Termina el sepelio, todos se despiden y cada quien se va a donde puede mientras casi todos se reúnen para ir en grupo a la shive que en casa de su hija, se lleva a cabo para el Sr. Mohamed Ali.
“Pero si es antisemita” gritan algunos…
“antisemita? No, es un amante de la libertad, primero la de los negros que en los sesentas – y muchos aun ahora- eran casi esclavos en el sistema americano; luego de los gays y otros grupos discriminados y luego de los palestinos , cuyo derecho a ser libres, defendió toda su vida igual que muchos otros judíos.
No Ali, no era judío. Su hija sí. Su nieto también. El Rabino Lerner, que oficiará en su sepelio también. Muchos de sus amigos y de sus enemigos lo son también porque Ali, al final del día, resultó más abierto, más inclusivo, más humano que muchos que lo acusan de “antisemita” simplemente porque no comparten sus opiniones políticas pero eso sí, podemos afirmar sin lugar a dudas que cualquier judío sinceramente interesado en Tikún Olam, en ese tikún que incluye a todos y no solo a algunos, reconocerá que Ali no solo no fue antisemita sino que además fue un buen zeide musulmán para sus nietos judíos.
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