Durante el fin de semana pasado México experimento una serie de protestas en contra de propuestas en la educación sexual dentro del sistema de educación pública; sin embargo también quienes se manifestaron demuestran su posición contraria al matrimonio civil entre personas del mismo género. Hasta ahí para muchos no hay discriminación, pero desde luego que existe, el sentimiento sigue siendo “anti gay” y utiliza una diplomática xenofobia al responder ante cualquier cuestionamiento a dicha percepción con las palabras “yo no tengo nada en contra de esas personas”, lo cual es una redundancia.
Teniendo la oportunidad de escribir en este tan querido Diario Judío, quisiera llevar este tema a lo que respecta a la visión judía y los factores que comprometen con esta parte de la sociedad humana con otra abreviada LGBT:
Factor empático
La historia no dejará mentir que en la Alemania nazi se llevaron al mismo tren homosexuales y judíos sin distinción. Este suceso, marca de manera trascendental un sentimiento de dolor ante el efecto y consecuencia de la discriminación. De acuerdo a datos del Museo de la Memoria a las Víctimas del Holocausto en Estados Unidos se informa que entre 1933 y 1945 se arrestaron a 100,000 personas acusadas por ser homosexuales, de ellos 50,000 se definieron como tal y fueron sentenciadas y se estima que pudieron haber sido 15,000 deportados a los campos de exterminio (los marcados también, pero con un triangulo rosa) con un 60% que acabaron asesinados. La dignidad humana tanto de la comunidad judía como de la LGBT fue cruelmente castigada en lugares como Auschwitz y Sachsenhausen.
Factor religioso
A pesar de que el 4 de agosto Jerusalén lloraba a una chica que era acuchillada por un ataque de una persona religiosa en la marcha del “orgullo gay”, la idea de que aquellos que son más kosher son los que más odian a este sector social es una mentira. Se puede decir que al estar apegado a los preceptos que dicta la Torah es difícil aceptar de manera religiosa tal condición sexual; sin embargo, tampoco quiere decir que es algo aberrante y depravado para ellos. Para muestra de ello compartiré la respuesta de uno de los blogs de la Sra. Bronya Schaffer, esposa del Rabino Gedaliah de Brooklyn, Nueva York; quien al recibir la pregunta “si un homosexual cabe en la comunidad judía”, ella respondió lo siguiente: “Usted pregunta acerca de sentimientos y de la ley, pero los sentimientos no recaen en el dominio de la ley. Una persona siente lo que siente, de ahí que la persona tenga el poder de decidir de qué manera actúa basándose en sus sentimientos o no de manera interna”. Añade que la Torah prohíbe el acto homosexual; sin embargo la Torah también prohíbe el juzgar y minimizar la opinión o forma de ser del prójimo. Dicho esto, Schaffer comenta que en la actualidad se sigue aprendiendo del tema de la sexualidad y por ende de la dignidad humana.
En cuanto a la pertenencia de una persona judía en la colectividad la esposa del Rabino expresa firmemente que no se puede excluir y dejar de considerar el sentido de pertenencia de personas homosexuales, ya que cuando se trae la ignorancia, la crueldad y el prejuicio hacia los demás en la comunidad en ese momento también se opone uno a lo que dicta la Torah.
Factor laico
En Israel desde 1988 se ha caminado en una dirección que lejos de “favorecer” a un segmento de la sociedad, les da los derechos civiles por su aportación al país, tales como la eliminación de la ilegalidad de la homosexualidad, y el derecho a la participación económica y militar. Por otro lado, a pesar de que el actual gobierno es alineado hacia la línea conservadora representado por el Primer Ministro Netanyahu, se ha manifestado también por una línea de inclusión y respeto a la población LGBT.
En México, muchos laicos se han motivado por apoyar a miembros de la comunidad que son también de la otra comunidad, a tal grado de crear organizaciones tan afectivas como efectivas. Como ejemplo de lo antes dicho aplaudo y también comparto la labor que han realizado organizaciones como Guimel, organización que brinda apoyo a las personas LGBT, a sus familiares y amigos dentro de la Comunidad Judía Mexicana, bajo un esquema de espacio seguro, personal y confidencial para ayudar con su aceptación tanto individual como dentro de la Comunidad y quienes desde hace 2 años han compartido el hashtag #YoTampoco.
Ya conociendo los factores antes comentados estimado lector me parece que tenemos que entender que la orientación sexual o el sentimiento afectivo de una persona hacia otra no define el 100% de su estado anímico, su pertenencia familiar, deportiva, política, emprendedora, creativa, cooperativa o de su pertenencia a la comunidad, ni de unos ni de otros. La discriminación no cabe en la comunidad judía ni en la comunidad LGBT y espero que tampoco en la comunidad mexicana.
Gracias por su atención y espero su respetuosa opinión en el espacio de Diario Judío o en la cuenta de twitter de un servidor: @PabloQZepeda
P.D. #YoTampoco
Un verdadero Judío, sabe que la homosexualidad esta mal a los ojos de Hashem y va encontra de la Tanaj… Así que los verdaderos Judíos, no deberían apoyar este tipo de grupos… Ya que de otra manera, serían hipócritas…
Estimado Danny:
He compartido el factor religioso en esta columna, lo cual me base en la opinión de la esposa de un rabino ortodoxo, quien nos dice que efectivamente ante la ley escrita en las escrituras se define al acto sexual entre personas del mismo género; sin embargo una persona perteneciente al sector LGBT no es únicamente un tema de acto sexual, sino de sentimientos y formas de ser que son tan individuales que ninguno podemos hacer juicio de lo que nos es ajeno como también de otras personas hacia nosotros. Alguien que es homosexual y nació judía o judío ¿merece ser sacado de la comunidad? ¿merece ser indigno en su condición humana?
Saludos y esperemos que nunca mas por prejuicios ni bases ideológicas o religiosas se vuelvan a cometer atrocidades como las que ya cruelmente han sufrido ambas comunidades.
Pertenezco a una pequeña comunidad de judíos liberales donde la homosexualidad no es tema, como directora de la Sinagoga Brit Brajá creemos que recibimos personas, sus preferencias no tienen porque ser juzgadas.