976) y Sámaras (1981).En 1976 inició la publicación de Planetarium, serie de novelas que por el momento consta de cinco volúmenes: Sol, Luna, Tierra, Marte y Mercurio, intento de obra cosmológica que, a la manera de La divina comedia, capture el espíritu de nuestra época en un vasto friso poético.Sus ensayos más conocidos son El arte de la naturaleza, Umbría lumbre y El ábaco de las especies. Su último libro, Azahar, es una novela-ensayo acerca de la Granada del siglo XIV.Escritor especializado en temas de medio ambiente, ecología y antropología cultural, ofrece artículos en español para revistas y periódicos en España, Sudamérica y América del Norte.Colaborador de DiarioJudio, Integral, Cuerpomente, Más allá y El faro de Vigo, busca ampliar su red de trabajos profesionales. Autor de una veintena de libros e interesado en kábala y religiones comparadas.