Una vez dos señores llegaron a robar un banco, el uno era sureño y el otro era gallego, “muy sabio” por cierto.
Entran al banco y ven dos cajas fuertes muy grandes, así que cada uno se encarga de una. Al día siguiente el sureño llama al “muy sabio” y le pregunta: “¿Qué conseguiste ganar con tu caja fuerte?”
Así que el otro le contesta: “¡Ni te imaginas! Cuando llegué a la casa abrí la caja fuerte y ahí estaban todas las deudas del banco, las facturas, los pagarés, las cuentas de luz, los deudores morosos y muchos más papeles para pagar, pero ni un peso!”.
Así que el sureño le dice: “¡Ah!, ¿Y entonces?, ¿Qué vas hacer?”.
A lo que el “muy sabio” (gallego) le dice: “¡No lo sé!, pero lo cierto es que poco a poco las voy a pagar.”
La semana pasada terminamos el primer libro de la Torá y estamos empezando el segundo libro que es Shemot (Éxodo), la pregunta que nos hacemos es: ¿Cuál es la diferencia ente el primer libro y el segundo?
Hay una historia que está escrita en el libro de Cuzarí de Rabí Yehuda Ha Levi, donde se habla de un rey que siempre soñaba que sus intenciones eran buenas a los ojos de Di–s, mas sus acciones siempre eran rechazadas y él no entendía el por qué. Así que quiso descubrir cuál debía ser la religión que él debía adoptar para encontrar su tranquilidad. Así que llamó a un cristiano, a un musulmán y a un judío y le hizo preguntas a cada uno.
Cuando le preguntó al musulmán qué es su religión, el musulmán le respondió: “Tenemos un Dios que creó el mundo en seis días y así…”.
Cuando le preguntó al cristiano, este le respondió lo mismo, que tenían un Dios que creó el mundo en seis días, etc.
Pero extrañamente cuando le preguntó al judío, este respondió de otra manera, que tenían un Di–s que los sacó de Egipto.
¿Por qué no respondió igual que los demás? Si nosotros también creemos que Di–s creó el mundo y todo lo que hay en seis días.
Sabemos por la historia y hasta hoy en día, que hay muchas opiniones que dicen: “Ok, Di–s creó el mundo porque hay pruebas científicas de eso y todo lo demás, pero en realidad Di–s no tiene ninguna conexión con nosotros”, en otras palabras es como decir que hay creador pero no hay conductor.
El primer libro de Bereshit habla de la creación del mundo y nos está diciendo que hay un creador, pero el segundo libro, Shemot, muestra más que todo que hay un conductor en el mundo al que le importa lo que estamos haciendo aquí.
Esto es lo que está mostrando el libro de Shemot, que en cada cosa que estamos haciendo para la salida de Egipto, Di–s está supervisando cada acto y al mismo tiempo también encargándose de cualquier cosa en el mundo.
En el libro del Génesis sabemos acerca de la creación del mundo y sobre el creador que también es para todo el mundo, por eso el judío le responde así a este rey, que en otras palabras le está diciendo que el punto importante es reconocer que hay un conductor en el mundo y no solamente decir que hay un creador del mundo.
En la Parashá, Moshé le pregunta a Di–s: “¿Cuál es Tu nombre?”
– y Él le responde: “Heiyhe Asher Heiyhe” (Seré lo que seré).
¿Cuál es este nombre tan raro y qué significa?
Acerca de esto dicen que en verdad Di–s no tiene ningún nombre, pero cuando decimos que tiene nombre es para decir en otras palabras que tiene formas de manifestarse en este mundo.
Cuando yo le estoy dando un nombre a algo, es a una manifestación del uso de las cosas, eso quiere decir nombre. Por eso nuestro nombre es muy importante, por ejemplo: se llama Moshe porque fue sacado de las aguas, Shimon porque Di–s escuchó, etc.
Cada nombre representa algo, pero debemos entender que cuando hablamos del nombre de Di–s es porque estamos hablando de las formas en las cuales se nos manifiesta y no porque en verdad tenga nombres.
Un relato: había una vez un pobre que escuchó acerca de la boda del hombre más rico de la comunidad, donde iba a haber mucha comida y lujo, así que una semana antes no comió nada para así tener espacio en donde meter todos los manjares, frutas y bebidas que iban a haber ahí. Llegó el día de la boda y aun no lo habían invitado. Eran las seis de la tarde y no recibía noticia alguna de que pudiera ir. Así que ya cuando estaba a punto de fallecer del hambre que tenía, se comió todo el ajo rancio y el pan viejo que le quedaba, y en el preciso instante en el que terminaba de comer llegaron los mensajeros con la invitación.
