Al sur de Costa Rica en 1939, fueron encontradas una gran cantidad de esferas de piedra en la zona perteneciente a la confluencia del río Sierpe y el río Grande de Térraba en la Península de Osa y en la Isla del Caño. A través de un conjunto bien definido, de modelos naturales y esquemas considerados únicos en el mundo, debido a la cantidad, el tamaño y perfección en la elaboración de las mismas.
Las cuales fueron creadas, entre los siglos IV y V, d.C. e incluso durante la época de la conquista española. Aunque las primeras piedras fueron ubicadas por los indígenas de la zona entre el siglo III a.C. y el III d.C.
Quedando bajo la protección del Museo Nacional de Costa Rica y siendo elegidas en el año 2014 por la UNESCO, como Patrimonio de la Humanidad y por la Asamblea Legislativa de Costa Rica como Símbolo Nacional del País.
Pero, ¿Qué guardan estas afamadas esferas en su interior o cuál es su simbolismo más allá de los mitos e historias fantásticas relatadas en libros y documentales? Pues, las últimas hipótesis apuntan a un significado mítico religioso, el cual se asocia con el dios trueno, Tlachque y los dioses que rigen los vientos y los huracanes (Serkes,) descritos a través de la mitología de los indígenas de la zona de Talamanca y la cosmogonía Bribri.
Siendo las esferas de piedra las balas con las que el dios trueno, protege a esta zona de América de los (Serkes), dioses de los vientos y los huracanes para así alejarlos de estas tierras. Con lo cual es interesante como los nativos de esta región explican el por qué en este país los huracanes pasan prácticamente de lejos sin causar mayor daño, a diferencia de otros países de Centroamérica y de América del Norte que si sufren los embates que causa la naturaleza año tras año.
(Especial para el Diario Judío.com de México)
21 06 2016
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