En torno a la cuestión judía. Antonio Escudero dialoga con el catedrático Romualdo Bermejo García

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A nuestros padres, siempre en el cálido recuerdo
Nada se parece más Dios que el silencio.
Maestro Eckart
Toda mi vida crecí entre sabios y no he hallado nada mejor para el cuerpo que el silencio.
P.Avot.1.17
Bienaventurado quien nada espera, porque de todo gozará.
San Francisco de Asis

 

1 – ¿Le parece contradictorio que un pueblo tan definido como el judío se haya constituido sobre unos caminos hechos al andar?


El pueblo judío tiene todas las características del concepto de “pueblo” tal y como se ha ido incorporando en el ámbito del Derecho internacional, añadiendo además la característica de “nación”, en el sentido que le daba Ernest Renan en su conferencia de la Sorbona a finales del siglo XIX. Pero es que además el pueblo judío tiene una historia tan antigua y tan perseverante en su filosofía de vida que ha servido como punto de  referencia para otros pueblos, de ahí que en muchos casos haya sido perseguido. Pero ha sabido sobrevivir precisamente por la profundas raíces que tenía inherentes poco importara donde residían, sin que ello fuera obstáculo para que fueran patriotas del pueblo o pueblos  en cuyo territorio convivían. A este respecto se pueden citar muchos casos que son conocidos, y que no citamos por no herir a aquellos menos conocidos o desconocidos.

2 – Teniendo en cuenta que no hay pueblo como el judío que se haya constituido sobre las Escrituras como ley y mandato divino, ¿serían los profetas los primeros constructores de la historia –tal como la entendemos–no solo empujada desde atrás, sino reclamada desde delante, desde el futuro?

El pueblo judío se ha constituido sobre una historia milenaria basada en dos pilares: por un lado unas leyes escritas que los profetas establecieron, otorgando por otro lado a estas unos elementos de divinidad indiscutibles. Fueron a este respecto los precursores ejemplares de lo que luego se denominaría el Imperio cristiano en Europa, constituido y representado sobre todo por Carlomagno, aunque este se derrumbaría pronto por no tener los ingredientes característicos del pueblo judío, entre los que conviene citar a los Profetas y las Escrituras. Ambas cosas iban a constituir unos pilares identitarios no solo históricos o teóricos, sino reales, de ahí sus raíces profundas que todavía subyacen y que hace de este pueblo un modelo ejemplar. Pero es que además, no parece que el tiempo haya hecho mella en esos pilares, es más, se puede decir incluso que los ha robustecido, creando así un Estado, Israel, en donde a pesar de sus diversas procedencias, no exentas en algunos casos de problemas de todos conocidos, se aplica a rajatabla la democracia y las leyes.

3 — Parece que el pueblo judío, más que la reivindicación de un espacio, ha estado buscando el tiempo, su tiempo, su historia, ¿es también ese su parecer?

Bueno, la Historia ha estado siempre presente en el pueblo judío, y esa Historia le ha permitido mantener vivos los elementos típicos de lo que constituye un pueblo. Pero también han tenido siempre presente el elemento territorial, pues Jerusalén ha estado siempre presente en su Historia y en sus rezos, por eso volvieron a casa, cuando se les presentó la ocasión, siendo hoy en día la Capital del Estado de Israel. Una Historia sin referencias espaciales puede dejar de ser, con el tiempo punto de referencia, de ahí la importancia del territorio en la concepción de los Estados, que se basa en tres elementos esenciales: territorio, población y gobierno.

4- —¿No cree que la historia, en el caso de los judíos, más que una historia basada en el progreso es una historia sagrada, es una historia ucrónica de la divinidad en los hombres, de la palabra de Dios hecha escritura, una y otra vez?

A mi  modesto entender, la Historia del pueblo judío tiene evidentemente un componente sagrado y divino, pero no únicamente. Siempre se ha hablado de la inteligencia del pueblo judío, palpable a todas luces, y por consiguiente también del progreso. Allí donde estaban era un punto de referencia permanente en muchos aspectos, reconocido además no solo por los gobernantes, sino también por el pueblo. Ese progreso del pueblo judío le ha permitido volver a parte de su tierra sagrada y hacerla fértil, como es fácil comprobar…

5 -—¿Cómo se combina según usted la depurada individualidad judía con el sentimiento de colectividad de este pueblo?

