La linda niña de cabellos dorados, semejantes al sol, que refulge en el expresivo desierto azulado, con sus 4 años de nombre Hanna, que en un alcance generoso hacia un anciano carbonero, auxiliandólo a alzar sobre sus espaldas el pesado saco de carbón, es ello que ensucia su impecable vestido blanco que endosa, y lo que suscitará su emotivo llanto, desde arriba en el cielo nítido, están presentes arrimadas a la luna las juguetonas nubes, que la contemplan, concibiendónos un espléndido momento mágico. Será ella la luna, que la iluminará en un efecto radiante obteniendo así, la desaparición de las manchas, aún mas haciendo resplandecer su encantador vestido blanco de estrellas.
Esta es una de las imágenes que conquistó a tantas generaciones en Israel. Que ha servido para ayudar a superar en gran medida situaciones desastrosas, aunque también para solucionar determinados traumas. Una imagen de simplicidad, elaborada con una fina delicadeza, no obstante sutilmente ingenua, ideada por una extraordinaria ilustradora. Es ahora, que después de transcurrir años de anonimato, resale su nombre como iluminado por la luna Eva Itzkowitz.
Hannaleh representa aquellos años cogidos seguidamente al inicio del estado de Israel, en el cual se atesoró, la imagen de esta tierna niña, vestida de blanco, que se había impregnada de carbón, mientras sollozaba en ese instante una principesca luna la observa. Es una ilustración que muchos israelitas reconocen y recuerdan. Es Hanna diseñada por los pinceles de Eva Itzkowitz, en el libro Hanna’s Sabbath Dress, escrito por Itzhak Schweiger- Dmi’el. Un relato enraizado fielmente de la cultura alemana.
Un texto complementado con imágenes que fue publicado a poco tiempo que Israel, se alejaba de las guerras, un periodo distinto en el cual, la natalidad se había incrementado alcanzando el privilegio merecido, serán los infantes adonde se encarnará el presente orgulloso de esta patria, aquellos niños mimados, cuanto adorados, como un capullo de flor que germinará del optimismo anhelado que dará la fuerza con los ideales. Ha sido una de las colanas (Publicaciones Ofer), más apreciadas, a tal modo de quedar retenida en la memoria de abuelos, padres, hijos e incluso nietos. Con un estilo totalmente ashkenazi, ascendencia de origen de la ilustradora. La historia de Eva Itzkowitz (90 años, actualmente), se puede comparar como la de tantos de su misma generación: nació en Land de Sassonia en Alemania en 1922, donde tuvieron que escapar en 1939. Su familia se refugió en Atenas, allí ella estudió diseño, no obstante su viaje prosiguió a Palestina, durante el mandato británico 1945. Para ellos, los Itzkowitz fue impedida la entrada al territorio, época que prosiguió con la muerte de su padre en Atenas. Eva junto a su hermana sobrevivirán, bajo falso nombre allí renacen en una nueva vida en Israel. Hannaleh expone los ideales, que se trazan desde la infancia, toda aquella pureza unida a la trascendencia de la bondad, junto con el respeto hacia los demás. El museo de Israel que en esta fecha concede un singular regalo basado en evocaciones, recuerdos, nostalgias y aspiraciones en una destacada muestra titulada Días de inocencia de Israel, curada por Orna Granot. El diseño de Eva Itzkowitz, con un trazo peculiar, simple limpio e directo, unido a un colorido jubiloso, envuelve la ilustración en una identificación de modelo positivo para ayudar a rehuir de traumas, es un estilo artístico ashkenazista, diverso al multiétnico de hoy de la nación. Una artista que se da ella misma en la proyección del optimismo como idealista, en la cual la inocencia pasará a ser el orgullo de esta tierra, simbolizada en la infancia. Días de Inocencia, aquellos días de infancia, cuyas evocaciones de niñez se hacen presentes por medio de la ilustración. Serán los niños, de la mano de los queridos abuelos que admirarán esta singular muestra en el museo de Israel.
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