Ghandi era el hombre público al cual Martín Buber más admiraba, pero en 1938 tuvo una gran desilusión. En un editorial de su periódico Harijan, en la misma edición en la que aconsejaba a los judíos alemanes que emplearan la Satyagraha ( resistencia pacífica), señaló que Palestina pertenecía a los árabes y que era equivocado e inhumano imponer a los judíos sobre estos. En total desatino con lo que estaba aconteciendo en Europa, el pacifista dijo ¿ Por que no pueden, como otros pueblos de la tierra, considerar como su patria el país donde nacen y ganan sus sustento ? Sin duda sería un crimen contra la humanidad someter a los orgullosos árabes a fin de restaurar a Palestina en todo o en parte como hogar nacional judío. La concepción bíblica de Palestina, escribió el hindú, no es una extensión geográfica, sino que está en sus corazones. Si los judíos buscan una Palestina geográfica, deben comprender que es un error penetrar en ella bajo la sombra del cañón británico. Existen cien maneras de razonar con los árabes, si están dispuestos a dejar de lado la bayoneta británica.
Buber respondió en carta abierta del 24-2-39. Contestó desde la autoridad moral de haber bregado por la paz entre judíos y árabes. Le demostró, sin mucho esfuerzo, la distinta situación que estaban padeciendo los judíos bajo el nazismo respecto a los indios residentes en la Sudáfrica que provocó la concientización nacional de Gandhí y el empleo de la Satyagraha.
Reivindicó los derechos bíblicos sobre el país ” Cuando hay un país del cual habla a sus hijos un libro sagrado, este terruño no está solo en los corazones, está en los corazones porque está en el universo”.
Cuestionó la posible pertenencia de Palestina a los árabes. Las conquistas sucesivas de mamelucos y turcos, que anhelaban únicamente la dominación y no la colonización, no fundamentan en su opinión aquel derecho de propiedad. Pregúntenle que han hecho los árabes en 1300 años y que hemos hecho nosotros en 50. Hemos comenzado a reconstruir, 35 años antes de que se acercara la sombra del cañón británico.
No hemos pregonado como nuestro compatriota Jesús y como usted, la doctrina de la falta de violencia, porque pensamos que a veces el ser humano debe ejercerla a fin de salvarse o salvar a sus hijos, pero hemos pregonado desde tiempos inmemoriales la doctrina de la justicia y la paz.
Las siguientes palabras de Buber son premonitorias. ” Usted dice que es un estigma contra nosotros que nuestros antepasados hayan crucificado a Jesús. No se si tal hecho ocurrió realmente. Lo considero probable. Lo consideró tan probable como que el pueblo hindú, en otras circunstancias y si lo que usted enseña resulta chocante a su propia tendencia – India ha manifestado usted que no es violenta por naturaleza- lo hubiera asesinado a usted”.
Los pueblos no asimilan a los grandes a quien han dado nacimiento, sentenció el filósofo.
Fuente: Martín Buber, tomo 2, Encuentro en el desfiladero, Maurice Friedman.
Martín Buber, Escritos escogidos, Sionismo y Universalidad. Ediciones Porteñas, Amia.
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