De un tiempo a la fecha hay un tema en boga que se ve sumamente atractivo para muchos. La famosa ley de la atracción. Esta ley dice que los pensamientos de una persona provocan emociones y que esto provoca lo que nos ocurre, la forma de medir estos pensamientos es por medio de los sentimientos. Es decir que la forma en que vibremos atraerá como consecuencia el resultado de dichos pensamientos.
Esta ley está relacionada con las creencias y prácticas de la nueva era. De entrada se oye antojadizo. Dicen los de la ley de la atracción que sólo debemos alinear los pensamientos con los sentimientos, aunados a nuestros deseos. Y estos deseos, se darán como consecuencia de lo que pedimos. Es como dicen “un catálogo del universo”.
Pero esta forma de pensar, hace creer erróneamente de que somos súper seres con súper poderes: el poder de materializar lo que queramos.
No confundamos que podemos hacer grandes cosas por nuestra capacidad humana y espiritual, a ser como dioses, con la justificación de que somos seres divinos y a partir de eso, todo el universo, nos responde y cumple nuestros deseos.
De hecho esa es la consigna de la ley de la atracción, nuestra divinidad en potencia, lo que pidas se cumple (¿esto incluye qué?). Tus peticiones serán escuchadas, ¿y si no son buenas?, total con que vibremos y nuestros pensamientos estén alineados a nuestros sentimientos, es como se cumplen los deseos. No hay límite. Como el ejemplo de Aladino: lo que quieras se te dará.
Uno de los ejemplos que usan en la película es el de poner un billete en el techo de nuestra habitación verlo todos los días y por acto mágico se dará el dinero. Ó poner el tablero de visualización. Muchas veces no ocurre lo que se pidió.
La mayoría de las personas que siguen ciegamente la ley de la atracción no saben del todo como empezó. Fue en 1985 cuando un matrimonio estadounidense Jerry y Esther Hicks entablan una conexión con un tal “Abraham” (así se denomina este ser, nadie sabe si es el profeta ó es otro Abraham), que posee físicamente a Esther Hicks y habla a través de ella, es así como este matrimonio transmite las enseñanzas de una entidad espiritual colectiva conocida por el nombre de Abraham, seguidas -como dicen ellos- por millones de buscadores de la verdad en todo el mundo. Estos principios de la “ley de la atracción” inspiraron la popular película el secreto, así como la posterior edición impresa.
Sólo basta ver los videos donde Abraham se posiciona de Esther y ella da respuesta a cada incrédulo que se le acerca para pedir respuesta y lo que ella le diga, es la solución (bueno lo que diga la entidad).
Estos señores, junto con los autores del secreto y otros libros, repiten frases célebres de gente exitosa, -que evidentemente lucho para salir adelante-, utilizan algo de psicología, física cuántica un poco de misticismo que raya casi en la religiosidad y por supuesto el factor clave: el marketing.
¿Acaso pretendemos como le dijo la serpiente a Eva, “serán como dioses”?. Con eso de que está en boga el tema, veo alarmada la cantidad de lugares que dicen tener el famosísimo secreto, que por cierto no es ninguno, viene desde la viejísima ley del mentalismo, uno de los 7 principios o leyes espirituales de Hermes Trismegisto, enunciadas en el Kybalión. Esta ley dice que todo en el universo, es una creación mental y que el hombre, por intermedio de su pensamiento crea su propia realidad.
Según dice la Torá, D´s nos da el grado de sus hijos hechos a su semejanza. Otra muy diferente es creer que somos el mismo Dios.
Yo creo profundamente en el poder del cambio, comenzando con el cambio interno y el cambio de pensamiento.
Pero otra cosa muy diferente es creer que somos seres divinos con posibilidades infinitas que moveremos el cosmos y todo se nos dará.
Eso muchas veces no es así. Claro hay que trabajar para tener un mejor presente y un muy buen futuro, pero no nos dejemos engañar.
Cuidado con lo que pensamos, aquí nunca se pone un límite de lo que pensamos y deseamos.
¿Podemos movernos con esa efímera libertad de creer que hacemos mágicamente lo que deseamos?, trascender como dicen, y ser escuchados por el universo. Esta filosofía tipo new age, astral, cósmica, se ve tan tentadora ¿Qué…como no aplicarla?, cuando somos una especie de semidioses. De hecho en muchas páginas de internet, se venden facilísimamente frases, posters, imágenes donde curiosamente, estamos por arriba del planeta ó el mundo, como separados, muy por encima de todos, con experiencias extracorpóreas; con algunos gurús, espirituales que por cierto sacan todo el provecho posible de las carencias de aquellas personas que buscan respuestas. Ofrecen diplomados divinos, respuestas de los mismísimos ángeles, etc.
Si queremos tener procesos de cambios internos, debemos trabajar para lograrlo, buscar paz interior, pero que nos quede muy claro que todo es a partir de que somos hijos de Dios, no con la falsa publicidad que vende la ley de la atracción de que no necesitamos a D´s en nuestras vidas, sólo “al universo” y este es cualquier cosa que la persona acepte como dios (ó si no se cree en él, tampoco importa, sólo el universo).
Pero se nos olvida un detallito: Una cosa es sabiduría y buscar conocimiento y otra muy diferente, es creernos de la misma estatura que D´s.
El plan de D´s: ¿dónde entra? ¿si Él tiene algo deparado para nosotros no cuenta?, ah!, pero nosotros nos creemos la divinidad hecha persona. Es como cuando los niños pequeños que buscan con un pensamiento mágico que se haga su voluntad.
¿Acaso nos quedan cortos los planes de D´s?
Y para colmo dicen los gurús de la nueva onda espiritual, que digamos la frase: yo soy, una frase para recordarnos nuestra propia divinidad. Olvidándose –si es que lo saben-, que esa es la frase con la que él mismo D´s se da a conocer: “Yo Soy El que Soy”. (Éxodo 3 4 Shemot).
¿Cómo queremos repetir esta frase denominándonos a nosotros mismos, cuando sólo hay UN HASHEM. Nosotros, podemos pensar, sentir y vibrar como queramos, pero si Él tiene planes para nuestra persona, Él es el quién decide para nosotros lo mejor. Eso es lo que nos toca vivir y se llama: plan de D´s.
En la película del secreto dicen que no hay un pizarrón de la vida, sino que será lo que queramos escribir en ella. No es así.
Sí existe un libro de la vida, que por cierto se escribe en Rosh Hashaná cada año sellándose en Yom Kipur, y se firma que nos depara para el siguiente año.
En la vida no hay atajos, ni caminos fáciles. Es fácil empezar a idolatrar y ser seguidores de falsas creencias, que no tienen que ver con la creencia de que Él nos lleva y nos guía.
D´s sólo es Él. Ubiquémonos en nuestra realidad. Se puede salir adelante con la ayuda de D´s, pero jamás sin la ayuda de Él.
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