El pueblo judío combina un individualismo, que parece un poco exacerbado, con un sentimiento de pertenencia a una colectividad de la que se considera parte y, además, de la que es sumamente solidario. Ejemplos sobran, porque hay muchos, y ha sido esa solidaridad la que les ha permitido resistir los envites antisemitas que se han repetido durante la historia. Es evidente que esa colectividad ha tenido siempre presente el elemento sagrado y divino, pero no únicamente, pues muchos de ellos han crecido alejados de esas dos facetas.

 

6 -—Hay una ambivalencia contradictoria entre las gentes respecto al judío. Por una parte es un pueblo respetado y temido, por otra parte hay una actitud de rechazo hacia él, que se manifiesta en expresiones populares y despectivas, por ejemplo «perro judío», «hacer una judiada», «ser un fariseo», etcétera. ¿Qué opina de ello?

Las frases despectivas hacia el pueblo judío tienen un trasfondo de envidia evidente, por eso yo no daría demasiada importancia a esas cosas, aunque soy consciente que pueden molestar a gente sensible. Sin embargo, no he percibido durante mi estancia de 5 meses en el Kibboutz Bar A’m en 1970 ningún comentario agrio en torno a esas frases, ya que se consideran dichos populares que no llevan a ningún sitio. Esto no quiere decir que con el tiempo, tienen que ir desapareciendo, pues revelan un sinsentido evidente. La cosa se complica cuando esas frases llevan consigo comportamientos antisemitas, o se dicen con desprecio, aunque yo al menos no noto que ese sea el caso en España, pero habrá que tener cuidado en Francia o en otros países europeos en donde habitan fuertes comunidades musulmanas, en donde se puede encontrar algunos miembros radicales. Dicho esto, hay que recalcar que hoy en día, debido en gran parte a la creación del Estado de Israel, el pueblo judío no solo es respetado, sino también temido, pues no deja de ser una gran potencia militar.

7 -Existe una penetración de lo judío en lo sagrado –incluso en el pensamiento de sus prohombres más modernos y racionalistas– como temor de Dios, como acatamiento del mandato divino, como escritura sagrada. Es curiosa, ¿no cree? Esa mezcla entre racionalismo científico y acatamiento de la divinidad.

Esa mezcolanza, como ya lo hemos señalado, ha estado siempre presente en el mundo judío, pero no es exclusivo del pueblo judío. En el mundo cristiano, las órdenes religiosas han tenido grandes maestros de Derecho o Filosofía, aunque el elemento racional, stricto sensu, no estuviera tan presente. A mi entender, lo uno complementa lo otro, y en mi asignatura de Derecho internacional público, fue un Dominico, el burgalés Francisco de Vitoria, el que pondría los cimientos del Derecho internacional. Lo divino y lo humano pueden encontrar puntos de encuentro y pueden servir de ayuda el uno para el otro.

Romualdo Bermejo 

Catedrático de Derecho Internacional Público

Director del Anuario Español de Derecho Internacional

 

Acerca de Antonio Escudero Ríos

Nació en 1944 en Quintana de la Serena, Badajoz. Hizo las carreras de Filosofía y Publicidad en Madrid en donde reside desde 1960. Es editor literario e investigador de Judaica. Ha realizado ediciones facsimilares de la Guía de los Perplejos, el Cuzarí y de la obra de Isaac Cardoso. Dirigió las Jornadas Extremeñas de Estudios Judaicos en Hervás, en 1995, con Haim Beinart. Fue Director de las Actas del mencionado Congreso, publicadas en 1996. Colaborador en las revistas judías Raíces, Los Muestros, Maguem y Foro de la vida judía en el mundo, entre otras publicaciones. Creador, junto a otros entusiastas, de la Orden Nueva de Toledo, Fraternidad dedicada a la defensa plural de Israel y el Líbano cristiano, así como combatir el antisemitismo. Ha plantado miles de árboles, y construido, con Don Jaime Botella Pradillo, un jardín dedicado a los Justos de las Naciones en Las Navas del Marqués, en tierras de Castilla.

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