El Estado de Israel fue fundado en el 1948 bajo los ideales de formar un estado democrático, donde la libertad religiosa está validada y donde todos sus miembros deben ser tratados bajo el manto de la igualdad ante la ley y con la idea del respeto hacia los demás Y si, estos preceptos incluye también a los árabes beduinos y drusos y a la Comunidad Haredí. También, hace énfasis en la necesidad de poder tener un Estado Judío en el cual todos los judíos puedan vivir en paz, y en donde puedan vivir sin ningún tipo de complejos sociales o religiosos. Un estado en el que sus futuras características culturales y lingüísticas, a través del hebreo, puedan florecer como algún día la Tierra de Israel lo pudo ver durante el Reino de Judá y el Reino de Israel. Pero la pregunta que todos debemos hacernos es: ¿por qué si existen 22 países árabes y 55 países musulmanes, por qué este grupo semita no pueden tener un Estado Judío? Egoísmo. Dicha palabra define a cabalidad, lo que muchos países de la región sienten y por ello se oponen al concepto de un Estado Judío. Y claro, impulsan su odio a través del apoyo de legitimidad que la comunidad internacional les brinda. Sin embargo, la Declaración de Balfour en 1917 y la Conferencia de Paz de París en 1919 reconocen las aspiraciones nacionales del pueblo judío en su “hogar nacional” y legitimiza sus aspiraciones. Sin dudas, una bofetada histórica con la que el mundo musulmán y el mundo árabe tendrán que lidiar para siempre a pesar de que Abu Mazen, presidente de la Autoridad Palestina, busque próximamente borrar esta realidad en La Haya demandando al Gobierno Británico. (Recientemente tuve el placer de conocer a Ghaith al-Omari, quien fuera asesor de Abu Mazen, y hasta el mismo Ghaith considera que el intento de Abu Mazen por deslegitimar al pueblo judío a través de una demanda contra el Gobierno Británico por la Declaración de Balfour es “una pérdida de tiempo” y “un chiste irracional”).
Por otro lado, es importante reconocer que debido a que Israel no posee una constitución y debido a que la Declaración de Independencia de 1948 deja muchas dudas políticas y como no, jurídicas, no sabemos con plena seguridad si Israel es un Estado Judío o un estado para los judíos. El Tribunal Supremo de Israel, al día de hoy, no ha podido si quiera opinar con plena seguridad sobre esto ya que es una incógnita que genera muchas dudas y pasiones al respecto dentro del marco social tan diverso que reina en el país (desde mi punto de vista la única manera para legitimar el que Israel se pueda nombrar como un Estado Judío sería a través del reconocimiento internacional y a través de la redacción de una constitución, no a través del Tribunal Supremo del país). Israel posee una población en la cual el 75% de sus ciudadanos son judíos, mientras que un 20% de la población es árabe (beduinos, musulmanes, cristianos, etc.). Interesantemente, los árabes israelíes (los cuales estuvieron bajo administración militar hasta 1966) son ciudadanos del estado, están eximidos del servicio militar (al igual que los judíos Ultra-Ortodoxos) y pueden practicar su religión sin ningún tipo de persecución. Es más, la polémica de las burkas en Francia, es visto en Tel Aviv como una aberración y ha recibido el enérgico repudio por parte de organizaciones árabes israelíes y organizaciones judías que viven en la cosmopolita ciudad.
Y aquí es donde debemos de reflexionar sobre lo maravilloso y especial que es Israel. Tradicionalmente, pensamos en un estado que basa su existencia y nombre en una religión en particular, y en milisegundos lo relacionamos con una teocracia-autoritaria y donde la imposición de creencias está a la orden del día. Sin embargo, y dentro de su naturaleza funcional, esta pequeña nación nos enseña que las leyes fundacionales y las leyes ortodoxas pueden convivir juntas dentro de un estado moderno y que las teocracias, son una excusa para que la participación de todos los sectores y el pluralismo, no puedan brillar en una región tan ajena a la democracia. En la próxima columna entenderemos plenamente la funcionalidad política de este increíble país
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