Memorias borradas de la historia

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Inmigración judía durante el Porfiriato y la Segunda Guerra Mundial 

No es un secreto que la historia de un país, así como la de su gente, suele contarse muchas veces desde un solo punto de vista, y se dejan afuera otras perspectivas de la versión “oficial”. Es aún más desconcertante que sean solamente unos pocos los que se aventuren a recuperar esos recuerdos que han sido desterrados al olvido.

Pocos conocen las dificultades que enfrentaron los inmigrantes judíos para ingresar al país. Antes del gobierno de Porfirio Díaz (1884–1911) la admisión o el rechazo de los inmigrantes se basaba en criterios raciales, que permitían identificar a las comunidades extranjeras “ideales” y asimilables a la sociedad mexicana de aquellas que no lo eran; así, aunque no eran parte del discurso oficial, la presencia judía fue descartada durante muchos años.


En 1909 entró en vigor la Ley migratoria de 1908, que contenía pautas para admitir o rechazar a inmigrantes extranjeros. Esta ley, según dice Marcela Martínez en su artículo “Migración Judía. Una entrevista con el Gral. Porfirio Díaz” (Signos Históricos, vol. 23, núm. 46, julio–diciembre de 2021), respondía a los proyectos de migración y colonización, las iniciativas gubernamentales y coyunturas político–sociales, la intolerancia religiosa de la época, así como a la urgencia de establecer un control sanitario en puertos y embarcaciones para evitar el ingreso de quienes pudieran ser portadores de enfermedades o que tuvieran problemas de conducta y moral dudosa.

No fue sino hasta después de una entrevista que le hizo John W. de Kay a Porfirio Díaz en 1909 cuando el mandatario mexicano invitó, de manera abierta, a la comunidad judía a venir al país. Los verdaderos motivos de la entrevista consistían en difundir una imagen de una nación “estable” —una imagen falsa, pues claramente existía un conflicto civil próximo a estallar—, conservar las inversiones extranjeras en México sobre todo las realizadas por Gran Bretaña, con la que se había desarrollado una relación especial y cercana, además de incrementar la mano de obra agrícola e industrial.

Durante el gobierno de Plutarco Elías Calles (1924–1928) se reformó la Ley de Inmigración de 1908 y se crearon las tarjetas de identificación, se instituyó el registro de entrada y salida del país, se reglamentó la inmigración y emigración por vía aérea, y se dio permiso a las autoridades de salubridad pública para admitir o rechazar extranjeros, como lo documenta Alicia Gojman en su artículo “Judíos ashkenazitas en México: marco histórico y político de su movimiento migratorio 1900–1950” (Historias, núm. 33, marzo de 1995).

Así, a finales de 1929 la Secretaría de Gobernación y Relaciones Exteriores restringió el ingreso a los judíos porque los consideraban una influencia negativa y un obstáculo en la competencia comercial y el progreso mercantil. Además, desaprobaban las actividades en las que se desenvolvían; en aquella época era muy frecuente que, para poder subsistir, muchos judíos se dedicaron al comercio, la usura o las ventas en abonos.

Lo anterior permitió que la nación mexicana cerrara sus puertas durante el mandato de Lázaro Cárdenas (1934–1940). Lo controvertido de este gobierno fue la actitud ambivalente que mostró, dado que recibió con los brazos abiertos a los republicanos españoles que perdieron la Guerra Civil, así como a intelectuales y políticos perseguidos por el nazismo, mientras que los exiliados judíos que buscaban refugio a causa del ascenso de Hitler, el exterminio nazi y los estragos de la Segunda Guerra Mundial se toparon con un país que no mostró interés alguno en otorgarles asilo y protección ante los horrores que vivían.

Desde 1934 la Secretaría de Gobernación prohibió su ingreso al país. Y en 1938, cuando el vapor Orinoco arribó a costas mexicanas, se impidió el desembarco de los 21 refugiados judíos que venían a bordo. A aquellos que lograron ingresar al país antes del cierre de puertos se les exigió presentar documentos, muchos de ellos imposibles de conseguir, que garantizaran su calidad de perseguidos.

Desafortunadamente, un factor ideológico que jugó en contra de la comunidad judía fue el de los ideales raciales que se habían asentado en el país y que buscaban proteger “el mestizaje mexicano” de influencias extrañas que pudieran contaminarlo. Así, además de que los judíos eran considerados extranjeros indeseables y no asimilables, fue principalmente el antisemitismo existente entre no pocos funcionarios públicos lo que impulsó el cambio en las políticas migratorias del país y el rechazo a esta comunidad.

Con el paso del tiempo las restricciones se fueron desdibujando a tal grado que México comenzó a ser concebido como un país de puertas abiertas a la inmigración extranjera, sin hacer distinción de nacionalidades, etnias o posturas políticas, lo que propició que la memoria del exilio judío quedara en el olvido. Es por esto que su visibilización nos permite no sólo completar los huecos de la historia de México, sino también de aquello que olvidaron tanto la comunidad mexicana como la judeomexicana, pues como lo explica Daniela Gleizer en su artículo “Dos exilios, una memoria y un olvido” (Letras Libres. México: Entre el asilo y el rechazo, núm. 247, julio de 2019), la historia se construyó a partir de los recuerdos de los inmigrantes que sí lograron entrar al país, sin embargo, éstos dejaron fuera las memorias de muchos refugiados judíos que tan sólo contemplaron tierras mexicanas desde lejos y fueron obligados a desviarse a otros países o, tristemente, regresar a Europa.

 

Isabel Ayala es estudiante de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en el ITESO. Este artículo es parte de la investigación “Ecos de memorias rescatadas: cien años de historia de la comunidad judía de Guadalajara”, que se lleva a cabo en el PAP Mirar la ciudad con otros ojos. Memorias e Identidades, otoño de 2023.

2 comentarios en «Memorias borradas de la historia»
  1. Muy buen artículo, muy interesante, temas desconocidos que uno ni se imaginaba
    Su abuela dice que está muy buen escrito
    Felicidades

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