Es curioso que hayamos sido parte del revuelo por la separación de familias migrantes por regulación de las autoridades gubernamentales de Estados Unidos que siguen de manera errada creyendo que la migración es un delito, en lugar de una necesidad. Muchos culpaban a la actual administración Trump de esta crueldad, y es entendible debido a que somos parte (en México) de los países afectados. La migración es un tema que concierne al continente americano y que seguimos sin solventar, tanto los países de origen, los países de tránsito y el receptor. Sin embargo, la polémica de la negativa a la migración no es únicamente alerta en el Río Bravo, sino también en otras latitudes, me refiero a ciertos casos en Asia y en Europa, entre muchos otros.
Hungría
Nos encontramos en el segundo mandato de Viktor Orban en el corazón del Danubio – y si usted pregunta ¿quién es él? – Me refiero a la persona que desde el 2010 ha fungido como Primer Ministro de Hungría. Orban ha sido un firme oponente de la migración; no solo de discurso, sino de acción. El es líder del partido de conservador y nacionalista “Fidesz”, un partido que junto a sus alianzas ha logrado la mayoría absoluta en el parlamento y que recientemente aprobó “la ley Soros”; dicha ley alude a George Soros, filántropo de origen judío que promueve ideas de una sociedad abierta y liberal, y cómo no creerlo si su propia familia tuvo que protegerse y proteger a otros de la represión de los nazis. Y por lo contrario de esta visión, la ley propuesta por Orban propone multas y penas por ayudar a inmigrantes con estatus irregular en el país, pudiendo ser afectado cualquier ciudadano húngaro o de la Unión Europea hasta con un año de cárcel. Pero esta ley es del 2018, con anterioridad Orban ha endurecido las fronteras húngaras (aun con una multitud de críticas por poner en peligro el acuerdo Shengen de libre tránsito y pilar de la existencia de la Unión Europea) con nuevas disposiciones desde el 2015 levantando una valla fronteriza, incrementando el número de policías y su autoridad de ejercer el uso de la fuerza. Los indicadores “positivos” de Orban no se hicieron esperar, en un solo día detuvieron a 3,241 personas, incluyendo a 700 niños en calidad de detenidos – ¿le suena familiar? –
No conforme con los resultados, en julio del 2016 el gobierno húngaro facultó a las fuerzas de seguridad para legalmente aprehender y “escoltar” a las personas solicitantes de asilo a las que encontraran a menos de 8 kilómetros de la frontera hasta la entrada de las zonas de tránsito situadas en el lado externo de las vallas fronterizas ampliadas del sur del país.
De acuerdo a un reporte documentado de Amnistía Internacional se describió, lo siguiente:
“Entre el 15 de septiembre de 2015 y el 26 de junio de 2016, el tribunal local de Szeged, responsable de juzgar este tipo de causas penales, procesó 2.843 casos de “personas migrantes” y declaró a 2.792 de ellas culpables de cruzar la valla fronteriza ilegalmente o de causar daños en dicha valla. La mayoría de las sentencias condenatorias consistían en una orden de expulsión y la prohibición de volver a entrar en Hungría; sin embargo, tres personas fueron encarceladas, y más de 40 recibieron penas de prisión condicionales”.
Amnistía Internacional, (2016) Hungría: “Continúa la represión de derechos a personas migrantes y refugiadas”
Parece extraño y duele pensar que el país que heroicamente en la Segunda Guerra Mundial peleó contra el fascismo, hoy caiga en sus garras. Así es, el país que vio nacer a Irena Sendler, a los héroes del Guetto de Varsovia y de muchos partisanos polacos que creían en la dignidad del ser humano en sus tierras hoy está moviéndose a un nacionalismo exagerado que dejó de ser un movimiento de calle por decisiones políticas.
Suena irónico, pero Polonia fue refugiada. Países como Argentina, Brasil, México, Perú, Estados Unidos, Canadá, Francia y el Reino Unido protegieron a miles de polacos, aun cuando ellos no practicaban en muchos casos su religión y sus costumbres. Hoy, el 70% de los polacos rechazan la cuota de refugiados acordada con anterioridad en la pertenencia de la Unión Europea, esta semana se les cumplió el capricho del acuerdo de Bruselas que dejará de obligarla y se verá criticada aun más que su vecina Hungría – ¿Cuándo se tuvo la misma actitud de parte de los demás países ante la petición de asilo de los polacos? – Cada vez que se ha cuestionado al gobierno polaco de su postura poco solidaria, se han intentado respaldar ante los medios de comunicación mediante una respuesta ajena al tema, mencionando la solidez de los demás países con ellos en asuntos comerciales y energéticos.
