Para que el lector sepa a quienes me refiero, el primero es Santiago Cúneo, un mitómano, paranoico, xenófobo, feroz antisemita y émulo de Goebbels. En sus editoriales ataca como perro rabioso a políticos, colegas, actores y a cualquier persona que no comulgue con sus ideas nazis y judeofóbicas.
Profirió insultos y amenazas contra Silvia Mercado, Eduardo Feinmann, Alfredo Leuco y ahora contra la comunidad judía, la DAIA y su dirigencia, el Estado de Israel, etc. Lo hace con un lenguaje vulgar, procaz y de modo violento y asesino. Sus antecedentes de bastardo ignorante comienzan cuando con l7 años participó del ataque a la Casa Radical, más adelante acompañó a Aldo Rico y Luis Patti, confesos carapintadas ultranacionalistas, pero siempre al lado de la ultraderecha fascista.
Otro que cree hacer periodismo es un panelista de Intratables (programa de la TV local) llamado Diego Brancatelli, alcahuete kichnerista, rata asquerosa, provocador, defensor a ultranza del dictador Maduro y negador del desquicio que dejaron en la Argentina la banda de delincuentes encabezados por la ex-presidente Cristina Fernández de Kirchner.
El “periodista” más trucho es un ex-jugador de futbol contratado varias veces por Telesur de Venezuela para comentar campeonatos mundiales de su especialidad; me refiero a Maradona a quien desde hace años le cuesta hilvanar varias palabras seguidas por la destrucción neuronal de su cerebro a causa de la droga y la vida licenciosa que vive. Su última aparición en la TV venezolana bailando y sacudiendo su cuerpo de bufón palaciego en el cierre de campaña de Maduro (payaso total), fue patético y lastimoso.
Hay más ejemplos de periodistas mendaces, oportunistas, de bajísima calidad profesional, que hieren los oídos de su poca audiencia televisiva, como ser Mauro Viale, Gelblung y V.H.Morales. Estos para defender la inocencia de Diego Lagomarsino en el magnicidio del fiscal Alberto Nisman, han entrevistado en sus programas a antisemitas acérrimos como Leopoldo Moreau, Guillermo Moreno, J. C. Giordano, L. D’Elía, Aníbal Fernández, Aníbal Rossi y otros de la misma calaña.
Nadie de los partidos políticos de la oposición, ni las ONG’s como Madres, Abuelas, Ni Una Más u otras como tampoco los dueños de Crónica TV (la familia Olmos), salieron a defender a la periodista Silvia Mercado del atroz, bárbaro y deleznable ataque de que fue objeto. En el caso Cúneo debería ser juzgado por infringir los Art. 209/212/213/213 bis, tipificados como Delitos contra el Orden Público, Intimidación Pública y Apología del Crimen, Título VIII, Caps. I al V del Código Penal de la Nación.
Quiero terminar haciendo mías las palabras del filósofo griego Aristóteles (384-322AC): La bestialidad es un mal menor que la perversidad, pero es más terrible”. [email protected]
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