El hombre y el árbol

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Ariel Béhar, comerciante en alfombras de seda residente en Jerusalén, fue de Shangai a Ningpo en un tren abarrotado de trabajadores. En la costa lo esperaba su contacto, Heng, un chino de rápidos ademanes que lo llevó hasta el mercado de Shangiao, donde se veían, tres veces al año, las más extraordinarias alfombras cuyos verdes profundos tenían reflejos dorados. Tras varios años en un comercio que acentúa el silencio y beneficia los pies, Ariel Béhar distinguió para su propio asombro un dibujo en las piezas chinas, un motivo que se repetía en casi todos los tapetes, bien en los ángulos bien en el centro.

-Es el ideograma hsiu-le respondió Heng con media sonrisa, como si hubiese esperado esa pregunta mucho antes. Esa pregunta o cualquier otra, ya que la parquedad de Ariel Béhar le sorprendía en un vendedor de alfombras.
No podía saber que el de Jerusalén era un hombre tímido, estudioso de la Torá pero liberal de costumbres, cuya familia había llegado de Ispahán a Jerusalén en los años cincuenta del siglo XX para instalar una de las tiendas de antigüedades más prestigiosas de la ciudad. Ni tampoco que estaba casado y no tenía hijos.

-Un ideograma-prosiguió Heng, el de rápidos ademanes-, que significa descansar al mismo tiempo que felicidad y se compone de dos signos (1) , jen, que quiere decir ser humano, y mu, que alude al árbol y por extensión a la madera.
Tras escuchar a Heng, Ariel Béhar apresuró sus compras para volver al hotel y anotar en su diario de viaje esa pequeña joya conceptual. Al hacerlo, bajo la luz ambarina de una lámpara mediocre, recordó que el Séfer yetzirá o Libro de la creación mencionaba a Tres Vivientes: el Dios Vivo, el Agua Viva y el Arbol de la Vida, ninguno de los cuales aparecía ligado al descanso. Se durmió pensando en la maravillosa compañía que los árboles conceden a los hombres, y en lo ancestral de ese nexo tal y como se percibe en la cultura y sus objetos. La alfombra que había comprado tenía, en efecto, el citado ideograma hsiu, pero procedía de las llanuras desérticas en las que los nómades viven de té de jazmín y carne de caballo y donde los árboles se cuentan con los dedos de una mano.


Al despertar, mientras desayunaba, se dijo que a su regreso a Jerusalén iría con más frecuencia al bosque con el fin de sentarse debajo de los pinos para oír cómo, en medio de la sequedad de los veranos, el lejano eco del mar llega a las ramas con una brisa que ha perdido toda su sal pero conserva, aún, la curva sonrisa de las olas.

Mario Satz
(1) El ideograma hsiu , reposo, descanso, se compone de jen y de mu , hombre y árbol respectivamente. Por su parte, y para la Kábala, el árbol o etz ( j( = 160 = sele( ), posee el mismo valor que la palabra eles, alegría, regocijo, gozo.

Acerca de Mario Satz

Poeta, narrador, ensayista y traductor, nació en Coronel Pringles, Buenos Aires, en el seno de una familia de origen hebreo. En 1970 se trasladó a Jerusalén para estudiar Cábala y en 1978 se estableció en Barcelona, donde se licenció en Filología Hispánica. Hoy combina la realización de seminarios sobre Cábala con su profesión de escritor.Incansable viajero, ha recorrido Estados Unidos, buena parte de Sudamérica, Europa e Israel.Publicó su primer libro de poemas, Los cuatro elementos, en la década de los sesenta, obra a la que siguieron Las frutas (1970), Los peces, los pájaros, las flores (1975), Canon de polen (1976) y Sámaras (1981).En 1976 inició la publicación de Planetarium, serie de novelas que por el momento consta de cinco volúmenes: Sol, Luna, Tierra, Marte y Mercurio, intento de obra cosmológica que, a la manera de La divina comedia, capture el espíritu de nuestra época en un vasto friso poético.Sus ensayos más conocidos son El arte de la naturaleza, Umbría lumbre y El ábaco de las especies. Su último libro, Azahar, es una novela-ensayo acerca de la Granada del siglo XIV.Escritor especializado en temas de medio ambiente, ecología y antropología cultural, ofrece artículos en español para revistas y periódicos en España, Sudamérica y América del Norte.Colaborador de DiarioJudio, Integral, Cuerpomente, Más allá y El faro de Vigo, busca ampliar su red de trabajos profesionales. Autor de una veintena de libros e interesado en kábala y religiones comparadas.