por:
JORGE VILLEGAS HERNÁNDEZ
“eltiojorge.com
Se dice que las palabras pueden herir más que los propios golpes.
Pero a veces, la ausencia de las palabras llega a ser más taladrante.
Lamentablemente, todavía por ahí de mediados del siglo pasado el anonimato de las esposas era una constante de la sumisión femenina.
El reclamo interno, quedaba en eso y nada más.
Posiblemente por eso, las mujeres que se atrevieron a expresar sus capacidades, sus sueños y sus virtudes verdaderas; resaltaron enormemente, tal vez por lo exótico de sus posiciones.
En esos años cincuentas ya las mujeres en México, eran las que comandaban los destinos de los hogares; a pesar de que se les estaba apenas dando el derecho a votar. Porque ya eran dueñas del derecho a mandar. Lamentablemente no se les escuchaba, porque no esgrimían postura alguna.
Ese era el caso de nuestro país, como también fue el caso de muchos y muchos países más; algunos de ellos, que siguen viviendo ese atraso de género.
Pero bueno, como de costumbre menciono:
esa es lechuga de otra ensalada.
Y caemos a la tonta costumbre de decir que “detrás de un hombre, existe una gran mujer”.
¡Naranjas! Ni detrás, ni junto, ni adelante.
Las mujeres son seres humanos, que deben asumirse como pensantes, y como formula de vida que no requieren que se les exhiba como parte de un género sojuzgado y en busca de derechos.
Mujer que exige derechos, que ella misma se niega.
Y aquí viene la parte medular de esta profunda e interesante película.
Glenn Close interpreta a una mujer que ha vivido inmersa dentro de un mundo de silencio; al lado de un marido aparentemente complaciente y apapachador.
Él es Joe, un escritor judío que viene que viene a llenar
una necesidad de marketing de la editorial.
Es interpretado por Jonathan Pryce
Tremenda dupla de talentos histriónicos, quienes interpretan magistralmente a una pareja ya madura, donde la mujer es poco menos que una sombra del marido, quien ha llegado a Estocolmo, para recibir su premio Nobel de Literatura.
Una sombra que tiene ocultos sus grandes talentos como escritora, desde el momento mismo en que se casó ¡y desde antes!
Matrimonio probablemente muy cómodo para ambos.
Matrimonio de años y de costumbres.
Matrimonio de complicidades, a fin de cuentas.
Matrimonio que parece haber llegado a un punto de quiebra,
o de decisión ¡quien sabe!
Matrimonio que coloca en el ojo del huracán a “La Buena Esposa”.
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