Hoy quiero hablar de ella

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¿Por dónde empezar? ¿Por nuestros antecedentes? ¿Por nuestras vidas anteriores? No, me digo. El pasado es como ver la vida por el espejo retrovisor del auto. Sí, pero es importante explicarte cómo y de dónde llegamos hasta aquí.

Toda esa conjunción de ilusiones, de anhelos originales, de necesidades y carencias…¿realmente contribuyeron a buscarse, y luego, a encontrarse, o bien fue D-os o el Destino quien intervino?

Otra pregunta: ¿Cuál fue la fuerza principal que los unió? No me digas que sólo fue atracción física. ¡Ya estaban “grandecitos” para ser impulsados sólo por eso!


Tampoco arguyas que se debió a tu capacidad intelectual.¡No seas soberbio!

Mira: alguna vez escribiste LA SOLEDAD DE DOS. En ella hablabas de una pareja en un restaurante y la impresión que te provocaba su actitud. Llegaste hasta imaginar sus vidas personales. Hazte un favor: Compara aquello con ustedes dos, pero no caigas en la palabra clave “soledad”. No es tu caso.

De algo quiero prevenirte: del miedo que te caería encima como una tonelada de rocas si dices y escribes lo que piensas. Necesitas hacer una pausa en tu vida, estar solo contigo, evaluar tus bendiciones para luego continuar labrando, cultivando, cuidando y viendo crecer la ilusión de que dos son uno, así que sigue.

Dime: ¿Cuáles han sido los momentos, los hechos, que tú sientes que hayan sido los mejores entre ella y tú?

¿Cuando la conociste? Me imagino que fue un impacto muy grato. O fue cuando, nervioso, enviaste el primer ramo de rosas. Pudo ser la primera vez que aceptó salir contigo, o la primera vez que se despidieron con un beso, o lo que sentiste cuando te miró de ese modo especial, con esos hermosos ojos que hablan solos.

Pudo ser, también, cuando el Shamash te advirtió que entraras a la sinagoga con el pie derecho, o cuando el Jazán cantaba las Siete Bendiciones.

Y dime: ¿Te emocionó ver a alguno de tus hijos en la ceremonia?

¿Acaso sería cuando trajiste al nuevo hogar, ese tan pequeño en el que apenas cabían una cama y un ropero, el chequecito del primer dinerito a tu matrimonio?

Recuerda también la noche que saliste de tu oficina y te invadió el deseo de llegar corriendo a verla para celebrar con ella, porque sentiste estar completo.

Sí, ya sé que esa historia cumplirá veinticinco años pronto, pero está vigente hoy.

Hay algo que quiero saber: ¿Te has conducido con verdad a lo largo de esos años? ¿Has sido legítimo? Si tu respuesta es afirmativa, éste puede ser otro de los mejores momentos de tu vida.

Nadie te pidió seguir nuestras 613 obligaciones. Sólo están ahí para nosotros. A lo largo de tu matrimonio,¿has cumplido con las correspondientes?

¿Sabes qué creo? Que todos los momentos, los hechos en los que has pensado están muy bien y han sido plenos de felicidad, pero sé que hubo algunos que los superan.

¿Qué hay de aquellos cuando estuvo junto a ti, llorando, rezando, porque se te iba la vida y que tu corazón estaba en manos de D-os y la de los médicos, y, cuando recuperaste el sentido, ella estaba tomándote las manos, mirándote, ansiando que no te fueras, que regresaras de los bordes del precipicio?

Recuerda también quién fue la primera persona en llegar a lo que quedó del auto en el terrible accidente que tuviste, que te vio dentro sangrando, roto, fracturado, casi inconsciente, balbuceando incoherencias, y que sacó fuerza de no se dónde para ordenar, movilizar a otros, para defender, para ponerte a salvo.

Al recordarlo, ¿no crees que esos momentos de tu rescate fueron los más felices?

No eres religioso, pero sí conoces la máxima:”Quien salva a uno, salva al mundo”. Eso puede ser la máxima felicidad.

La vida, Hayim, no es sólo felicidad. Entonces dime, cuéntame tus momentos más infortunados.

¿Sabes qué es lo que más duele? La separación. No hablo de ese adiós que D-os nos obliga a dar, a sentir, a recordar, a llorar. Al transcurso de las vidas en este mundo.

Hablo del ser humano que, con tantas carencias, tantas necesidades, renuncia a alguien, lo desaloja de su vida. ¿Arrepentimiento, hastío, decepción, fracaso?

Pueden ser razones, pero ¿no tenemos algo qué hacer más que renunciar?

El cínico me puede decir que su felicidad fue haberse desligado, apartado de quien convirtió su vida en un crucigrama, en un fastidio, en un duelo de vanidades y deseos.

Tú también renunciaste alguna vez. También dejaste – por no decir abandonaste- a alguien. ¿Mediste las consecuencias en su momento? Sí, ya se; me vas a dar una y cientos de explicaciones y justificaciones, pero no es el tema. Estamos hablando del infortunio, de lo contrario a felicidad.

Dijiste “consecuencias”. Te separaste de alguien y ¿a quién más dejaste?

Por eso es que, cuando sabes de parejas que se separan, como ocurre cada vez más frecuentemente, no te sientes con la autoridad moral para emitir ni siquiera una opinión ni mucho menos para tomar partido. Esa losa, la separación, no sólo crea vacíos materiales, sino también mentales. ¿Será por eso que te aferras a lo que tienes?

Deja de elucubrar. El único lugar para poner los pies es la tierra. El tiempo de vivir es hoy. Vivir y convivir, no hay más, pero hay condiciones, simples si tu quieres, pero básicas: dar, otorgar, consentir, respaldar, tolerar, compartir.

No necesitas usar como amenaza la separación. Eso es soberbia, el peor de los pecados capitales.Piensa. El futuro no se predice. Se planea, en el mejor de los casos. Para ello, usa algo del pasado, pero recuerda: dentro de poco, el futuro será hoy.

Acerca de Salomón Lewy

Nacido el 30 de Enero 30, 1939, se considera oriundo de Orizaba, Veracruz, donde residía su familia y fue llevado a los tres días de nacido.Su Creación Literaria abarca grandes reconocimientos como: Primer Lugar en los Certámenes XVIII y XIX del C.D.I., Mención Honorífica en el Certamen XX del CDI.Dentro de sus publicaciones podemos encontrar: MI AMIGO ISAAC, EL CORAZÓN NO ES UN PASAJERO (Editorial Libros para Todos, EDAMEX).Idiomas:Español, Inglés, Alemán, Hebreo, Yiddish.Especialidades:Temas Judaicos, Israel, Política Mexicana, Relaciones Internacionales, Costumbrista Mexicano.

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