Socialmente, Polonia ha incrementado ataques racistas y antisemitas en sus calles. Durante el 2016 se reportaron casos de agresiones racistas contra estudiantes universitarios de origen extranjero, en particular turcos y africanos, quienes de buena fe obtuvieron apoyo de muchos miembros de la sociedad civil y sus universidades, pero no de las instituciones públicas. Otras agresiones que se han hecho en la sociedad polaca han sido manifestaciones de gritos a musulmanes, diciendo “Polonia es para los polacos, discúlpate por no ser cristiano”; además de pintas antisemitas con la frase de entrada al campo de exterminio de Auschwitz “Arbeit macht frei”, saludos nazis y gritos de “cuelgen a los judíos” de parte de grupos de extrema derecha o en hinchadas de fútbol.
Este es otro caso bastante irónico. Nos encontramos con una de las mujeres más reconocidas del sureste asiático, la Premio Nobel de la Paz y luchadora por la democracia, la Sra. Aung San Suu Kyi. Desde el 2016 obtuvo el liderazgo de los Ministerios de Exteriores, Energía, Educación y la Oficina de la Presidencia en su país; ella era la imagen de una Birmania pacífica, el logro de los movimientos pro democráticos de 1988, que para muchos tuvo consecuencias fatales por parte de gobiernos autoritarios que los reprendía con uso extremo de la fuerza y que pocos pudieron escapar como refugiados a otros países. Hoy día, esa imagen ha quedado debatible y en vísperas de desaparecer.
El gobierno de Myanmar ha logrado tener la peor crisis de refugiados en el 2018. El gobierno ha promovido el desalojo, el odio y la discriminación de la población musulmana, Rohingya. Pero eso no es todo, los rohingya no pueden ser apoyados por organizaciones humanitarias debido a la oposición gubernamental, misma que los hace ver como apátridas.
De acuerdo a un reporte del 2017 de Amnistía Internacional, se reportó lo siguiente:
Los militares, regularmente trabajando con la policía fronteriza (en custodia de los límites con Bangladesh) ha asesinado a un indeterminado número de mujeres, hombres y niños Rohingya: encontrándose mujeres y niñas enfermas afectadas por violación y otras formas de violencias sexual; campos minados e incendio de sus viviendas en lo que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas en Derechos Humanos lo ha descrito como “un libro ejemplar de limpieza étnica”.
“My world is finished”: Rohingya targeted by crimes against humanity in Myanmar
Actualmente Myanmar tiene a 120,000 Rohingya viviendo en situación de pobreza extrema, sin derecho a agua potable, salud y mucho menos educación y seguridad. Por otro lado, este país sigue practicando la pena de muerte y constantes atropellos contra la libertad de asociación y pensamiento.
Y usted preguntará ¿en qué mundo vivimos? Y ¿qué nos toca a nosotros hacer?
Primero que nada, hay que seguir confiando en la integridad y dignidad de todos los seres humanos, sean tan similares como distintos a nosotros. La discriminación no es un comportamiento generalizado ni una teoría, es un fenómeno, por tanto puede ser erradicada mediante nuestro seguimiento a casos de xenofobia y violencia por origen étnico, religioso de orientación o discapacidad, además de apoyar a las organizaciones que hacen frente a estos grandes males. Asimismo, enseñar a nuestros amigos, familiares y cercanos que estos problemas existen y que nunca hay que creer que nunca nos va a pasar, y nunca vamos a señalar o agredir (de manera verbal o físicamente).
Estados Unidos, Hungría, Polonia y Myanmar no son únicamente discriminación, hay agentes de cambio y son más de los que imaginamos (o de una nota que dura 30 segundos en la tv), No contribuyamos a la boba idea de que todos los que viven en esos países son como las políticas que se generan en estos momentos, ya que con ello motivaremos a que en lugar de puentes se construyan más muros, en lugar de mayor entendimiento se cierren más puertas, y en lugar de mayor cooperación volvamos hacer individualistas no únicamente como sociedad, sino también en el escenario internacional.
Gracias por su atención y espero su respetuosa opinión en el espacio de Diario Judío o en la cuenta de twitter de un servidor: @PabloQZepeda
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