Cuando llegó a la boda y vio todos los manjares que había en la mesa empezó a comer, y de repente le comenta a su amigo: “¿Cómo es posible que el hombre más rico nos haya dado toda la comida con sabor a ajo viejo?” A lo que el otro le dice: “¡Tonto! Fuiste tú que te pusiste a comer mucho ajo antes de venir y por eso sientes ese sabor en todo lo que comes, pero en verdad cada cosa tiene un sabor diferente.”
Es decir, el sabor de las cosas depende de nosotros, pues si comimos ajo antes, todo lo que probemos después nos va a saber a eso, no si tomamos agua, que no tiene sabor alguno. El sabor que sintamos después va a depender de lo que hayamos probado antes.
Esto es exactamente lo que pasa con Di–s, que es completo, pero según el sabor que tengamos nosotros, eso es lo que vamos a sentir.
Entonces eso es lo que le dice Di–s a Moshe: “Yo no tengo nombre, pero según como el pueblo se vaya a comportar en ese momento, ese va a ser el nombre que voy a tener. Es decir, la manifestación que tendré con ellos depende de ellos, si ellos van a hacer misericordia, yo seré misericordia, si ellos se van a comportar con justicia, yo seré manifestación de justicia para ellos.”
Eso es lo que está escrito en los Salmos: “Di–s va a ser nuestra sombra”.
¿Qué quiere decir esto?
Que según como nosotros nos movamos, así recibiremos la manifestación de Él.
Él es absoluto e igual, pero nosotros lo podemos observar de una forma diferente según las acciones que estamos haciendo, y esas son las palabras que le dice a Moshe: “Yo soy lo que seré, que según como ellos se comporten, eso es lo que yo seré.”
Y por eso es muy importante, cuando por ejemplo ofendemos a alguien y el otro se abstiene de contestar, que es algo muy difícil, en ese momento hay un acto de misericordia de su parte y es ahí cuando Di–s se va a comportar con misericordia.
Antes del rezo hay un texto que se acostumbra a decir: “Yo quiero a todo el pueblo de Israel y perdono a todo aquel que me haya hecho daño,…”
Es decir, el perdonar es un acto de misericordia, pues uno puede llegar a decir: “¿Cómo voy a perdonar a alguien que me ha hecho tanto daño?”. Pero en ese momento del rezo estamos perdonando a todo aquel que nos ha ofendido, y si tenemos misericordia para ellos, así Di–s va a tener misericordia con nosotros y va a escuchar nuestro rezo.
En otras palabras, ¡nosotros podemos hacer milagros! Por ejemplo, en el momento en que no respondemos a un insulto. Estamos haciendo un milagro sobrenatural. Porque la naturaleza es contestar. Eso es el momento en que Di–s te va a hacer un milagro también.
Eso no funciona solo con Di–s, sino también con las personas que nos rodean, es decir, si vamos a tener un acto sobrenatural de misericordia con nuestros amigos, eso es lo que vamos a recibir de ellos: el pago con la misma moneda.
Eso también vimos con Yosef cuando esclavizó a los egipcios, que por comprar comida tomó a todos como esclavos, él hizo eso con ellos y con eso mismo nos pagaron al esclavizar al pueblo de Israel.
Yosef dejó a todos los sacerdotes de Egipto libres y les dio comida gratis y así también cuando el Faraón esclavizó al pueblo de Israel dejó a los Cohanim libres.
Yosef obliga a todos a hacerse Brit Milá y posteriormente ellos nos
prohibieron Brit Milá.
De esa manera Di–s, el mundo y nuestros amigos nos van a pagar
con la misma moneda con la que nosotros paguemos.
Eso es algo que debemos entender, que cada acto aquí abajo va a tener una repercusión en las cosas que vamos a recibir de arriba, eso está demostrado en el cuento del principio que parece muy chistoso, que el ladrón tenga que responder por las facturas del banco. Pero si lo vemos de esa manera, eso es lo que tiene que recibir, él tiene que responder por sus actos pagando una deuda por su mal comportamiento.
Esto nos está mostrando que Di–s no solo es el creador del mundo, sino que es el conductor de cada cosa y de cada acción que estamos haciendo y por cada cosa buena y por cada acto sobrenatural que hagamos en este mundo, así recibiremos lo sobrenatural del milagro que Di-s tiene para cada uno de nosotros.
Para finalizar agrego, que esto lo podemos ver todos los días al final del rezo de Alenu Leshabeaj, donde decimos: “Baiom HaHu Ihié Adonai Ejad uShmo Ejad” (Ese día Adonai será UNO y Su Nombre UNO).
Se entiende de ahí que ahora no es uno, ¡cómo es posible que ahora no sea uno y solo va a ser uno algún día!
Pero la explicación es que ahora para nosotros hay manifestaciones diferentes, pero en ese día nada más va a ser un solo nombre, una única manifestación: pura misericordia.
Que sea muy pronto.
Shabat shalom
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