La sátira y las encendidas burlas que en estos días merecen los círculos jefaturados por la ortodoxia en Israel se considerarían clásicas expresiones del antisemitismo en otros países. No aquí. La repetida infracción de las normas que el gobierno ensaya imponer con el propósito de frenar los contagios y las muertes, los repetidos actos de violencia contra las fuerzas policiales, el incendio de unidades que sirven al transporte público, el repetido desprecio a las expresiones seculares: expresiones y resultados de una filosa brecha que estas agrupaciones acentúan en estos días en Israel.
Conductas y actitudes absolutamente injustas y torpes, considerando el el tradicional respeto que el sector secular y el sionista religioso les han revelado hasta aquí. Se trata de rabinos que legitiman uniones matrimoniales al tiempo que controlan con sus leales equipos las actas y los actos funerarios. Actividades por las cuales son materialmente compensados. Sin embargo, hoy apenas se ajustan a las medidas encaminadas a vencer al covid.
Se ahonda así una brecha que probablemente tendrá expresión en el torneo electoral de marzo. Ya no es fácil para amplios círculos imaginar una coalición gubernamental integrada por representantes de los círculos ortodoxos como ha ocurrido hasta la fecha. Su presente conducta refleja la actitud negativa que éstos predican respecto a la legitimidad del Estado. Exigen derechos sin cumplir deberes, apenas se insertan en el mercado laboral, y desprecian a las ciencias a pesar de que aciertan a aprovechar selectivamente sus logros.
En suma: la lucha contra el covid pone hoy al desnudo filosas disparidades que habrían sido reducidas o disimuladas en otras circunstancias. Ya no es ni legítimo ni posible. ¿Recapacitará la ortodoxia israelí?
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