Contexto
El divorcio (del latín divortium) es la disolución del matrimonio, mientras que, en un sentido amplio, se refiere al proceso que tiene como intención dar término a una unión conyugal. En materia legal moderna, el divorcio fue asentado por primera vez en el Código Civil francés de 1804, siguiendo aquellos postulados que veían al matrimonio como una verdadera unión libre (para contraerlo basta el acuerdo libre de los contrayentes) y al divorcio como una necesidad natural. En este sentido, el divorcio moderno nace como una degeneración de un matrimonio vincular cristiano, siguiendo la lógica de la secularización de éste, teniendo raíces provenientes del Derecho Romano. El divorcio se diferencia de la separación de hecho en que, dependiendo del ordenamiento jurídico de cada país, puede tener o no algunos efectos jurídicos. Por otro lado, no se debe confundir con la anulación del matrimonio, que no es más que el declarar que éste nunca existió, y que no sólo se encuentra normado en el ordenamiento jurídico de algunos países, sino que, además, está regulado en el derecho canónico.
FUENTE: Wikipedia
El divorcio, al igual que la muerte, representa para quienes lo experimentan, una verdadera tragedia, porque al hacerse presente, tanto en hombres y mujeres, arrasa por completo con lo que suponíamos era un proyecto de vida en el que ambos protagonistas o involucrados apostaban a la felicidad como objetivo principal. Pero…
Tomar la decisión de divorciarse no es nada sencillo, al contrario, porque afecta a todas las áreas de la vida de esas dos personas que se están divorciando: la personal, la familiar, la laboral, la económica, la social, etcétera. Sin importar quién lo solicita y las causas por las que lo está pidiendo; indefectiblemente se trata de una situación que trastocará por completo el entorno de los involucrados: el esposo, la esposa y (en caso de haberlos) los hijos; incluso, el impacto va más allá de éstos y termina cambiándole la vida a todos los demás miembros de la familia.
Quien atraviesa por un periodo o un proceso de divorcio, sobre todo aquel a quien se lo han solicitado, de inmediato cae en una profunda depresión en el que el ingrediente principal es la pérdida de la autoestima, porque se siente rechazad@ y fracasad@; además, desarrollará un gigantesco sentimiento de culpa por no haber podido establecer una relación estable y evitar la separación. Enseguida se identificará a sí mism@ como tont@, mal@, incompetente, y en caso de que otras personas cercanas (familiares y/o amigos) también l@ perciban así, pues irreductiblemente reforzarán esa mala autoimagen que ha desarrollado a consecuencia del divorcio.
Obviamente el pensamiento de una persona que atraviesa por un divorcio estará encaminado al miedo, al enojo, a la frustración. Sin embargo, este estado (siempre y cuando se muestre buena actitud, a pesar de lo nebuloso del panorama), no es permanente, por lo que tras una serie de ejecuciones, introspecciones y proyecciones, sobre todo individuales, se logrará ver la luz al final del túnel.
No hay motivos para suponer o para creer que el divorcio de una amiga es como el que sufrió nuestro hermano o un compañero de trabajo. Debido a las distintas aristas psicológicas que poseemos como seres humanos y al carácter personal de cada uno, es que estos procesos bien pueden ser mesurados y racionales o totalmente traumáticos y desesperantes. Una de las cosas más complicadas que se nos presenta a lo largo de nuestra vida es saber tomar las decisiones adecuadas tanto para las situaciones más simples como para las más complejas, pero si buscamos estar involucrados todos los días de nuestra vida en un marco de progresión, es muy necesario que seamos completamente autosuficientes, sobre todo en lo emocional, para procurarnos situaciones y circunstancias que nos acarreen cierto tipo de bienestar.
Y no olviden que todos los sábados los espero en punto de las 23:00 horas, en su programa Exclusivo para hombres, que se transmite por Telefórmula (121 de Cablevision y 121 de Sky).
Los campeones de los divorcios
Elizabeth Taylor, Mickey Rooney, Pamela Anderson… cualquiera podría imaginar que alguna de estas tres super- estrellas de Hollywood son las que acumulan más divorcios, pero ¡nada que ver! Las dos personalidades del mundo de la farándula que en más ocasiones han dicho “sí, acepto” con el subsecuente “¡ya no te soporto!” son:
• Lana Turner: La diva de la pantalla grande durante las décadas treinta y cuarenta se casó y se divorció ¡ocho veces!, con el músico Artie Shaw, Joseph Stephen Crane (dos veces), el millonario Henry J. Topping, el actor Lex Barker, el ganadero Frederick May, el productor Robert Eaton y el hipnotizador Ronald Pellar.
• Larry King: el célebre presentador y comunicólogo recientemente jubilado se divorció de Freda Miller, Annete Kaye y Alene Akins (conejita de Playboy), dos veces; de Mary Francis Sutphin, la asistente de producción Sharon Lepore, la ejecutiva Juliue Alexander y próximamente de Shawn Soutwick, quien está harta de sus infidelidades.
Consultorio sexual
Pregunta: Tengo una novia (dos años de relación, casi tres) con la que estoy muy animoso de contraer nupcias. Ella es mayor que yo por 10 años, cosa que no me importa; pero lleva cuatro casamientos a cuestas, situación que sí me importa… me preocupa saber en qué escala de valores ella tiene al matrimonio, porque a mí me inculcaron que cuando uno se casa “es para toda la vida”.
Carlos Báez Huerta (Xalapa, Veracruz)
Respuesta: primero que nada tienes que dialogar con ella directamente sobre el tema. Tu inquietud es legítima, como la de ella de querer rehacer su vida tras esos cuatro intentos. Aquí lo importante es que consideres que tu relación con ella es única y que ya lo pasado, pasado.
La opinión de los cibernautas vía Facebook
Alejandro González.
“¿Un nuevo comienzo? Sinceramente lo dudo, porque siempre te seguirán los fantasmas del pasado. Además, si hubo hijos siempre vas a seguir teniendo algún tipo de ‘relación’ con esa persona con quien los tuviste”.
Claudia Rodríguez.
“En mi caso si fue un nuevo comienzo, una segunda oportunidad de vivir. Y también para mis hijos, porque vivieron un infierno con todo y diablo… corregido y aumentado”.
Ángel Mendoza. “En un divorcio el que siempre pierde es el hombre, para así (según la sociedad y las leyes) deshacerse del machismo. Y si hay niños, la Corte los utiliza de pretexto para irse con todo y te dejan en condiciones que para nada son un nuevo comienzo”.
Artículos Relacionados: